Este domingo, Santo y Seña emitió un informe acerca de la fuga del narcotraficante italiano Rocco Morabito y la investigación sobre las visitas conyugales que tenía el narcotraficante mexicano Gerardo González Valencia en Cárcel Central, que fueron autorizadas un año antes de que Morabito fuera detenido. Una resolución firmada por el exdirector del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y hasta este miércoles jefe de Policía de Flores, Gonzalo Larrosa, establecía que la gestión de González Valencia dependía del INR, que era la institución que determinaba cuándo y dónde se hacían las visitas, y que se encargaba de sus movimientos y seguridad una vez que entraba a Cárcel Central.

El Ministerio del Interior descartó que la salida de Larrosa haya tenido que ver con esta causa e indicaron que su renuncia está asociada a que admitió que durante su gestión, entre marzo de 2017 y noviembre de 2018, accedió a pedidos de traslados de presos de la diputada frenteamplista Susana Pereyra, pareja del fallecido exministro del Interior Eduardo Bonomi.

Gonzalo Larrosa ordenó que el mexicano fuera recluido en la sede de la Guardia Republicana para que lo custodien, indicó que, administrativamente, dependía de Cárcel Central. En la resolución, Larrosa afirmó que, por “las características de peligrosidad”, se debían “mantener medidas de seguridad especiales” y, por eso, “se entendió que el lugar adecuado para el alojamiento” era “dentro de las instalaciones de la Guardia Republicana”.

Para el entonces director del INR, “se entiende necesario establecer claramente de dónde depende administrativamente la persona privada de libertad González Valencia”. Por eso, “resuelve”: “Poner en conocimiento a las autoridades de la dirección de la Guardia Republicana y del Centro de Ingreso, Diagnóstico y Derivación [que era Cárcel Central en aquel momento], que la persona privada de libertad Gerardo González Valencia depende del mencionado centro, siendo su alojamiento en las instalaciones de la Guardia Republicana, únicamente por motivos de seguridad”.

El INR también definió que las visitas conyugales que tenía autorizadas González Valencia fueran en su unidad de origen, que era Cárcel Central. Un año después, Morabito llegó a esa unidad y se presume que en el marco de esas visitas se encontraron al menos dos veces. En las visitas, la Guardia Republicana se encargaba de los traslados hasta la puerta de Cárcel Central. Una vez dentro, la gestión del preso y sus movimientos dependían del INR.

La custodia de Morabito en la cárcel

En una cárcel, el subdirector operativo tiene a su cargo la seguridad de la unidad penitenciaria. Es supervisado por el subdirector operativo nacional del INR, cargo que era ocupado por Gerardo Bidarte cuando se fugó el italiano y del que fue cesado por esta causa. Morabito se fugó el 23 de junio de 2019. Casi un mes antes se descubrió lo que podía ser un indicio de un ensayo: una cuerda en una celda contigua a su celda y un celular. A partir de eso, el INR solicitó a la Guardia Republicana un refuerzo de seguridad a través de policías, que se dispuso el 27 de mayo, un día después de haberse encontrado la cuerda.

El apoyo en la custodia de cárceles ante situaciones de riesgos de seguridad es una competencia de la Guardia Republicana, tal como ocurrió, por ejemplo, en los módulos 10 y 11 del Comcar, cuando después de varias situaciones de violencia se comenzó a prestar apoyo en la vigilancia exterior de esos módulos dentro de la cárcel.

Fuentes policiales indicaron a la diaria que, ante la sospecha de una posible fuga, y dadas las características corporales de Morabito, no había chance de que se escapara por las ventanas, que eran pequeñas. El temor era que hubiera corrupción de funcionarios que pudieran ayudarlo a salir por la puerta. Por eso, como el INR no podía rotar a sus funcionarios por una cuestión de cantidad de personal, se aportó la custodia de la Guardia Republicana, que rotaba estratégicamente de forma permanente, lo que evitaba que pudiera “ser comprada”.

