Durante su presentación ante el Comité de Servicios Armados del Senado estadounidense, el jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos, Scott Berrier, dijo que actualmente la guerra en Ucrania se encuentra en una situación de estancamiento sin avances significativos para ninguna de las partes.
“Los rusos no están ganando y tampoco los ucranianos, por lo que estamos un poco en una situación de punto muerto”, dijo Berrier al ser preguntado sobre su evaluación de la situación, de acuerdo a lo que informó el portal ruso RT.
Según estimó Berrier, por el momento no está claro a quién podría beneficiar este estancamiento, ya que el desarrollo de los eventos depende de las decisiones que toma la parte rusa. En este contexto, opinó también que el único modo de romper con el estancamiento sería a través de la movilización general de la población en Rusia para ir al frente.
“Creo que, tal y como está ahora la situación, si Rusia no declara la guerra y no se moviliza, este punto muerto va a durar un tiempo. Y no veo avances en ningún lado. Si de verdad se movilizan, si de verdad declaran la guerra, esto traerá a miles de soldados más al combate. Y aunque estén peor entrenados o sean menos competentes, de todas maneras aportarán una masa y más municiones”, sugirió el funcionario estadounidense.
Por su parte, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, tachó de “tonterías” las informaciones sobre una posible movilización general en Rusia, y el jefe adjunto del Comité de la Duma Estatal para asuntos de Defensa, Yuri Shvytkin, subrayó que dichos “rumores” buscan “sembrar cierta confusión y la sensación de pánico entre la población”.
En la misma comparecencia ante el Senado estadounidense, Avril Haines, directora nacional de Inteligencia de Estados Unidos, estimó que la invasión rusa continuará y que el presidente Vladimir Putin se está preparando para un conflicto largo y duro. La funcionaria, haciéndose eco de una posibilidad divulgada hace algunas semanas por mandos del Ejército ruso, dijo que el Kremlin probablemente intentará conectar la franja del sur de Ucrania, en la que se están librando durísimos enfrentamientos con Transnistria, una república de facto situada dentro de territorio moldavo que Moscú controla desde 1992. De acuerdo a lo que consignó el diario español El Mundo, Haines dijo también que por el momento una solución diplomática a corto plazo no es una posibilidad, y agregó que de acuerdo a su visión es muy improbable que Moscú vaya a emplear armas atómicas en el conflicto.
La máxima responsable de la inteligencia estadounidense concluyó su participación en el Senado diciendo que Putin sigue pensando que el tiempo juega de su lado y que, además, la guerra económica va a hacer que Rusia se imponga. “Muy probablemente, Putin cree que tiene más habilidad y voluntad que sus adversarios para resistir los desafíos, y es posible que cuente con que la determinación de Estados Unidos y la Unión Europea se debilitará a medida que la escasez de alimentos, la inflación y los precios de la energía empeoren”, manifestó Haines.
El que rompe, paga
El lunes, en una entrevista con el diario británico Financial Times, el jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, sugirió confiscar los activos rusos inmovilizados en la Unión Europea (UE) y destinarlos a la reconstrucción de Ucrania.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, calificó como un “robo” la iniciativa de Borrell. “Es un robo, y no hacen ningún intento para ocultarlo”, dijo Lavrov durante una rueda de prensa celebrada en Argel, la capital argelina, donde el alto jerarca ruso se encuentra de visita. También el vicecanciller ruso, Alexandr Grushkó, censuró en términos inequívocos la propuesta del alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE. “Es una arbitrariedad absoluta, están destruyendo los cimientos de las relaciones internacionales”, dijo el viceministro a la cadena rusa Sputnik.
De ser aprobada esa iniciativa, advirtió Grushkó, “socavarán la confianza hacia Europa y Occidente en general”.
Las restricciones impuestas a Rusia por parte de las principales potencias occidentales incluyen la inmovilización de la mitad de sus reservas internacionales en oro y divisas, aproximadamente unos 300.000 millones de dólares.
El 28 de abril, la Casa Blanca anunció que el presidente estadounidense, Joe Biden, enviará al Congreso propuestas para establecer nuevas disposiciones con la finalidad de confiscar “propiedades vinculadas a la cleptocracia rusa” y utilizar lo recaudado en apoyo a Ucrania.