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Hogue volvió al humor gráfico con MachoMenos, un “libro de humor sobre el hombre”

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El dibujante busca recuperar el gusto por el viejo y querido chiste en blanco y negro.

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El diván del psicólogo. La cancha de fútbol. La isla desierta. El humor gráfico, ese instrumento que busca hacer reír en la menor cantidad de viñetas posible, tiene ambientaciones a las que vuelve una y otra vez. Precisamente porque la persona que lo lee los identifica de inmediato. Horacio Guerriero Hogue y Alejandro Álvarez decidieron divertirse juntos y pergeñaron MachoMenos, un libro de humor gráfico que llegó a las librerías y tiene intención de llegar a los amigos invisibles de todo el país.

“Hace tiempo, conversando con Alejandro, que fue quien colaboró conmigo en esto y aportó muchísimo desde el lado creativo, le dije que tenía en el debe un libro de humor sobre el hombre”, contó Hogue a la diaria. “Cuando le digo eso, me dice ‘machomenos’. Así se generó el nombre y el disparador para empezar a trabajar”. De todos modos, aclaró que es humor “para todos y todas”.

Comenzaron a reunirse para tirar ideas. “Nos veíamos mucho, nos divertíamos”. En esos encuentros definieron las pocas reglas que marcarían el producto final. “Alejandro decía: ‘Hacemos esto y le ponemos un globito [con texto]’. Y yo le decía que no. El globito puede estar para poner una imagen o un símbolo, como hay en el libro, pero no para poner un texto. Entonces surgió así, fiel a un trabajo que llevo, de muchos años, que tiene que ver con la ilustración, el dibujo editorial, la caricatura, donde el texto no aparece. Por eso la insistencia en el humor gráfico pleno, en el sentido de que no sólo vamos a observar el dibujo y mirar la gráfica, sino a tratar de leer e interpretar lo que está ahí”.

“Yo iba dibujando rápidamente, bocetando, me resultaba mejor eso que escribir la idea. Muy rápidamente me quedaba el boceto”, explicó. “Todos los dibujos están realizados en iPad. Empecé con una forma muy distendida de trabajo; se nota claramente en el libro y eso me divierte”. A los dibujos creados entre ambos les sigue una sección dedicada a la “horriblemente designada” nueva normalidad, y finalmente un bloque de humor pandémico, representado por chistes sobre el náufrago solitario en la isla desierta. “No encontré mejor manera de volcarlo que yendo al estereotipo. Ya sabemos que una isla desierta es una isla desierta, y que ahí el humor se vuelve aún más absurdo”.

Si bien se repite la herramienta de trabajo, los lectores encontrarán diferencias entre las primeras piezas de humor gráfico y las últimas. “No hay una unidad estilística. Cambia el estilo, cambia el trazo, porque también entiendo que en este tipo de trabajo que hacemos quienes estamos vinculados a lo artístico hay mucho de emocional. Me acuerdo de que en mis épocas del diario El Día había días que trabajaba con el pomo de la tinta. Llegaba al diario, tomaba el pomo de tinta y con eso hacía una caricatura. Dejaba que chorreara y estaba tres horas para secarlo. Otros días llevaba Rapidograph de 0.1 y dibujaba con nivel de fineza, sutileza y detalle... Era la misma cabeza, eran momentos diferentes. Y esto también obedece a eso. Esa libertad me encanta asumirla y tomarla, y que se note. Que se visualice”.

Hogue también buscaba que este libro recuperara el humor gráfico “de un tiempo anterior”, en sus propias palabras. “Porque, vamos a ser sinceros, el humor gráfico últimamente no está tan latente en nosotros como otras cosas”. Recordó que en 1985, en el mencionado El Día, se encargaba de dibujar una viñeta diaria protagonizada por un personaje llamado Sufrido, que salía en la parte inferior de la portada. “Recuerdo que había gente que me decía: ‘Hogue, compro el diario y lo primero que hago es ver qué le pasó a Sufrido’. ¿Cuántas personas compran el diario y miran abajo para ver el humor? Ibas derecho a esa viñetita o esa tira que estaba abajo, y eso se perdió”.

MachoMeno llega con aspiraciones de tener secuelas (no en vano la portada tiene un número 1 bastante grande) y de ser un buen regalo para estas fechas. “Es un libro que está por debajo de la faja de 500 pesos. Viste que el amigo invisible tiene un tope de 500, bueno, por menos de 500 mangos tenés un regalo lindo, para todo el mundo. El humor, que por momentos parece ingenuo, no es tan ingenuo porque tiene otras cosas. Pero se trata de un libro de humor; te reirás menos o te reirás más”, finalizó. “El humor es una cosa que está interesante, que está buena, aun en los momentos más críticos. El humor está latente y es sanador”.

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