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Encuentro evangélico en la carpa de la asociación Vida y Luz, en Nevoy, Francia, el 28 de abril de 2024.

Foto: Frederic Moreau / Hans Lucas / AFP

El ascenso político de los evangélicos

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Creciente lobby reaccionario a escala global.

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Durante mucho tiempo marginal, el evangelismo está cada vez más presente en Francia. Alimentado por varias influencias, en particular de los misioneros anglosajones y de los fieles del África subsahariana, esta corriente del protestantismo va tomando forma. A través de medios y organizaciones buscan incidir en el debate nacional defendiendo ideas conservadoras.

“Cree como si fueras un niño pequeño”. Un domingo de febrero de 2024, la pastora Anne Battista de la iglesia Martin Luther King (MLK) de Créteil incita a los fieles a olvidar su ego, a entregarse a Dios y a convertir a los niños. Una mezcla de desarrollo personal, demanda de sumisión y proselitismo, jalonado por canciones del grupo MLK Music en vivo y juegos de luces. “¿Podemos hacer un poco más de ruido? ¡Aleluya!”, incentiva Battista. Frente a ella hay 1.500 personas, más bien jóvenes, cosmopolitas y elegantes, entre las cuales quienes están más cerca del escenario terminan el culto saltando y bailando.

Más al sur, en una sala un poco venida a menos del barrio de Saint-Lazare, en Marsella, unas 100 personas de todas las edades, en su mayoría europeas –en contraste con la población de ese barrio de inmigrantes–, están reunidas para un culto de las Asambleas de Dios. La prédica del pastor Mathieu Burles tematiza la sobrecarga de trabajo y la gestión del estrés. Más modestamente que en Créteil, las canciones son interpretadas por una joven al piano acompañada por un baterista. Como si fuera un karaoke, se pasan las letras en una pantalla frente al público.

Algunas calles más lejos, el pastor Karoly Jolan Ciurcui y sus fieles encadenan una tras otra prédicas y canciones populares. La iglesia, que tomó el nombre de “Elim” —referencia a uno de los campamentos de los hebreos al dejar Egipto— reúne a unos 30 gitanos de origen rumano. Por otra parte, el culto se celebra en lengua rumana. Cuando llegan las súplicas colectivas, algunos se ponen de rodillas y las mujeres rompen en sollozos.

Diferentes unos de otros, estos cultos pertenecen en su totalidad al evangelismo1, una corriente del protestantismo que incluía, en 2020, entre el 13,4 y el 26,5 por ciento de los americanos del norte, entre 9,1 y 17,8 por ciento de los del sur, entre 11,3 y 18,6 por ciento de los africanos y entre el 12,8 y el 18 por ciento de los habitantes de Oceanía2. Los números más bajos en estos porcentajes sólo consignan a los miembros de iglesias que se definen como evangélicas, mientras que las cifras más altas incluyen corrientes que no se definen a sí mismas dentro del evangelismo pero tienen características similares. Los evangélicos siguen siendo muy minoritarios en Europa, alrededor del tres por ciento de la población, y son todavía menos numerosos en Francia, país en donde no hay cifras oficiales sobre esta confesión porque las estadísticas que conciernen al culto están sometidas a una legislación muy restrictiva. En realidad, los habitantes de los países occidentales, desde Estados Unidos a Australia, pasando por Europa occidental, tienden a ser cada vez menos religiosos3. En Francia, dentro de la franja etaria de 18 a 49 años, entre 2009 y 2020, el porcentaje de católicos bajó de 43 a 25 por ciento (en diez años) mientras que, en el mismo período, el porcentaje de personas que se presentaban como sin religión aumentaba del 45 al 53 por ciento4.

Se pueden observar derivas sectarias; los informes ante la Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra las Derivas Sectarias (Miviludes) son incluso proporcionalmente más numerosos que en otras confesiones5. El jefe de la Misión, Donatien Le Vaillant, señala casos de abusos por debilidad, de trabajo encubierto, menciona prácticas que intentan “convertir” a personas homosexuales a la heterosexualidad6, los discursos sexistas, e insiste en particular sobre el riesgo de abandono de los cuidados médicos. Un peligro especialmente elevado en la medida en que el 70 por ciento de los evangélicos cree en las curaciones milagrosas, y que ciertos pastores, como Jean-Luc Trachsel o el recientemente fallecido Carlos Payan, hicieron de esto su especialidad, organizando enormes reuniones alrededor de los milagros y la curación.

