El gobierno de Haití declaró el domingo el estado de emergencia y un toque de queda tras la fuga de miles de presos de las dos principales cárceles del país.
Los episodios tuvieron lugar en la noche del sábado, cuando grupos armados irrumpieron en las instalaciones del Penitenciario Nacional en Puerto Príncipe, la capital del país, y la cárcel en Croix de Bouquets, también situada en el área metropolitana de la principal ciudad de la nación caribeña.
Según informó Associated Press, el domingo de mañana había cadáveres baleados de tres personas cerca de la entrada del Penitenciario Nacional, que estaba abierta de par en par.
No había guardias y se podían ver tirados en la calle sandalias, ropa y ventiladores eléctricos.
En otro vecindario se veían los cuerpos ensangrentados de hombres, cuyas manos estaban atadas a su espalda, que estaban boca abajo, mientras puestos de control vial colocados sobre neumáticos estaban en llamas.
Con respecto al asalto de la cárcel en Croix des Bouquets, que tenía entre 1.400 y 1.500 presos, el diario local Gazette Haití informó que las pandillas 400 Mawozo y Chen Mechan fueron principalmente las responsables. Una fuente policial dijo que su propósito fue liberar a algunos “soldados importantes”.
Durante el ataque, el inspector de la Policía responsable de la prisión resultó gravemente herido luego de ser baleado.
Según informó France 24, el Colectivo de Abogados para la Defensa de los Derechos Humanos informó que 3.597 presos de 3.696 se fugaron del Penitenciario Nacional.
Uno de los internos, que se identificó como Jameson Raphaël de 30 años, explicó: “Mucha gente murió. Muchos presos murieron incluso en los alrededores de la prisión”.
Entre los presos que decidieron quedarse tras las rejas estaban 19 exsoldados colombianos que están acusados de haber tenido participación en la muerte del presidente haitiano Jovenel Moïse, que fue asesinado a tiros en julio de 2021.
La noche del sábado, varios de estos exmilitares publicaron un video en el que pidieron ayuda. Uno de ellos, Francisco Uribe, dijo en un video de 30 segundos: “Por favor, por favor, ayúdenos. Están masacrando a la gente indiscriminadamente dentro de la celda”. Según informó Gazette Haití, la Policía decidió el domingo evacuar a los presos que se quedaron ahí.
El estado de emergencia durará 72 horas y el toque de queda se aplicará entre las ocho de la noche y las cinco de la mañana hasta el miércoles, pero el gobierno tiene el derecho de prolongar estas medidas si necesita “retomar el control de la situación”, según informó Radio Francia Internacional.
Las medidas se aplican en el departamento de Ouest, que incluye la capital de Puerto Príncipe, que está en un 80% dominada por las pandillas que fueron ganando terreno ante la debilidad de las instituciones estatales.
El gobierno haitiano emitió un comunicado en el que detalla que la situación se caracteriza “por actos delictivos cada vez más violentos perpetrados por bandas armadas, que provocan desplazamientos masivos de la población y consisten, en particular, en secuestros y asesinatos de ciudadanos pacíficos, violencia contra mujeres y niños, saqueos y robos de bienes públicos y privados”.
El comunicado confirmó que las fuerzas del orden podrán utilizar todos los medios legales disponibles para hacer cumplir el toque de queda.
Jimmy Chérizier, popularmente conocido como Barbecue, un exagente de la policía de élite que se convirtió en jefe de un grupo de pandillas, se atribuyó el aumento de los hechos de violencia.
En una declaración publicada por los medios locales, dijo: “Hemos elegido tomar nuestro destino en nuestras propias manos. La batalla que estamos librando no sólo derrocará al gobierno de Ariel Henry. Es una batalla que cambiará todo el sistema”.
Chérizier incluso manifestó su deseo de impedir el regreso del presidente en funciones, Ariel Henry, cuyo paradero se desconoce desde que viajó a Kenia la semana pasada para firmar un acuerdo que permitirá desplegar agentes de policía de ese país africano en Haití.
La Organización de las Naciones Unidas estima que entre el jueves y el sábado aproximadamente 15.000 personas tuvieron que huir de la violencia, incluidos los que ya estaban en campamentos improvisados para personas desplazadas en escuelas, hospitales y plazas en la capital, según explicó Reuters.