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Cementerio de la aldea de Kalç.

Foto: Denis Meyer

Los últimos ilirios

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En el norte montañoso de Albania sobreviven los últimos descendientes de una antigua etnia que supo extenderse por toda la zona de los Balcanes.

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Los antiguos griegos llamaron ilirios a los integrantes de tribus que habitaban al norte de Grecia, en los Balcanes occidentales. En esa zona, la herencia de aquellos pueblos todavía se transmite, pero corre riesgo de desaparecer debido a las alteraciones en su ecosistema.

Kelmend, la región montañosa en el extremo norte de Albania, con su particular biodiversidad natural y cultural, es el hogar de los últimos descendientes de los ilirios. Su manera de pensar, de ser y de actuar evoluciona en armonía con la naturaleza al tiempo que forma parte de un pensamiento tradicional dinámico y de una sabiduría integrada a la modernidad. El equilibrio entre las personas y la naturaleza configura el orden social y cultural.

Granjero en la región de Kelmend. Los pastores deben acompañar a sus rebaños de cabras para encontrar fuentes de agua cada vez más altas en las montañas. Kalç, 12 de octubre de 2018.

Foto: Denis Meyer

Granjera y sus cerdos.

Foto: Denis Meyer

Campesina en el lecho del río Ljpuša. Con el impacto de las centrales hidroeléctricas, las compuertas subterráneas han drenado completamente los cauces de los ríos del norte de Albania. Budace, 15 de octubre de 2018.

Foto: Denis Meyer

Granjeros atan a una cerda para realizar una ooforectomía con el fin de aumentar la producción de leche prolongando la lactancia, y también para mejorar la calidad de la carne.

Foto: Denis Meyer

Granja en la aldea de Kalç.

Foto: Denis Meyer

Nunca asimilados a sucesivos agresores (eslavos y otomanos), los ilirios mantuvieron sus tradiciones ancestrales a pesar de la severa represión que sufrieron durante el régimen comunista albano. Siempre lucharon para preservar esta herencia que ellos consideran un don de Dios, para protegerla y transmitirla, con frecuencia pagando con su propia sangre.

Ahora enfrentan otra amenaza. El ecoturismo asomaba como una oportunidad de desarrollo para la región, junto con la producción de alimentos orgánicos y la comercialización de plantas medicinales, resultado del trabajo de pastores trashumantes y sus rebaños. Ese ambiente excepcional, y su cultura milenaria, están en peligro de extinción, ya que se planea construir cerca de 3.000 represas hidroeléctricas y desvíos de cursos de agua en la zona de los Balcanes; 188 ya están en construcción.

Lecho del río Cemi en el sitio de la futura central hidroeléctrica.

Foto: Denis Meyer

Kalç, 9 de octubre de 2018.

Foto: Denis Meyer

En algunas aldeas aisladas, los niños no van a la escuela por falta de transporte. Las distancias también afectan a los maestros, a veces poco calificados, que con frecuencia deben caminar varias horas para llegar hasta allí y hacer un seguimiento de los estudiantes.

Foto: Denis Meyer

La educación escolar es un problema para la región. Es escasa, el acceso es difícil y las condiciones son duras, especialmente en invierno, por la falta de calefacción adecuada.

Foto: Denis Meyer

A pesar de los cambios en la sociedad, las cafeterías siguen siendo uno de los actores clave en la vida social albanesa. Son el lugar de reunión de todas las generaciones y donde se toman decisiones importantes. En las regiones montañosas, son frecuentadas principalmente por hombres. Vukël, 11 de octubre de 2018.

Foto: Denis Meyer

Es en esta región donde late el “corazón azul de Europa”, los últimos ríos salvajes, y se encuentra uno de los más ricos ecosistemas del continente. Miles de kilómetros de ríos, miles de personas y cientos de especies están en riesgo.

El proceso ya empezó. En Kelmend, muchos ríos están completamente secos debido a las tuberías que conducen el agua hacia represas. Sólo para el río Cemi, de 65 kilómetros de largo, hay 14 centrales hidroeléctricas planeadas o en funcionamiento.

Un artesano construye una guzla, el instrumento tradicional más común en Albania.

Foto: Denis Meyer

Las tiendas de comestibles son una parte integral de la vida social en las montañas de Kelmend, al igual que la cafetería.

Foto: Denis Meyer

Un granjero prepara raki, una bebida alcohólica elaborada en base a la destilación de frutas (cornejo, ciruelas, uvas) y té de genciana, rosa mosqueta, arándanos y jugo de granada.

Foto: Denis Meyer

El entretenimiento para adolescentes no abunda en Kelmend. Algunos a menudo pasan el tiempo solos en lugares abandonados fuera del horario escolar. Selcë, 21 de octubre de 2018.

Foto: Denis Meyer

La escolarización es obligatoria hasta los 15 años, y luego los jóvenes del campo trabajan como pastores. Las cafeterías a menudo están demasiado lejos de las aldeas aisladas y el acceso a internet es inexistente.

Foto: Denis Meyer

Las represas, como los desvíos de las cuencas hidrográficas de los ríos, son devastadoras para los ecosistemas y la gente que vive cerca. Representan verdaderas bombas ecológicas, sociales y culturales. Toda la vida de la comunidad de pastores está vinculada al río. Para ellos no puede haber vida una vez que el río, desviado y puesto en tubos, se convierta en un desierto.

La energía hidroeléctrica es la única fuente de energía “renovable” que causa extinción de especies, mueve pueblos en todo en mundo y contribuye al cambio climático.

Valbona vive en las montañas de Kelmend. Huyó de la ciudad y se casó con un pastor. Es una víctima indirecta de una vendetta: su padre fue baleado y herido por venganza; finalmente, prefirió suicidarse antes que ser asesinado.

Foto: Denis Meyer

Demasiado mayores para acompañar a sus cabras en las montañas en la búsqueda de fuentes de agua altas, esta pareja de agricultores se vio obligada a vender su rebaño. Los embalses subterráneos han drenado completamente el río Cemi, que corre justo debajo de su granja.

Foto: Denis Meyer

De origen ilirio, la tradición del tejido de lana de cabra está profundamente arraigada en las familias que viven en las montañas de Kelmend.

Foto: Denis Meyer

En el lecho del río Cemi, seco, una campesina lleva paja de maíz para alimentar a sus animales.

Foto: Denis Meyer

Los agricultores prestan especial atención a la gestión de los recursos naturales, que son el mayor activo de la región. La agricultura en Kelmend es exclusivamente orgánica.

Foto: Denis Meyer

Los traslados entre pueblo y pueblo a menudo insumen varias horas de caminata. El viaje en burro o a caballo con frecuencia es esencial para el transporte de alimentos y satisfacer necesidades básicas.

Foto: Denis Meyer

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