Viaje a los orígenes

Pero ¿de dónde proviene esta religión? Si el protestantismo encuentra su origen en la Reforma del siglo XVI, las persecuciones que tuvieron lugar más tarde impidieron todo desarrollo significativo del evangelismo (o protestantismo evangélico) en Francia. Fue sobre todo a partir del siglo XIX cuando misioneros suizos y británicos difundieron varios mensajes evangélicos, entre ellos el “bautismo” —que puede ser fundamentalista o moderado y liberal—. El fervor proselitista dirigido a Francia se reinició más tarde, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. “El Plan Marshall lanzado por el presidente Harry Truman se reforzó con una diplomacia de la fe, particularmente destinada a una Francia que se consideraba una tierra pagana a reconquistar”, explica el investigador Jean-Marie Autran, autor de un libro que explora la aventura de dichos misioneros estadounidenses de los años 1950 (La France, terre de mission américaine, Vendémiaire, 2017). Fue también el momento de las grandes prédicas masivas que llevaba adelante el pastor baptista Billy Graham, que había armado un “crucero” para predicar por el mundo una mezcla totalmente estadounidense de capitalismo, democracia y evangelismo. “Un episodio macartista”, criticaba Roland Barthes en Mitologías (Siglo XXI, 2008) a propósito del show del pastor en 1995 en el Vélodrome d’Hiver. “El ateísmo de Francia sólo interesa a Estados Unidos porque representa, para ese país, el rostro preliminar del comunismo”, escribía por entonces el filósofo. Los misioneros estadounidenses, de hecho, apenas encontraron un éxito muy mitigado. “Los franceses eran pésimos creyentes, sumado eso a una fuerte desconfianza antiestadounidense. Francia se reveló como un cementerio para las misiones”, comenta Autran. En cambio, este movimiento misionero, según él, insufló cierto dinamismo a las iglesias; además, “atenuó los complejos de inferioridad que sentían los evangélicos franceses [...] y contribuyó a una puesta en red más ambiciosa”, escribe el historiador y sociólogo Sébastien Fath7.

Ventajas comparativas

Asuntos celestiales

“Puede ser que haya una baja de la capacidad del catolicismo para regular los comportamientos —comenta David Koussens, sociólogo del derecho en la Universidad de Sherbrooke—. Pero el hecho de recurrir a sistemas de creencias está lejos de haber desaparecido. Sólo que hoy son los individuos quienes determinan la oferta religiosa que consideran legítima”. El evangelismo dispone, en este sentido, de varias ventajas competitivas. Su mensaje es simple, es definitivamente proselitista (aunque gran cantidad de evangélicos se defienden de serlo) y es también pragmático. Así, propone a los jóvenes que están en las redes sociales y la música pop, o a las poblaciones migrantes, el sostén de una comunidad —el sentido del colectivo caracteriza de modo general a los evangélicos—; a las personas racializadas les propone un horizonte más igualitario basado en la lectura de la Biblia —un texto sagrado que los evangélicos consideran infalible—; a las personas económicamente precarizadas, la promesa de un enriquecimiento y, finalmente, para la salud de todos, plegarias de curación. Los evangélicos tienen además en común, todos ellos, el haber elegido su conversión siendo adultos, un bautismo que asimilan a un nuevo nacimiento.

En paralelo, a comienzos del siglo XX nació una nueva corriente evangélica en los ambientes afroestadounidenses de Los Ángeles. El “pentecostalismo” ponía el acento en la eficacia del accionar divino a través de los “carismas”, los dones espirituales del Espíritu Santo: la curación, los milagros y la glosolalia —un trance en el cual las personas se expresan en una lengua desconocida inspirada por Dios—. Con sus cultos totalmente emocionales, el pentecostalismo muy pronto encontró el éxito. Se impuso entre los blancos, que crearon especialmente las “Asambleas de Dios” (ADD) y se expandieron por todo el mundo. “Al volver a abrir la posibilidad de los milagros, el pentecostalismo ofrece un reencantamiento de lo religioso”, explica el historiador Alexandre Antoine, especialista en el estudio de esta corriente. Empleado de una agencia marítima, pero también músico en bares y futbolista, el londinense Douglas Scott se convirtió después de haberse enfermado de tétanos, y se fue a Francia en 1930 para evangelizarla. “Las Asambleas de Dios se propagaron luego de modo endógeno, aculturándose —prosigue Antoine—, para terminar convirtiéndose en una de las más importantes confesiones francesas, con 40.000 miembros en la actualidad”.

