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La Vía Láctea sobre el Salto del Penitente. Julio de 2020.

Cielos de noche

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El fotógrafo Fefo Bouvier sintió curiosidad por observar el cielo antes que por la fotografía. Desde niño se interesó por la astronomía y tuvo acceso a instrumentos de observación heredados de su abuelo, que también fue un astrónomo aficionado.

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Cuenta que crecer en Colonia del Sacramento lo ayudó, porque el cielo es más oscuro allí que en ciudades más grandes, como Montevideo, donde la contaminación lumínica es mayor. Una vez que terminó el liceo comenzó a escribir un blog, El cielo del mes, donde compartía eventos astronómicos para aficionados del hemisferio sur.

Lluvia de meteoros de las gemínidas. Diciembre de 2021.

“En 2011 tuve acceso por primera vez a una cámara réflex digital y lo primero que hice fue apuntar al cielo”, cuenta. “Capturaba conjunciones planetarias, la Luna y eventos astronómicos como eclipses o lluvias de meteoros”.

Amanecer en las sierras de Minas. Diciembre de 2020.

Dos años más tarde, en 2013, la NASA compartió la primera de sus fotos astronómicas. Después haría lo mismo con otras tres. “Luego de eso, me dediqué de lleno a la fotografía y la afición dio paso a la profesión”, dice Bouvier.

Rayos crepusculares de un eclipse solar. Abril de 2022.

Se especializó en la astrofotografía de paisajes. “Es decir, no saco fotos únicamente del cielo u objetos astronómicos, sino que capturo paisajes naturales durante la noche. El cielo, pero también la Tierra”.

Atardecer en Santa Teresa. Abril de 2022.

En 2020 comenzó a desarrollar el proyecto “Mirá las estrellas”, con el que difunde los mejores paisajes del país para verlas. Esos lugares son aquellos “que estén alejados de la ciudad y tengan poca o nada de contaminación lumínica, que predomine el paisaje natural y que sean de acceso público”.

Observando el cielo desde el cerro Catedral. Abril de 2021.

De acuerdo con Bouvier, un desafío para dominar la astrofotografía es tener un conocimiento básico de astronomía para saber cuál es el mejor momento para fotografiar el cielo. “No es lo mismo el cielo de verano que el de invierno ni la Luna brilla igual hoy que dentro de 15 días”, señala. Otros desafíos son adaptarse a condiciones de poca luz y dominar la cámara y el trípode para conocer qué puede “ver” el lente, aunque no se vea a simple vista. “Además, uno debe amigarse con el silencio y la oscuridad de la noche natural, lo cual puede ser algo abrumador si uno no está acostumbrado”.

La Luna menguante desde la cuchilla de Laureles. Agosto de 2020.

Observando el cielo desde el cerro Catedral. Abril de 2021.

Bioluminiscencia en Santa Teresa. Abril de 2022.

El cielo de verano. Enero de 2022.

Eclipse solar total en el Valle Encantado (San Juan, Argentina). Julio de 2019.

Eclipse lunar total. Enero de 2019.

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