Las tareas de los policías de la Guardia Republicana se limitaban a la vigilancia. Ese apoyo se daba en la puerta de acceso al piso en el que estaba Morabito, pero no dentro. Eran pabellones con habitaciones, pero las celdas no se trancaban, porque el baño era común. Como las celdas estaban abiertas, por razones de seguridad, los policías de la Guardia Republicana estaban fuera del sector y no entraban a la zona de las celdas. Tampoco hacían conteos, ni apertura ni cierre de celdas, ni eran custodia personal de Morabito.

El turno que cubría la Guardia Republicana era de 22.00 a 6.00. Fuentes de la investigación afirmaron que la noche de la fuga se dio una particularidad: luego del ingreso al turno de estos policías, había una rutina que consistía en el ingreso del personal de salud al sector para entregar la medicación. Luego de la entrega de la medicación, se realizaba el conteo, que lo hacía el personal del INR, y luego se cerraba el sector. Pero esa noche se les comunicó que la medicación ya se había entregado dos horas antes de que los policías de la Guardia Republicana llegaran, por lo que esa noche no hubo movimientos.

La potestad de los “controles de la población reclusa”

Los “controles de la población reclusa”, es decir, el conteo de las personas en las cárceles, están a cargo exclusivamente del INR. El jefe de servicio, que está por debajo del subdirector operativo y del jefe de reclusión en la estructura jerárquica, tiene entre sus responsabilidades la supervisión de los conteos diarios de las personas que están recluidas para garantizar que no haya privados de libertad faltantes.

El jefe de servicio es el jefe operativo de la cárcel. Además de ser quien recibe los conteos, es quien atiende las emergencias, las conducciones, los internados, y atiende las situaciones de desorden como primera respuesta. En ausencia del equipo de dirección es quien se encuentra a cargo de la cárcel.

Según informó Santo y Seña con base en la investigación de Asuntos Internos, el día de la fuga de Morabito el policía que terminaba su turno a las 19.00 se retiró sin que fuera relevado por quien venía a continuación e ingresaba a esa hora: el jefe de servicio, Klismmam Ramos, que se presentó casi dos horas tarde a trabajar ese día y que estaba a cargo de la unidad, porque no había integrantes del equipo de dirección.

Tras la fuga de Morabito, Ramos -que actualmente es subdirector operativo de la Unidad 7 Canelones- fue indagado a nivel administrativo. En el acta que compartió Santo y Seña, a la que accedió la diaria, plantea que trabaja en un régimen semana por semana de 19.00 a 7.00 y, ante los cuestionamientos sobre los conteos de los presos, en los que se determina si falta alguna persona privada de libertad, incurrió en un error, sobre el que no se le repreguntó -a pesar de que no condice con la realidad- para determinar si se trató de un error por falta de conocimiento: Ramos planteó que son realizados por la Guardia Republicana cuando en realidad esa competencia es exclusiva del INR. Además, la Guardia Republicana no tenía orden ni permiso para ingresar al sector donde estaban los privados de libertad alojados.

Según afirmó, tomó conocimiento de la fuga luego de que su turno terminó, a la “hora 07.30, cuando me llama la señora directora del centro, a lo que me vine inmediatamente”. En el interrogatorio, describió cómo estaba compuesta la custodia de la cárcel ese día e indicó que había policías en todos los pisos donde había presos menos en el sexto, donde estaba Morabito, porque, “por no contar con efectivos, no se cubre hasta la hora 22.00 que llega personal de la Guardia Republicana y se hace cargo del sector hasta la hora 06.00”.

Aseguró que “fue una guardia con normalidad” y dijo que él no había ido al sexto piso a supervisar, porque estaba resolviendo “el problema de un recluso que había ingresado próximo a la hora 19.00, que presentaba varios inconvenientes de salud”.

Se le consultó específicamente si “en algún momento se realizó controles de población reclusa en el 6° piso”, a lo que contestó que, a la “hora 19.00, cuando se toma el servicio, los que realizan el control de 6º piso, puede ser el comandante de guardia, como así también el policía que está a cargo del 5° piso, ya que como mencioné no hay un efectivo dispuesto a ese piso. Luego, hora 22.00 se realizan controles nuevamente por parte de personal de Guardia Republicana en caso de que haya anomalía me comunicación [comunican] en forma radial. Luego, hora 06.00 personal saliente de Guardia Republicana, antes de retirarse debe hacer nuevamente los controles de población reclusa de su sector. Hora 07.00, cuando entra de turno personal del Cuerpo de Seguridad Penitenciaria, nuevamente se realizan controles de la población reclusa”.