Scott formó también a un pastor bretón, Clément Le Cossec, que fue al encuentro de los gitanos. “Todavía habría que esperar un año tras la firma de la capitulación de 1945 para que todas y todos aquellos que denominamos ‘viajeros’ o ‘gitanos’ salieran finalmente de los campos de internamiento donde habían sido encerrados por el gobierno de Vichy [colaboracionista con los nazis]”, recuerda el especialista en pentecostalismo gitano Régis Laurent. El investigador menciona un contexto traumático, un gran desamparo y un total desinterés de parte de los poderes públicos, que no planificaron ninguna reparación financiera o simbólica después de la guerra. El éxito del pentecostalismo fue rápido y Le Cossec fundó la Misión evangélica gitana, muy pronto rebautizada como “Vida y Luz”, que hoy en día reuniría más de 100.000 miembros. Para Laurent, el éxito del pentecostalismo se debería, en particular, a la cercanía que existe entre las ceremonias de curación y algunas costumbres gitanas. Pero, sobre todo, al hecho de que “por primera vez se les proponía a los gitanos administrar algo, en este caso su propia iglesia”.

África de ida y vuelta

Durante el siglo XX, los misioneros anglosajones propagaron el pentecostalismo en diferentes países africanos. Desde ahí, acompañando las migraciones, algunas de estas iglesias llegaron más tarde a Francia. “En los años 1980 y 1990, pastores congoleños pusieron en marcha una serie de iniciativas”, –relata el antropólogo Damien Mottier–. Inmigrantes primerizos, crearon pequeñas iglesias donde el culto se celebraba en lengua vernácula y proponían siempre servicios de ayuda mutua para obtener papeles, trabajo o alojamiento. “Las problemáticas sociales y vinculadas con las migraciones son centrales en ese espacio”, confirma Mottier.

Precarias, algunas de estas iglesias desaparecieron, pero otras prosperaron y se diversificaron, a veces hasta convertirse en “iglesias cosmopolitas” donde se codean distintos orígenes y nacionalidades, en especial africanas y antillanas. “Son iglesias que se pueden calificar de afroeuropeas y que incluyen a franceses jóvenes de segunda y tercera generación”, explica Victoria Kamondji-Johnston, presidenta de la Comunidad de Iglesias Africanas (CEAF), que reúne a una parte de dichas iglesias –es decir, según ella, entre 20 y 25.000 personas–. “Una parte importante de los fieles que las frecuentan [...] tiene una formación terciaria realizada en Europa y una situación profesional estable. Sus cultos disponen de medios financieros que les permiten en general adquirir sus propios locales”, detalla la investigadora Jeanne Rey8.

Entre esas iglesias, se cuenta a Impact Centre Chrétien (“Impacto Centro Cristiano”, ICC) en Croissy-Beaubourg, Charisma (Carisma) en Blanc-Mesnil o la Association chrétienne pour l’évangélisation et le réveil (“Asociación Cristiana para la Evangelización y el Despertar”, Acer), cuya iglesia matriz está en Montreuil. Entre las iglesias chicas de recién llegados y las grandes iglesias cosmopolitas, hay un abanico donde encontramos “a la mayoría de las iglesias que reciben a la diáspora africana”, se explaya Rey. Son iglesias en general pentecostales o carismáticas, dinámicas, en las cuales los cultos operan mucho sobre la emoción y se asocian a veces con la “teología de la prosperidad”, una teoría religiosa llegada de Estados Unidos según la cual la holgura financiera sería un signo de bendición divina. Los fieles son incitados a entregar generosos diezmos, parte de los cuales a veces queda en manos del equipo directivo. Fue el caso de un pastor de la iglesia Bonne Semence Transmise (“La buena semilla se transmite”, Seine-Saint-Denis), que desvió más de dos millones de euros en donaciones entre 2019 y 20229.

