El cómic mainstream estadounidense continúa bajo la dominación de la narrativa superheroica, al menos si sumamos la totalidad de las series publicadas por DC Comics y Marvel ambientadas en sus principales universos y en varios de sus universos alternativos. Sin embargo, los títulos de autor, que suelen abarcar un rango muchísimo más amplio de géneros, logran reunir a buena cantidad de lectores. Y periódicamente, hay títulos que se cuelan entre lo más alto y que son tema de conversación mensual.
Sin dudas el más importante de ellos en los últimos diez años ha sido Saga, una historieta de fantasía ambientada en el espacio exterior, que se convirtió en éxito de ventas y de crítica desde su salida en 2012 hasta el final de su primera mitad en 2018, y que luego de un parate que puso a prueba la paciencia de los fanáticos, en enero de 2022 regresó para comenzar con la segunda parte de su enorme... bueno, saga.
Detrás de los guiones de esta serie está Brian K Vaughan, autor de numerosos títulos que han cosechado premios y que se encuentran en muchísimas bibliotecas de comiqueros a lo largo del planeta. La serie televisiva Y: The Last Man, disponible en Star+, está basada en el cómic que creó para Vertigo junto a la dibujante Pia Guerra. También son muy recomendables sus series Ex Machina (junto a Tony Harris), sobre un superhéroe devenido alcalde de Nueva York, y Paper Girls (junto a Cliff Chiang), sobre un grupo de jovencitas ochenteras que terminan viajando en el tiempo.
Vaughan imaginó un universo en el que dos especies humanoides, una con cuernos en la cabeza y otra con alas, se encuentran en guerra desde hace tanto tiempo, que el conflicto se trasladó a otros planetas y son otras especies las que terminan haciendo el trabajo sucio por ellos. No hay que ser muy listo para entender la metáfora.
Tampoco hay que ser extremadamente letrado para entender la principal referencia de la serie: un masculino de la primera especie (Marko) y una femenina de la segunda (Alana) se enamoran y tienen una hija llamada Hazel, cuyo nacimiento es presentado en forma bastante gráfica en el primer número.
Los tres deben huir, y es gran parte de lo que hacen, de integrantes de ambas facciones, asesinos a sueldo, periodistas y toda clase de obstáculos que irán apareciendo periódicamente, para dejar a la persona que lea completamente enganchada al final de cada episodio. Piensen que durante muchos años hubo que esperar un mes para saber cómo continuaba la historia.
Una historia que hablaba (habla) de las relaciones humanas. Las de pareja, las de familia, las de padres e hijos. Y que aprovecha esas relaciones para desarrollar temáticas siempre presentes en la obra de Vaughan, como la sexualidad y la inclusividad, aunque no todos los ítems tengan un trato tan profundo. Todo esto en el marco de un mundo que parece contener elementos de ciencia ficción, pero que está lejos de Star Trek y mucho más cerca de la “ópera espacial” de Star Wars.
Hay robots con cabeza de televisor (de distintos modelos según la antigüedad), árboles que funcionan como naves espaciales, una novelita rosa que podría cambiar el curso de la guerra y un maravilloso gato que funciona como detector de mentiras.
Nada de esto habría funcionado tan bien sin la otra pata de cualquier obra de historietas: el dibujo. Fiona Staples, que desde 2012 se ha dedicado casi exclusivamente a Saga, aporta con su arte (que incluye el llamativo coloreado) un condimento sexi, desde la forma en que los jóvenes Marko y Alana se miran enamorados hasta viñetas salpicadas en las que pueden verse escenas de contenido sexual bastante explícito. Si bien esta serie no podría ser cataloga de “cachonda”, su equipo creativo no teme mostrar momentos calientes con el mismo rigor con el que muestra momentos violentos, que los hay.
A lo largo de 54 números narrados por Hazel desde un futuro indeterminado, Vaughan y Staples construyen un universo rico en personajes y sus correspondientes subtramas, que por momentos pueden entreverar a un lector que no tenga la mejor de las memorias. En plaza, esta primera mitad puede encontrarse en nueve tomos (de seis números cada uno) traducidos al español y editados por Utopía.
Mi único consejo es que no maratoneen en extremo esta serie, ya que algunos esquemas pueden volverse repetitivos, como la pasión de Vaughan por matar a personajes que se habían vuelto queribles. Si se ponen al día y siguen enganchados, en este momento hay un solo número de los “segundos 54” publicados, y desde aquí sólo puede leerse en inglés y a través de librerías digitales. Así que sean pacientes.
Saga. De Brian K Vaughan y Fiona Staples. Nueve tomos de 168 páginas cada uno. Utopía Editorial.