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Bernard Cassen

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Fue miembro del equipo editorial de Le Monde diplomatique a lo largo de 34 años y director general de Le Monde Diplomatique SA durante otros 11 (de febrero de 1996 a diciembre de 2007). Bernard Cassen falleció en París el jueves 12 de junio a los 87 años.

Encarnaba la pasión, la firmeza y el compromiso. Se necesitaría un libro entero para relatar las fascinantes facetas políticas, académicas y mediáticas de esta extraordinaria personalidad. Conocí a Bernard Cassen a principios de la década de 1970 en el entorno de Claude Julien, quien acababa de ser nombrado director de Le Monde diplomatique y se preparaba para emprender una auténtica renovación. Bernard lo conoció en 1967. Julien, entonces director del servicio exterior de Le Monde, también había creado el suplemento Le Monde des Libres del diario ese mismo año. Para seguir la literatura internacional, recurrió a críticos locales, pero sobre todo a investigadores franceses especializados en letras de distintos países, como Bernard Cassen para Reino Unido e Irlanda. Deberían volver a leerse sus notables crónicas sobre James Joyce, Sean O’Casey o Flann O’Brien para apreciar el alcance de su cultura literaria, su extrema fineza para el análisis y su gran sensibilidad poética. Bernard fue un defensor de un compromiso multifacético: cofundador de la Universidad de Vincennes, director entre 1981 y 1985 de la Misión Interministerial de Información Científica y Técnica, secretario general de la Maison de l’Amérique latine, fundador de la Asociación para la Fiscalidad de las Transacciones Financieras y para la Acción Ciudadana, del Foro Social Mundial y defensor del No en el referéndum sobre el Tratado Constitucional Europeo en mayo de 2005. Y no se trata de una lista exhaustiva...1.

Juntos, llevamos a cabo con éxito varios proyectos dentro y alrededor de Le Monde diplomatique. En 1990, cuando fui elegido director, decidí seguir la idea de Claude Julien y promover la autonomización de nuestra revista mensual, que por entonces era sólo una suerte de suplemento de Le Monde. La operación se completó en 1996 gracias a una donación de Gunter Holzmann, un antiguo activista antinazi que admiraba nuestro periódico, y a la generosidad de los lectores, que respondieron masivamente a nuestro llamamiento. Bernard desplegó entonces su formidable creatividad en la estructura administrativa para construir una sólida estructura legal que garantizara, a largo plazo, los intereses del equipo y los lectores de “Le Diplo” (en el marco de la Asociación Gunter Holzmann y de los Amigos de Le Monde Diplomatique, respectivamente).

Nacido en 1937 en el seno de una familia modesta, Bernard Cassen siempre se mantuvo fiel a sus raíces obreras. Sólo pudo escapar del determinismo social gracias a su excepcional inteligencia. Recibido muy joven, con el primer puesto en el concurso de profesorado en inglés, desarrolló una prodigiosa carrera docente, alcanzando finalmente las más altas posiciones académicas y doctorándose en civilización británica. Este rotundo éxito, que habría encantado a cualquiera, resultó insuficiente para Bernard, un intelectual poseído por un deseo quijotesco de enmendar los agravios, en particular los infligidos por los privilegiados y ricos a los más humildes. Si una idea caracteriza los diversos compromisos de Bernard Cassen, no es sólo la lucha republicana por una sociedad igualitaria y de justicia social, sino también su rechazo a permitir que las clases trabajadoras sean despojadas de los derechos que tanto les costó conseguir.

Su fallecimiento es una tremenda pérdida que llena de profundo pesar a todos sus amigos, camaradas y a los miembros del equipo de Le Monde diplomatique. Que su esposa Dominique y sus hijas Marianne, Chloé y Lorraine reciban aquí la expresión de nuestra amistad y solidaridad.

Ignacio Ramonet, periodista, exdirector de Le Monde diplomatique (1990-2008).


  1. NdR: Como parte de esa trayectoria debe contarse el activismo en favor de la democracia uruguaya en tiempos de la última dictadura. 

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