Influencia política

Se trate de iglesias surgidas de los movimientos misioneros del siglo XIX, de la Asamblea de Dios o de aquellas que involucran a los gitanos o a los afroeuropeos, las iglesias evangélicas son de naturaleza contradictoria. Políticamente, sus miembros se muestran en general sensibles a ciertas cuestiones sociales, pero siguen siendo bastante conservadores en lo que concierne a las cuestiones morales. En 2017, había entre ellas sólo un 39 por ciento que aprobaba la apertura al derecho de matrimonio para las parejas homosexuales —contra 64 por ciento para el resto de los protestantes y 67 por ciento para el conjunto de la población francesa10—. Un 54 por ciento de los evangélicos también pensaba que, en ciertas circunstancias, cada uno debería poder elegir el momento de su muerte —contra 79 por ciento del resto de los protestantes y 83 por ciento del conjunto de la población francesa—.

Por su estructuración y representación, una parte de las iglesias evangélicas está reunida dentro de la coordinación evangélica de la Federación Protestante de Francia (FPF). Pese a sus diferencias en “la relación con la ética”, el presidente de la organización, Christian Krieger, promueve una dinámica de integración. “Somos una familia en la cual no estamos de acuerdo en todo, pero en la que cada uno se compromete a vivir en un diálogo respetuoso con el otro”, nos explica.

Algunas iglesias, sin embargo, prefirieron estructurarse por separado. Desde 2010, el Consejo Nacional de Evangélicos Franceses (CNEF) reúne a las confesiones fundamentalistas, a las “clásicas” y a las pentecostales predominantemente europeas dentro de las Asambleas de Dios —aunque no incluye ni a las gitanas ni a la mayor parte de las iglesias afroeuropeas—. Este Consejo se diferenció especialmente de la Federación Protestante en enero de 2013, cuando llamó a sus fieles a unirse a la Manifestación para Todos movilizada contra el matrimonio homosexual. Mientras que las resoluciones de la Federación Protestante, más bien moderadas, tratan sobre temas variados, el CNEF defiende una línea más centrada en las costumbres y la bioética, refiriéndose en particular a la “doctrina cristiana del pecado, de la pareja y la familia”. Durante el debate del proyecto de ley sobre el fin de la vida, el Consejo adoptó una posición desprovista de ambigüedad denunciando “todo acto que dé la muerte”.

Para darle peso dentro del espacio público a este discurso minoritario, el CNEF no duda en garantizar que representa a la gran mayoría del evangelismo —en particular porque prefiere contabilizar las uniones de iglesias evangélicas más que estimar el número de sus miembros—. El Consejo hace alarde también de un crecimiento “exponencial”, destacando una supuesta multiplicación por 15 del número de fieles entre 1950 y 2023, pero sin poder mostrar sus cifras. En realidad, si bien el crecimiento de los evangélicos no es objeto de duda alguna, las iglesias que dependen del CNEF no lo impulsan sino de modo marginal, ya que lo hacen las iglesias de las diásporas pentecostales y carismáticas. En Suiza, donde la Oficina Federal de Estadísticas recopila con precisión la confesión de los habitantes —y donde la trayectoria de secularización es similar a la de Francia—, las confesiones fundamentalistas y “clásicas”, así como las de los baptistas, están en declive o, en el mejor de los casos, se estancan, mientras que solamente se desarrollan ligeramente las pentecostales y carismáticas. Pero este triunfalismo del CNEF hace a pensar que sus reivindicaciones políticas son legítimas, ya que coinciden con las ideas conservadoras de un gran número de votantes.

¿Cómo se financian?

Asuntos terrenales

Como regla general, las iglesias evangélicas se reivindican independientes: el “diezmo” que versan los fieles, es decir, entre el cuatro y el 10 por ciento de sus ganancias, se destina a pagar las principales cargas de la iglesia, es decir, el alquiler del local y el salario del pastor –alrededor de 2.000 euros netos por mes–. Estas organizaciones se alimentan también de dinero proveniente del exterior. “El protestantismo —pienso particularmente en las iglesias evangélicas— es la religión que más financiamiento recibe del exterior, provenga de Estados Unidos, Brasil o África”, declaraba la senadora Dominique Vérien en ocasión del análisis en comisión del documento informativo de marzo de 2024 sobre la aplicación de la ley de agosto de 2021 que respaldaba el respeto de los principios de la República.

Estos financiamientos, por ejemplo, pasan por la fundación estadounidense Impact France, que gira cada año alrededor de dos millones de euros al Hexágono [como se conoce a Francia por su mapa continental] principalmente para la “implantación de iglesia” y la “evangelización”, según las declaraciones de dicho organismo ante el Internal Revenue Service (IRS), las oficinas fiscales estadounidenses. Los proyectos financiables por los donadores ultramarinos incluyen, en particular, al servicio pastoral para los legisladores de Thierry Le Gall. Interrogado sobre este punto, el CNEF lo minimizó, arguyendo que eran apoyos “anecdóticos”.

