Prípiat, Ucrania. Madrugada del 26 de abril de 1986. Un reactor RBMK, una de las grandes joyas del programa nuclear soviético, explota y provoca el más grave accidente nuclear y el mayor desastre medioambiental de la historia. Las causas son todavía motivo de controversia. Por caso, Chernobyl, la nueva serie estrella de HBO, viene a aportar sobre ese hecho y pone delante a Valeri Legásov, una figura desconocida para los libros, en quien recae la responsabilidad de explicar, paso a paso, cómo fue la explosión.
Dirigida por Craig Mazin, que curiosamente se destacó en comedias como The Hangover 2 y Scary Movie 3 y 4, Chernobyl se apoya en la implacable actuación de Jared Harris, quien interpreta al científico y funcionario Valeri Legásov, para alzar la voz ante semejante catástrofe. “Me enviaron los primeros cuatro episodios y a las cinco páginas me di cuenta de que el conflicto estaba muy bien presentado”, afirma el británico Harris, que antes interpretó al capitán Francis Crozier en The Terror, a Lane Pryce en Mad Men y al rey George VI en The Crown.
A lo largo de sus cinco episodios, Chernobyl recrea todos los detalles de la tragedia y las consecuencias que sufrieron los operarios, bomberos y habitantes de la región. Así las cosas, por fuera del consenso de las versiones oficiales, la serie opera sobre la negligencia, la impericia, el negacionismo y el secretismo. Y, en rigor, desnuda el desgarrador relato de la tragedia. Chernobyl polemiza sobre el hecho, pone el foco en quienes lo sufrieron en carne propia y reabre el debate en el fuero público. “Hacia el final de la historia se ve cómo intentan eliminar a Legásov”, reconoce Harris. Y sigue: “De alguna manera, lograron hacerlo”.
Desde ahí, las tensiones con Moscú y la construcción del relato oficial de un hecho cuyas consecuencias aún persisten y seguirán por varios años. ¿Cuál es la verdad y qué cosas resultaron engañosas? Curiosamente, hasta el mismísimo Mijaíl Gorbachov asumió que el desastre nuclear apuró la caída de la Unión Soviética. Y, de pronto, Chernobyl se ataja y se conoce como una ficción: los hechos están narrados a su antojo.
“Creo que una de las cosas que la serie muestra bien es cómo nuestros gobiernos e instituciones tratan situaciones como la crisis climática”, afirma Harris; el gran valor y la destreza más álgida de la serie, entonces, residen en ese espíritu de desesperación y en develar lo espinoso de la tragedia. Chernobyl es seca y sólida, tensa y sobria. Asimismo, no juega al efectismo pero, a la vez, resulta tremendamente emocional. Por eso, de fondo, no proyecta “héroes y villanos” sino que desnuda valentías y mezquindades humanas.
¿Cuál fue tu sensación cuando te dieron el papel de Valeri Legásov, un personaje con una historia importante en un período histórico realmente muy pesado?
La verdad es que me emocioné mucho. Cada vez que veo algo que tiene el logo de HBO adelante sé que va a ser un producto de muy alta calidad. Me enviaron los primeros cuatro episodios y a las cinco páginas me di cuenta de que el conflicto estaba muy bien presentado, muy bien escrito. También me enteré de muchas cosas. Si bien yo estaba vivo en ese momento de la historia, obviamente sabía lo que pasaba, nunca me di cuenta de lo catastrófico ni de lo heroico de todas aquellas personas que trataron de contener la situación para que no fuera aun peor.
¿Conocías el personaje de Valeri Legásov?
No, para nada. De hecho, hacia el final de la historia se ve cómo intentan eliminar a Legásov de todo el proceso, y de alguna manera logran hacerlo, ya que casi no se lo menciona en libros escritos por gente de Occidente a propósito de Chernóbil.
¿Tuviste contacto con damnificados de esa época o con personajes que te hayan servido para construir tu propio imaginario del hecho?
Filmamos en Lituania y conocí a algunas personas sobrevivientes de Chernóbil, pero no he conocido a nadie que haya trabajado puntualmente en la planta o haya vivido en Prípiat.
¿Qué recuerdos tenés de cuando ocurrió el desastre de Chernóbil?
Estaba viviendo en Londres, tenía 25 años y me había graduado de la carrera de Artes Dramáticas. En las noticias informaban acerca de las explosiones y las nubes de gases tóxicos que estaban moviéndose hacia el este de Europa. Había alertas de lluvias y recomendaban que la gente no saliera de sus casas y que tuviera cuidado con la procedencia de los animales que consumía. Eso es lo que recuerdo.
¿Por qué pensás que la serie tiene tanta aceptación y se está consumiendo tanto?
Creo que hay varias razones. La serie en sí misma es una historia con mucho peso, está muy bien escrita, muy bien dirigida y está contada desde el punto de vista de personas que inicialmente no tenían responsabilidad alguna. A medida que la historia se desarrolla, uno puede ver los distintos estados por los que pasa una persona al tratar de hacerse cargo de la situación. Creo que una de las cosas que la serie muestra bien es cómo nuestros gobiernos e instituciones tratan situaciones como la crisis climática. El de Chernóbil fue un desastre ecológico que apenas pudo ser contenido. Todos los días vemos noticias acerca del cambio climático, sobre cuya gravedad alerta 98% de los científicos, pero no hay interés político en solucionar la situación o tomar cartas en el asunto.
¿Pensás que Chernobyl nos hizo olvidar rápidamente Game of Thrones?
[Risas]. Game of Thrones es una serie completamente increíble. Creo que las dos series apuntan a una audiencia muy diferente, así que eso es muy difícil de decir. Game of Thrones estuvo tanto tiempo al aire que, para cuando llegó el final de la serie, todos habían escrito su propio final.
¿Cuál es el papel más memorable de tu carrera?
El próximo, siempre.
Y en Chernobyl, ¿cuál es la escena que más recordás?
En cuanto a Chernobyl, la mayoría de las escenas son con Stellan Skarsgård o Emily Watson, y la pasamos muy bien trabajando juntos. Disfruto mucho de su compañía, así que todos los días que trabajé con ellos me resultaron memorables. La verdad es que no me gustaron mucho los días en que me tocó trabajar solo. Y en cuanto a la escena más difícil de filmar, creo que fue la del juicio, sobre el final de la serie, en la que tuvimos que filmar en dos días una escena que tenía 25 páginas de diálogo.
Después de Chernobyl y de toda su carga dramática, ¿no te gustaría hacer una comedia?
[Risas]. ¡Me encantaría! ¡Mi esposa piensa igual que vos!