A Ramos se le consultó si en el momento de los controles se hacía presente y contestó que “periódicamente sí, según las tareas que deba realizar, ya que también tengo varias tareas asignadas”.

Una de las hipótesis de la fuga de Morabito plantea que se fue por la ventana de su celda, que tenía una reja que fue retirada. Interrogado por el control de las rejas del sexto piso, donde estaba el italiano, se le preguntó si el día de la fuga los había hecho. Respondió que no, y argumentó que “cuando tomé el turno el jefe de servicio saliente me había informado como novedad que había hecho los controles de reja durante el día”. Además, aclaró: “Lo que sí, próximo a la hora 00.30, hice controles de reja en 4° y 5° piso”.

Por otro lado, sobre si “visualizó a las personas privadas de libertad que protagonizaron la autoevasión”, indicó que “no”, pero que “sí lo vio el personal a mi mando, próximo a la hora 22.00 en momentos que se le fue a entregar la medicación al interno Sinopoli, realizó la recorrida y me comunicó sin novedad”. Leonardo Sinopoli fue uno de los tres presos que se fugó con Morabito y se comprobó que lo hizo caminando por la puerta. En la investigación se señala que ese día no se entregó la medicación luego del ingreso de la Guardia Republicana a las 22.00, como se hacía habitualmente.

Las cámaras de Cárcel Central

Para finalizar, Ramos acotó que “desde el pasado jueves 20 [tres días antes de la fuga] no contamos con las cámaras que eran de gran utilidad, ya que poseo un monitor en mi oficina, por haber sido retiradas por personal de Asuntos Internos, ordenado por Fiscalía, según pude saber. Así como también hace aproximadamente 15 días atrás se realizó una requisa en el sector, en donde se incautó una cuerda de varios metros de largo, que formaba parte de actos preparatorios de una posible autoevasion, así como también mediante los controles de reja periódicamente, se detectó que en una de las rejas de una ventana había sido forzada, lo cual pudo evitar posibles autoevasiones”.

Ricardo Lackner, fiscal que tenía a su cargo una investigación sobre una posible fuga de Morabito y luego siguió a cargo de la causa, emitió una orden a Asuntos Internos de “resguardar las filmaciones”. Lo que hizo Asuntos Internos, que era dirigido en ese momento por Stella González, fue retirar los DVR, disco que graba el registro de las cámaras. Cuando ocurrió la fuga, las cámaras estaban en funcionamiento, pero no estaban grabando, porque el DVR había sido extraído pero no repuesto. El procedimiento habitual cuando se pone a resguardo una filmación es tomar una copia de las grabaciones en un pendrive y no sacar el DVR.

Lackner no investigó por qué ese DVR no fue repuesto. Continuó como fiscal de la causa hasta que fue creada la Unidad de Cibercriminalidad de Fiscalía, en enero de 2023, y Asuntos Internos sigue siendo la unidad policial que tiene a su cargo la investigación. Luego del traslado de Lackner, la fiscal Silvia Porteiro asumió al frente de la investigación por la Fiscalía de Delitos Económicos y Complejos de 2° turno.

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Aviso sobre movimiento de cámaras de Morabito

El 27 de julio de 2018, Mary González, directora de Cárcel Central envió una nota al exdirector del INR Gonzalo Larrosa y hasta este miércoles Jefe de Policía de Flores en la que le informaba que Morabito había movido las cámaras de videovigilancia para dejarlas en un punto ciego. González resaltó que ese día González Valencia tuvo una visita conyugal y que intentó entregar un pendrive que dijo que “tenía música” al subdirector operativo de Cárcel Central para que se lo entregara a Morabito.

Según informó Santo y Seña, en base a la investigación de Asuntos Internos, el pendrive, que no fue entregado a Morabito, “no fue periciado, no se sabe su contenido ni dónde está”.

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