“El sitio web informativo Top Chrétien recibe algo de dinero”, nos había señalado, por otra parte, el presidente del CNEF, Erwan Cloarec. Precisemos que en el consejo de administración de dicho medio de comunicación evangélico (que reivindica para sí una audiencia cotidiana de 350.000 personas) se sienta David Broussard, el fundador estadounidense de Impact France.

Apuntar alto

Para ampliar su influencia, el CNEF se dotó de un “servicio pastoral para los legisladores”. A cargo de esta rama, el pastor de las Asambleas de Dios Thierry Le Gall se presenta generalmente como un “asistente religioso” [aumônier], término que retoma en su obra Un avenir, une espérance. Chronique d’une aumônerie parlementaire protestante évangélique (Les éditions du Cerf, 2022). En el pasado, trabajó mucho tiempo como director de comunicación en Ferrero, donde dice haber practicado “marketing y estrategias de influencia”. Cuando nos reunimos con él en noviembre de 2023, nos advirtió su juego de entrada: “No escriban que soy un lobbista”. Después nos explicó que “trabaja sobre las cuestiones del fin de la vida” vinculadas con el proyecto de ley a ser tratado durante 2024, enumerando a los numerosos legisladores con los que pudo encontrarse. Le Gall o el CNEF, ¿pensaron en inscribirse dentro del directorio de los grupos de interés de la Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública, una herramienta pública que permite observar las actividades de lobby? “Nuestro servicio jurídico se ocupó de ver el asunto, pero en tanto que organización confesional no nos concierne”, nos respondió Romain Choisnet, director de comunicación del CNEF.

Le Gall no es el único responsable eclesiástico vinculado con el CNEF que se involucra en política —como una deriva de las recomendaciones de la declaración de Lausana, que comprometió desde 1974 a los fieles a “proclamar el Evangelio a la humanidad entera y a hacer de todas las naciones discípulas”—. Conquistar el mundo: un programa que tiene el mérito de la simplicidad. “Me mostraron la pertinencia de involucrarnos así y la necesidad de que los cristianos lleven sus voces al debate político”, afirma Denis Biava, pastor de las Asambleas de Dios y segundo del intendente de una pequeña comuna de Côtes d’Armor11. En la revista Christianisme Aujourd’hui12 [Cristianismo hoy], Le Gall habla de la creación de “una red fraterna de casi un centenar de elegidos cristianos, evangélicos [...] a los que les gusta encontrarse”, antes de asegurar que “esta red no tiene ningún proyecto político”.

Comunicar por derecha

Asuntos intermedios

Un acoplamiento nuevo cuya eficacia se manifiesta en el terreno de los medios de comunicación. “Hace 40 años, había muy pocos cristianos en los medios, y nos dijimos que era una esfera en la que había que invertir”, confiaba Chantal Barry en el canal de video de Regards Protestants [Miradas protestantes]. Esta productora de confesión evangélica cofundó en 2016, junto con el creador del sitio web evangélico Top Chrétien, Éric Célérier, una nueva estructura consagrada a la producción y difusión de películas, ZeWatchers. Le debemos a la productora el reality show llamado Bienvenida al monasterio(1) o la emisión de una serie sobre Jesús, The Chosen [El Elegido]. Ahora bien, se dice que Barry está muy cerca de Vincent Bolloré, católico ferviente y accionista mayoritario del grupo Bolloré, al que está afiliada la cadena televisiva C8; es muy natural entonces que los programas de ZeWatchers encuentren lugar dentro de la grilla de programación de ese canal junto con contenidos cristianos que se multiplican cada vez más (2).

