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La existencia de una novela gráfica escrita por Gustavo Espinosa e ilustrada por Gustavo Alzugaray (ambos escritores olimareños fogueados en la lectura intensa de las historietas de la editorial Columba y, en particular, de las firmadas por el paraguayo Robin Wood) era un rumor que se dejaba oír cada tanto en tertulias y conciliábulos. Para alegría de nuestros lectores, el rumor pudo ser confirmado y en esta edición de Lento estamos ofreciendo el primer capítulo de Oriental.
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A inicios de la década del 30 del siglo XIX el Reino de Piamonte Cerdeña había participado sin éxito en varios intentos de unificación del territorio italiano. Una y otra vez el Ejército austríaco aplastó estos movimientos. Por esa época, con alrededor de 30 años, Giuseppe Garibaldi iba y venía entre Niza (y otras ciudades de la península) y el mar Negro, al que volvía regularmente en busca de aventuras y fortuna. Todavía no había viajado a América ni conocido a Anita ni, mucho menos, se había convertido en el héroe de dos mundos.
Es precisamente en Niza donde comienza esta historia que, al igual que el gran Cleómbroto sardo, no permanecerá en el mismo lugar por mucho tiempo.
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