El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, partió en la noche del domingo con destino a la ciudad sudafricana de Johannesburgo, donde entre el martes y el jueves se celebrará la cumbre de los países que integran el bloque de los BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Si bien en 2020, 2021 y 2022 hubo encuentros de líderes de este espacio que nuclea a las potencias emergentes, estos fueron virtuales. Si a eso se le suma que la última cumbre presencial que se realizó en 2019 en Brasilia mostró posiciones muy divergentes entre los países y escasos avances, apenas un compromiso de potenciar las relaciones comerciales entre ellos, el cónclave que comenzará el martes tomará una relevancia mayor, dado los cambios geopolíticos que se dieron en los últimos años.
El factor más evidente de esta reconfiguración del panorama mundial es la guerra entre Rusia y Ucrania. Será precisamente por ese conflicto que el líder del Kremlin, Vladimir Putin, no podrá asistir a la cumbre, porque pesa sobre él una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) bajo la acusación de ser responsable de crímenes de guerra en el marco del enfrentamiento bélico.
Como Sudáfrica es firmante de algunos acuerdos vinculantes, debería cumplir con la iniciativa de la CPI. Así, el representante del gobierno ruso de más alta jerarquía será el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, que se reunirá en la jornada inicial con Lula, con el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, el indio Narendra Modi y el chino Xi Jinping.
Uno de los principales ejes de la cumbre será la integración de más países al espacio y es por ello que acudirán a Johannesburgo para avanzar en ese sentido representantes de más de 40 países, incluyendo a Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia y Arabia Saudita, entre otros. Obviamente, el conflicto en Ucrania será otro de los temas que estará en la agenda, como así también los conflictos que están en curso actualmente en el continente africano, donde Sudáfrica pretende que el bloque tome algunas posiciones.
El foro, en el que no participarán representantes de ninguna potencia occidental, marca claramente la intención de los BRICS de conformar en los hechos un polo de poder alternativo. El gobierno de Francia por medio de su ministra de Relaciones Exteriores, Catherine Colonna, había transmitido al bloque a comienzos de este año la intención del presidente Emmanuel Macron de participar en el encuentro. Pero finalmente el mandatario galo no fue invitado a Sudáfrica, básicamente por la oposición de Rusia, que consideró inapropiada su presencia debido a su apoyo al gobierno ucraniano en la guerra.
Es también en el marco de la búsqueda de establecer una alternativa a occidente que en la cumbre de Johannesburgo se tratará el tema de la creación de una moneda común, o bien la profundización del uso de las monedas locales en las transacciones comerciales entre los países del bloque.
Esta iniciativa –ya esbozada en el último encuentro del Nuevo Banco de Desarrollo, también conocido como banco de los BRICS– cuenta con un apoyo casi unánime entre los países del bloque y tiene la finalidad de cortar con la dependencia que existe respecto de Estados Unidos, como así también de entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que emplean el dólar estadounidense como moneda de referencia.
“Es posible que haya un resultado en esa área [moneda común o uso de monedas locales]”, explicó Eduardo Saboia, un alto funcionario de la diplomacia brasileña, en un comunicado emitido por Itamaraty antes de la reunión, consignado por la revista Carta Capital.