También encontramos a Barry y a Célérier, respectivamente, dentro del consejo de administración de la empresa MLK y como pastor ocasional de la iglesia. En oportunidad de un encuentro en 2022 por las elecciones presidenciales francesas, el pastor principal, Ivan Carluer, había recibido en el escenario de la iglesia a una presentadora de noticias de Cnews (otro canal televisivo afiliado al grupo Bolloré), Christine Kelly, para una revelación en directo de su fe. Para refrescar la memoria, la presentadora trabajó con Éric Zemmour, polemista de extrema derecha y candidato a las elecciones presidenciales de 2022, en un programa político de defensa de una Europa cristiana que estaba muy alineado con aquel de la “derecha cristiana europea”. Siempre en MLK y retransmitido en este caso por C8, Ivan Carluer y Dominique Rey predicaron juntos para las Pascuas de 2024. Sacerdote de la comunidad de Emmanuel, el obispo de Fréjus-Toulon se hizo conocido por haber invitado a sus universidades de verano de 2015 a Marion Maréchal Le Pen, que por entonces era diputada del Frente Nacional. Dominique Rey, por su parte, se preocupa por el Islam, “un peligro para nuestra sociedad”, invitando a una toma de conciencia para “volver a apoderarnos de nuestra identidad cristiana”. Consultado por nosotros, Carluer nos explicó que invita a personalidades de toda condición y que se niega a que “se aprovechen de él”.

(1): Bernadette Sauvaget y Adrien Franque, “Bienvenue au monastère sur C8, des dérives à la chaîne”, Libération, 11-1-2024.

(2): Élise Racque, “Sur CNews et C8, l’évangile selon saint Vincent Bolloré”, Télérama, 9-4-2024.

Reacción conservadora global

De manera general, la influencia evangélica de Estados Unidos es muy perceptible en Francia. La liturgia está calcada sobre el modelo estadounidense, inspirando también, por otra parte, a los católicos de la “renovación carismática”, como las comunidades de Chemin Neuf [Camino Nuevo] o de Emmanuel. Pero esta influencia se hace sentir también en el campo de las ideas. El movimiento cristiano de la Mayoría Moral (moral majority) nació en Estados Unidos a fines de la década de 1970 como reacción a los progresos sociales y societarios de la época. Dominada por los baptistas, la Mayoría Moral lucha activamente contra los derechos de los homosexuales, el aborto o la educación sexual. “Trazó una nueva línea de fractura en la sociedad estadounidense, ya no entre religiones sino entre los progresistas y los conservadores morales incluso en el interior mismo de las religiones —analiza el sociólogo Philippe Gonzalez—. Así, su acción contribuyó a correr los debates políticos, pero también el centro de gravedad del Partido Republicano, hacia la extrema derecha”.

Es una línea de fractura que se propagó. “La derecha cristiana en Europa encuentra sus raíces en un proceso que generalmente se define como la globalización de las guerras culturales estadounidenses”, explica Kristina Stoeckl, socióloga, coautora de una obra que se ocupa de esta nueva derecha cristiana europea (The Christian Right in Europe. Movements, Networks, and Denominations, Éditions Gionathan Lo Mascolo, 2023), que se alimenta del evangelismo estadounidense, pero también de la Iglesia Ortodoxa Rusa. “La derecha cristiana europea es un movimiento transnacional e interconfesional amalgamado por dos temas dominantes: las ideas antigénero y las angustias vinculadas con la inmigración. En cierta medida, ambos temas se pueden relacionar con una sola idea, a saber, el nacionalismo cristiano blanco”, desarrolla la investigadora.

Ciertos actores estadounidenses participan de manera activa en esta transferencia hacia Europa. Es particular el caso de la Alliance Defending Freedom [Alianza para la Defensa de la Libertad, ADF], un influyente grupo de lobby fundado por evangelistas conservadores cuyos abogados se involucraron en el juicio que cuestionó el derecho federal al aborto13. Reproduciendo su estrategia, ADF se está involucrando hoy en día en las cortes de justicia europeas, y especialmente en la Corte Europea de Derechos Humanos14; según sus declaraciones fiscales, consagró estos tres últimos años entre cuatro y seis millones de euros por año a su actividad europea. El American Center for Law and Justice [Centro Estadounidense por el Derecho y la Justicia], una organización también muy poderosa en Estados Unidos —el jefe de sus abogados, Jay Alan Sekulow, fue defensor del presidente Donald Trump—, creó una rama europea, el “European Center for Law and Justice” [Centro Europeo por el Derecho y la Justicia], con sede en Estrasburgo. Esta última organización se involucró en numerosos debates políticos dentro de instituciones europeas alrededor de dos caballitos de batalla, la “defensa de la vida inocente y de la familia” y la “salvaguarda de las libertades frente al islam”.

