Tras una elección en la que los laboristas arrasaron en las urnas y conquistaron 410 de 650 escaños parlamentarios, el flamante primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, ya señaló quiénes serán los integrantes de su gabinete, al tiempo que se entrevistó con el rey Carlos III para aceptar formalmente la invitación a conformar un nuevo gobierno, que sucederá al del conservador Rishi Sunak.
Entre las autoridades ministeriales elegidas por Starmer, se destaca la de la legisladora y economista Rachel Reeves como titular de la cancillería, que equivale al puesto de ministro de Economía y Finanzas en la mayoría de los países. De hecho, el título completo es “Chancellor of the Exchequer” –algo así como canciller de la Contaduría– y el cargo se remonta a la Edad Media. En 800 años de historia, Reeves será la primera mujer en ocuparlo.
El gabinete de Starmer, además, es aritméticamente paritario: de 22 cargos, 11 son ocupados por mujeres y 11 por hombres. Por otra parte, los medios de Reino Unido destacan que se trata del equipo de ministros en el que hay más integrantes formados en la educación pública, en contra de la tradición elitista de las dirigencias británicas.
Reeves es parte de esa tendencia, ya que obtuvo su maestría en la London School of Economics, una institución financiada principalmente por el Estado. Militante del Partido Laborista desde los 14 años, se desempeñó en distintos bancos transnacionales y varios analistas señalan su proximidad con la “city” londinense como uno de los recursos que empleará para atraer mayor inversión privada. En su visión, el Estado debe regular el mercado e incentivar la productividad, con fuerte incidencia en la construcción de infraestructura y la educación. Al mismo tiempo, es una defensora del orden fiscal.
“Estabilidad y moderación”
A cuatro años de su asunción del liderazgo del Partido Laborista, al que impuso un giro hacia el centro del espectro político, Starmer se convirtió en el primer mandatario británico de su partido en 14 años, tras el fin del gobierno de Gordon Brown.
En su primer discurso como gobernante, pronunciado en las afueras de la casa que sirve como oficina del primer ministro en el número 10 de la calle Downing, en Londres, Starmer prometió “estabilidad y moderación” en su conducción del país.
Entre otras cosas, de acuerdo al periódico The Guardian, Starmer hizo referencia al potencial para unir al país que tuvo la dimensión geográfica de la victoria laborista, que conquistó muchas bancas en Escocia y Gales a costa de partidos nacionalistas locales y del Partido Conservador, así como también avanzó en Irlanda del Norte.
“Nuestro país votó claramente por el cambio, por la renovación nacional y por el regreso de las políticas de servicio público”, dijo Starmer, que se mostró optimista respecto a la posibilidad de su gobierno de disminuir la desconfianza de la ciudadanía británica hacia la política: “La política puede ser una fuerza del bien. Lo vamos a demostrar. Cambiamos al partido laborista y lo orientamos al servicio público, y así vamos a gobernar”.