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El legado de los Manouchian

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Mélinée (1913-1989) y Missak Manouchian (1906-1944) fueron panteonizados el 21 de febrero, 80 años después del fusilamiento de Missak. Esta ceremonia oficial exige un ejercicio de memoria en el que es útil seguir el camino de la literatura. L’Honneur des poètes, una compilación publicada de forma clandestina en 1943, puede servir de guía.

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Editar

En octubre de 1940, Edmond Gilliard fundó la revista Traits con ayuda de varios de sus antiguos alumnos. Entre ellos, François Lachenal, editor, y Jean Descoullayes, jefe de redacción1. Estos tres escritores suizos estaban denunciando la fiebre que se extendía en las altas esferas de su país ante la debacle francesa. Los vientos de guerra parecían hinchar las velas del Eje: banqueros, industriales y élites políticas suizas reclamaban la adhesión al “nuevo orden”. La revista publicó los primeros poemas anónimos de la Resistencia, escritos por Pierre Emmanuel y Pierre Seghers a finales de 1941. Al ser designado para la Legación de Suiza (cuerpo diplomático) en Vichy, François Lachenal se instaló en ese lugar, representando los intereses de una fracción de los países aliados. Sobre todo, contribuiría a la edición y a la impresión de la prensa clandestina francesa gracias a sus viajes a Suiza. Junto con Seghers, Paul Éluard y Jean Lescure reunirían numerosos poemas publicados por las clandestinas Éditions de Minuit y replicados en el país vecino. Son 21 poetas y una poeta quienes defienden L’Honneur des poètes, publicado según los editores “a costa de algunos bibliófilos patrióticos” y “bajo la ocupación nazi el 14 de julio de 1943, día de la libertad oprimida”.

El poema que Robert Desnos aporta a la colección se titula simplemente: “Este corazón que odiaba la guerra”. El escritor, para quien “no es la poesía la que debe ser libre, sino el poeta”, entró en la Resistencia tras la derrota militar francesa. Surrealista de origen, ateo, anarquista (siempre se negó a afiliarse al Partido Comunista, PCF), Desnos trabajaba en Aujourd’hui, un periódico parisino vigilado muy de cerca por las autoridades alemanas. Aunque fue apartado de todos los puestos hasta quedar relegado a la crónica literaria, luchaba por seguir defendiendo con dibujos y textos, a veces escribiendo bajo seudónimo, una libertad tenaz y política. “Decidí sacar de la guerra toda la felicidad que esta me pueda dar: la prueba de salud, de juventud y la impagable satisfacción de cabrear a Hitler”, le escribió a Youki (Lucie Badoud), su compañera. A la sombra de la clandestinidad, que cada día se convertía en una obligación creciente, Desnos proporcionó a la red AGIR –vinculada con la inteligencia británica– información que obtenía del periódico. También confeccionó documentos falsos para judíos o combatientes de la Resistencia y al mismo tiempo llevó a cabo una intensa actividad poética –que alimentaría L’Honneur des poètes– y probablemente acciones mucho más violentas. “Yo también he matado a mi enemigo. Murió en la corriente el alemán de Hitler, anónimo y odiado”, se puede leer en Le Veilleur du Pont-au-Change2.

La Policía de Vichy se infiltró en la red AGIR en 1943; un día de febrero de 1944, Desnos fue arrestado, interrogado, encarcelado en la prisión de Fresnes y luego en un campo de Compiègne. El escritor organizó allí recitales de poesía y leyó el futuro de los internados en sus manos con una convicción tan profunda, se dijo, que pudo contagiar a todos su decisión de vivir. Afuera, Youki, con esfuerzo y perseverancia, logró que su nombre fuera eliminado de un convoy con destino a Alemania. Pero el 27 de abril, Desnos fue llevado en tren a Auschwitz y luego a Flöha, en Sajonia. Alain Laubreaux, un escritor colaboracionista, fue acusado del hecho. Tenía una admiración global por el fascismo y el nazismo, así como un odio particular por Desnos. Laubreaux insistió personalmente ante el ocupante y ante Vichy para que el poeta fuera deportado3. Desnos murió de agotamiento el 8 de junio de 1945 en Theresienstadt. Laubreaux murió en su cama en 1968, en la España de Franco, donde había huido tras ser condenado a muerte en rebeldía en 1947.

Capítulo armenio

¿Cómo se conecta la vida de los panteonizados Manouchian con la historia de ese París de los años oscuros? Superviviente y huérfano del genocidio armenio, Missak sobrevive gracias a una familia kurda que lo acoge en un orfanato humanitario en Líbano, al que se une a través de la comunidad armenia. Allí se hizo carpintero y, rebelde a la disciplina, se dedicó a componer poemas. Con su hermano fueron a Marsella y luego a París, donde Missak se convirtió en trabajador. Tomó cursos en la Sorbona como oyente, frecuentó la biblioteca Sainte-Geneviève y fundó una revista de poesía y literatura4. Mélinée Soukémian (Assadourian) también sobrevivió al genocidio armenio antes de encontrar refugio en un orfanato en Grecia y luego en una escuela armenia en Marsella, donde la describen como “alborotadora”5. En París, Mélinée se convierte en taquígrafa.

