Fuera de fatalismos, las obras de varios escritores uruguayos que desafiaron las fronteras del realismo e hicieron inmersión en escrituras divergentes permanecen relegadas. Este repliegue involuntario se ha deslizado en variedad de escenarios políticos. Por razones y circunstancias que implican censuras, cortes y múltiples omisiones, se ha afectado la difusión y discusión de autores a los que lastimosamente se quiere conceder un aura de automarginalidad. Es el caso del escritor uruguayo Tarik Carson (1946-2014).
Tarik nació y creció en Rivera, entre las gigantes bibliotecas de sus abuelos místicos. Llegó a Montevideo cuando era un adolescente, y a finales de los sesenta ‒luego de experimentar con cuentos y novelas en concursos‒ destruyó abruptamente su escritura realista y se sumergió en temas que calificó de extraños y misteriosos.
Hacia 1970, mientras resistía un burocrático trabajo, conoció a un grupo de jóvenes que se dedicaban a la narrativa, la poesía, la pintura y la canción. Este encuentro se dio a razón de un llamado a escritores que Hugo Giovanetti Viola había publicado en Marcha. La conexión fue inmediata y junto con Hugo Bervejillo, Daniel Bentancourt y Guillermo Chaparro fundaron el grupo Universo. El resultado de este encuentro fue un intercambio diverso y una intensa formación cultural, que acompañaron de cerca Saúl Ibargoyen y Jorge Medina Vidal.
Del grupo surgió una revista ‒también llamada Universo‒ en la que se publicó por primera vez, hace cincuenta años, el cuento “Por la Patria”; un cuento escrito en 1968 que Tarik venía arrastrando de la demolición realista y que sería el único sobreviviente de esa práctica.
“Por la Patria” retrata el trajín de un ventajero político que opera para la mafia militante del “partido” dentro de una oficina del Estado. Desengañado de las “causas” políticas tras las que se encubre, entre la misoginia y los favores sexuales, arrastra a una mujer al comité donde milita para tener relaciones sexuales encima de las banderas patrias con las que finalmente se limpia las entrepiernas. La brutalidad en forma de confesión delata, sin embargo, la conciencia de un elocuente desequilibrio que oprime al protagonista.
Las especiales circunstancias políticas y sociales que se vivieron entre 1967 y 1971 sin dudas dejaron aquí sus huellas. Tarik había sido testigo en su trabajo del creciente choque entre sindicalistas y patrones. Allí conoció a personas con actitudes que le produjeron un profundo desagrado y se despachó con este peculiar relato. Las Medidas Prontas de Seguridad, el creciente volumen de censuras y clausuras de medios de comunicación, tanto como la brutal antesala a la instalación de la criminal dictadura cívico-militar, fueron moldeando y tejiendo circunstancias que asfixiaron buena parte de la producción cultural y humana. Los rastros pueden extraerse en innumerables casos y circunstancias. El cuento “Por la Patria” no escapará a esa lógica, a pesar de que en 1969 ganó el concurso de la revista Brecha, una publicación de la que salieron sólo dos números: en noviembre de 1968 y en setiembre del año siguiente.
En 1973 Tarik Carson publicó su primer libro, El hombre olvidado, en la editorial Géminis. Este volumen incluyó el cuento y estuvo al cuidado de Julio Ricci y Nelson Marra. Su exuberante lenguaje y algunas de sus particulares temáticas (esoterismo, ocultismo, ciencia, homosexualidad, cultura opresiva) sorprendieron y despertaron diversas posturas críticas y contradictorias en la época.
A finales de 1974 el semanario Marcha publicó una crítica de Heber Raviolo sobre el libro. La tan esperada atención, sin embargo, se precipitó en la clausura definitiva del famoso semanario por parte de la dictadura, un número después. La razón de la censura fue la publicación del hoy conocido cuento “El guardaespaldas”, de Nelson Marra, quien sufrió cinco años de cárcel y de torturas tras el incidente. Inmediatamente un aura de miedo y persecución plagó a distribuidores y editores, que coincidieron en que El hombre olvidado fuera retirado de las librerías. El temor se fundaba principalmente en el contenido del cuento “Por la Patria”, pero también en otros que atropellaban las figuras y estructuras represivas desde diversos ángulos militares, políticos, culturales, sexuales.
Estos hechos no impidieron que Tarik siguiera indagando en nuevas formas creativas. Casi simultáneamente (1974-1975) a la desaparición de su libro de los ambientes públicos, una nueva forma de escritura dio paso al grueso de los cuentos de El corazón reversible, un emblemático libro que se publicaría doce años después, y en que los contextos, los personajes y las temáticas de sus anteriores creaciones se indeterminaron y reconfiguraron sensiblemente.
Estas creaciones se verían atravesadas por experimentaciones ligadas a una interesante concepción propia de “literatura fantástica”, por temáticas y transmigraciones vinculadas a la denominada “ciencia ficción”, y por una profunda crítica que en los ochenta le valió algunos premios y la admiración de escritores y críticos argentinos.
Ciertamente, el título del cuento que hoy recordamos sigue siendo irónico ante una diversidad de justificaciones y actitudes dudosas en movimientos políticos y sociales en pos de tan digna causa.
En los años previos al golpe de Estado y el comienzo de la dictadura cívico- militar, las obras de Tarik Carson y Mario Levrero vivieron peculiares circunstancias. Este artículo se nutre del trabajo de investigación “Dimensiones paralelas”, a cargo del equipo de investigación que el autor de la nota integra junto a Gonzalo Leitón y que se especializa en la relación entre vida y obra de estos singulares autores.