Estas ideas calaron en ciertas organizaciones europeas. Las acciones del European Center for Law and Justice fueron retomadas en múltiples oportunidades por el Comité Protestante Evangélico por la Dignidad Humana (CPDH), una asociación evangélica francesa de defensa política. Su actual presidente, Franck Meyer, intendente de un pueblo normando y muy activo junto a Le Gall en promover el compromiso político de los evangélicos, fue uno de los portavoces de la Manifestación para Todos. En efecto, en esta oportunidad se materializó la convergencia entre los conservadores en Francia. “Estos acontecimientos hicieron crecer la conciencia política de miles de cristianos franceses”, se felicita retrospectivamente el “asistente religioso” de los legisladores del CNEF, refiriéndose a un “verdadero marcador social” de ahora en más para los cristianos católicos y evangélicos15.

Queda el hecho de que, a su alrededor, se agita un microcosmos cristiano que el sociólogo Philippe Gonzalez juzga “salido de comunidades religiosas minoritarias, pero con una vena conquistadora, y que aspira a recuperar las riendas civilizatorias”. “Las franjas conservadoras cristianas son minoritarias pero muy ruidosas. En Europa, la solución que generalmente se encuentra para manejarlas consiste, gracias a las herramientas tradicionales de conservación del orden público, en permitir que se expresen las libertades de expresión y culto, pero sin dejar que haya desbordes”, observa la especialista en religiones contemporáneas Anne-Laure Zwilling. ¿Será suficiente con eso? Porque estos grupos emplean herramientas de influencia perfectamente legales para difundir su mensaje. En Estados Unidos, y ahora en Europa, incluso se presentan como adalides de la libertad de expresión y de culto y hasta de los derechos humanos —una retórica que les permite poner en primer plano una batería de argumentos socialmente más aceptables que la lucha en nombre de Dios contra la interrupción voluntaria del embarazo (IVG) o contra los derechos de las personas homosexuales—.

“La democratización y la laicización favorecen el desarrollo de estos grupos. Les permiten comprometerse políticamente con un efecto, a veces, paradójico, y es que contribuyen a la reintroducción en el derecho de normativas religiosas que están en total contradicción con los avances democráticos y laicos”, subraya el investigador David Koussens. Se trata de una confusión entre normativas religiosas y civiles muy visible en Estados Unidos y Brasil, de la que Francia buscó protegerse en marzo de 2024 haciendo entrar a la IVG en la Constitución.

Eva Thiébaud, periodista. Traducción: Merlina Massip.


  1. Ver el dossier Evangélicos y política, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, setiembre de 2020. 

  2. “Christianity in its Global Context, 1970-2020 - Society, Religion, and Mission”, Center for the Study of Global Christianity, junio de 2013. 

  3. “Key Findings from the Global Religious Futures Project”, Pew Research Center, 21-12-2022. 

  4. Lucas Drouhot, Patrick Simon y Vincent Tiberj, La diversité religieuse en France: transmissions intergénérationnelles et pratiques selon les origines, Insee Référence, edición 2023. 

  5. Informe de actividad de 2021, Miviludes, 27-4-2023. 

  6. Jean-Loup Adénor y Timothée de Rauglaudre, Dieu est amour, Flammarion, París, 2019. 

  7. Sébastien Fath, Du ghetto au réseau. Le protestantisme évangélique en France, 1800-2005, Labor et Fides, Ginebra, 2005. 

  8. Jeanne Rey, “Reconfigurations diasporiques des réseaux pentecôtistes franco-suisses. Enjeux éducatifs, économiques et sociaux”, Les études de la Chaire Diasporas Africaines, N° 4, 2021. 

  9. “Un pasteur évangélique condamné pour le détournement de plus de deux millions d’euros”, Franceinfo, 19-1-2024. 

  10. Stéphane Zumsteeg y Mathieu Gallard, “Enquête auprès des protestants”, Ipsos Public Affairs, octubre de 2017. 

  11. Denis Biava, “Que des chrétiens portent leurs voix dans le débat politique”, Cnef, 8-4-2023. 

  12. David Nadaud, “La foi donne du sens à l’engagement politique”, Christianisme Aujourd’hui, junio de 2023. 

  13. Alliance Defending Freedom, “What You May Not Know: How ADF Helped Overturn Roe v. Wade”, adflegal.org, 3-5-2023. 

  14. Pierre Jova, “Euthanasie: la CEDH condamne la Belgique et désavoue la commission de contrôle”, La Vie, 4-10-2022. 

  15. Thierry Le Gall, Un avenir, une espérance. Chronique d’une aumônerie parlementaire protestante évangélique, Les éditions du Cerf, 2022. 

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