Missak adhirió al PCF después del 6 de febrero de 1934. Conoció a la que sería su esposa ese mismo año en el comité de ayuda para Armenia, sección Belleville. Lo que sucedió después es más conocido: la guerra, la clandestinidad, los ataques, los Francotiradores y Partisanos-Mano de Obra Inmigrante (FTP-MOI). Luego el Affiche Rouge (Cartel Rojo), la detención, la tortura, la última carta de Missak a Mélinée. Y finalmente la muerte bajo las balas de la Policía de Vichy, enfrentada directamente, cara a cara, porque los 22 condenados rechazaron que se les vendara los ojos.

Al igual que Robert Desnos, Missak Manouchian fue poeta y resistente. Ambos murieron por esa causa. Paul Éluard estableció un segundo vínculo entre ellos con sus homenajes. En 1945 pronunció un discurso con motivo de la entrega de las cenizas de Desnos al cementerio de Montparnasse. “La poesía de Desnos es la poesía de la valentía [...]. Va hacia el amor, hacia la vida, hacia la muerte sin dudar jamás”.

Para Manouchian y sus camaradas del FTP-MOI, Éluard escribió el poema “Legión” en 1950: “Si tengo derecho a decir / en francés hoy / mi dolor y mi esperanza, / mi enojo y mi alegría. / Si nada está velado, / definitivamente / de nuestro inmenso sueño / y nuestra sabiduría, / es que esos extranjeros / como todavía los llaman, / creían en la justicia, / aquí abajo y bien concreta. / Llevaban en la sangre / la sangre de sus semejantes. / Esos extranjeros sabían / cuál era su patria. / [...] Mataron para vivir, / clamaron por venganza. / Su vida mató a la muerte / en el corazón de un espejo fijo. / El deseo único deseo de justicia / resuena en la vida [...]”6.

El tercer vínculo lo establece el propio Desnos. El poeta era experto en materia de Panteón y podría dirigirse a Manouchian 80 años después de su muerte. Junto a “Este corazón que odiaba la guerra” incluyó un segundo poema en L’Honneur des poètes, “El legado”. En ese texto fustigó la recuperación de Victor Hugo por los colaboracionistas del mariscal Philippe Pétain:

¡Y aquí, padre Hugo, está tu nombre en las paredes!
Puedes revolcarte al fondo del Panteón.
Para saber quién hizo esto. ¿Quién lo hizo? ¡Se hizo!
Ese Hitler, ese Goebbels... Son escoria.

Un Laval, un Pétain, un Bonnard, un Brinon,
Los que saben traicionar y los que se dan un festín,
Los que están destinados a justas represalias
Y eso no suma muchos nombres.

Esta gente de poca inteligencia y saber
Necesita coartadas en su sucia aventura.
Dijeron: “El hombre está muerto. Está domesticado”

Sí, el tipo está muerto. Pero ante notario
Dejó claro qué legado quería dejar:
El notario tiene nombre: Francia, y el legado: Libertad.

Ahora el presidente de la República, Emmanuel Macron, traslada al templo de la patria agradecida a dos resistentes comunistas inmigrados, uno de los cuales murió apátrida7. Lo hace dos meses después de haberse aprobado una ley sobre inmigración adoptada con los votos de la derecha extrema y la extrema derecha. A la sombra del Panteón vela, inalterable, la llama del legado.

Escribió Missak Manouchian el 28 de marzo de 1934 en “Restez éveillés” [Permanecer despiertos].8

A veces bajo la máscara de la credulidad llena de víctimas
[El enemigo] inyecta el veneno de la ignorancia y la degradación,
Y a veces hechicero de mentiras raciales en su propio beneficio,
Hace entrechocar las adormecedoras pasiones criminales de las multitudes.

Que las antorchas de la conciencia iluminen nuestras mentes que arden,
Que el sueño del cansancio no se trague nuestra alma ni un segundo,
Porque el mal toma su forma y color constantemente,
Y a su boca insaciable somos arrojados a cada minuto.

Côme Leymarie, periodista. Traducción: Le Monde diplomatique, edición Uruguay.

Punto uy

Con motivo de la panteonización de Missak Manouchian, el 26 de febrero, se proyectó en Cinemateca Uruguaya la película El ejército del crimen (2009), de Robert Guédiguian. La función fue coauspiciada por la Organización Multiinstitucional Armenia, la embajada de Francia y la edición uruguaya de Le Monde diplomatique. Para nuestro periódico, además, fue la primera de las actividades con las que se recordará en Uruguay, este año, el aniversario número 70 de la edición francesa, punto de origen de las 31 versiones internacionales que existen en la actualidad en más de 20 idiomas.


  1. François Lachenal, Éditions des Trois Collines, Genève-Paris, IMEC Éditions, Paris, 1995. 

  2. Todas las citas son extraídas de: Robert Desnos, Œuvres, Gallimard, París, 1999. 

  3. Pierre Berger, Robert Desnos, Seghers, París, 1949. 

  4. Tchank, “esfuerzo” en armenio, con Séma (Kégham Atmadjjian). 

  5. Mélinée Manouchian, Manouchian, Éditions Parenthèses, Marsella, 2024. 

  6. Paul Éluard, Œuvres complètes, tomo II, Gallimard, París, 1968. 

  7. Mélinée obtiene la nacionalidad francesa recién en 1946. 

  8. Missak Manouchian, Ivre d’un grand rêve de liberté, Points, 2024. 

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