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Fábrica textil de exportación, en Suqian, en la provincia oriental china de Jiangsu, el 23 de enero.

Foto: AFP

México, Estados Unidos y las importaciones chinas

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Tanto demócratas como republicanos afirman ahora que México se ha convertido en una puerta trasera para la entrada de productos chinos en Estados Unidos. Hay pocas pruebas de ello, pero eso no ha impedido a Estados Unidos intimidar a su vecino del sur.

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Leído por Andrés Alba.
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En mayo del año pasado, la administración Joe Biden tomó la decisión de imponer aranceles generalizados a las exportaciones chinas, que van desde el 25% para los equipos de protección personal hasta el 100% para los vehículos eléctricos. Esta es una de las muchas formas en que la política comercial demócrata se basó en el revisionismo de Donald Trump, en lugar de revertirlo. Estas medidas fueron precedidas por una ola de debates, tanto en los medios de comunicación como en el circuito político, en los que se afirmaba, a menudo sobre la base de pruebas anecdóticas, que China había encontrado formas ingeniosas de eludir los aranceles estadounidenses, por ejemplo exportando sus productos a través de terceros países con acuerdos de libre comercio preexistentes con Estados Unidos.

Así, México, que se convirtió en una obsesión para los republicanos, recibió una gran atención. En 2020, la Brookings Institution, un influyente think tank centrista, estableció conexiones entre las importaciones chinas de componentes de fentanilo a México y la actual crisis de salud pública en Estados Unidos, alimentada por la droga. Tanto Trump como Biden discutieron el tema con Xi Jinping, tratándolo, junto con la cuestión de Taiwán y el uso de la tecnología de inteligencia artificial, como una cuestión política central.

Este ambiente hostil, en el que México se ve atrapado en la rivalidad de grandes potencias de Estados Unidos y China, le sirvió de pretexto a Trump para comprometerse a imponer aranceles al vecino del sur de Estados Unidos. Sin embargo, examinadas de cerca, está claro que las afirmaciones de que México se convirtió en una puerta trasera para las exportaciones chinas fueron muy exageradas.

Las diferencias entre el valor de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos y lo que importa de China son considerables. Lo mismo puede decirse del tamaño relativo de las inversiones extranjeras directas realizadas por ambos países en México. Con relación al tamaño del comercio y la inversión extranjera directa (IED) de Estados Unidos en México, las cifras equivalentes de China son marginales. Tampoco hay muchos indicios de que México ofrezca una puerta trasera para las mercancías destinadas al mercado estadounidense.

Según datos de la Secretaría de Economía de México, Estados Unidos es, con diferencia, la mayor fuente de IED para México. Desde 2006, invirtió 242.900 millones de dólares en México. España y Canadá le siguen con 56.200 y 53.000 millones de dólares, respectivamente. China ocupa la decimoctava posición, con sólo 2.500 millones de dólares. En 2023, Estados Unidos era, por lejos, la mayor fuente de IED que llegaba a México: 14.500 millones de dólares. China, por su parte, volvió a ser el decimoctavo mayor inversor en el mercado mexicano, con 161 millones de dólares.

Desde 2021, Estados Unidos invirtió 61.200 millones de dólares en México. De esa cifra, un tercio fue para nuevas inversiones. En contraste, China invirtió apenas 1.400 millones de dólares en el mismo período, de los cuales dos tercios fueron nuevas inversiones, mientras que Hong Kong invirtió 692 millones de dólares, de los cuales 17% fueron nuevas inversiones.

China es, sin embargo, la segunda fuente de importaciones de México, después de Estados Unidos. Desde 2006, México mantiene un déficit comercial con China de más de 12 veces el valor de sus importaciones. En 2023, México importó de China bienes y servicios por valor de 113.000 millones de dólares, mientras que sólo exportó 9.000 millones. Las importaciones mexicanas de China crecieron a una tasa promedio anual de 10,3% de 2006 a 2023, y de 2021 a 2023, el período inmediato posterior al fin de la pandemia, crecieron 12,9% en promedio cada año. De 2017 a 2019, las importaciones procedentes de China aumentaron ligeramente, a una tasa media anual inferior del 12,1%.

Aunque Estados Unidos es la principal fuente de importaciones de México, también es por mucho su principal mercado de exportación. Desde 2006, México mantiene un superávit comercial en promedio de 1,7 veces el valor de las exportaciones con relación a sus importaciones por año. En 2023, México exportó a Estados Unidos bienes por valor de 467.900 millones de dólares, mientras que importó 253.400 millones. Las importaciones de Estados Unidos crecieron a una tasa ligeramente mayor que las exportaciones: 5,7% en promedio anual de 2006 a 2023 para las primeras, mientras que la tasa promedio anual para las segundas fue de 5,4%. De 2017 a 2019, las exportaciones a Estados Unidos crecieron un 9,6% de media anual, mientras que de 2021 a 2023 aumentaron un 22,4% anual de media. Colocados uno al lado del otro, es claro que el crecimiento del comercio chino con México es minúsculo al lado de su contraparte estadounidense.

Los principales bienes importados de China, organizados por valor, no cambiaron desde la pandemia de covid. Se trata principalmente de bienes terminados, como teléfonos, vehículos de pasajeros y de transporte, así como máquinas de procesamiento de datos. Los insumos y bienes intermedios, como partes y accesorios para máquinas y vehículos automotores, circuitos electrónicos integrados, semiconductores, baterías eléctricas y materiales y componentes eléctricos, también constituyen una parte de las exportaciones chinas a México. Sin embargo, los bienes importados por México de China que aumentaron su volumen desde el fin de la pandemia de covid son principalmente aquellos terminados, destinados al mercado mexicano: los vehículos automotores para el transporte de mercancías crecieron 3,732% y los vehículos de pasajeros un 240,6% entre los tres años anteriores a 2020 y los tres años posteriores.

La compra de algunos bienes intermedios a China, como láminas de aluminio, baterías eléctricas, bombas de líquido y partes para motores de combustión interna, también crecieron entre un 100 y 200%. No es imposible que algunos de estos bienes intermedios se utilicen para ensamblar productos terminados que luego se exportan a Estados Unidos. Pero, aun así, su valor no es ni de lejos suficiente para explicar las diferencias entre lo que México importa de China y lo que exporta a Estados Unidos.

Aunque los bienes que México exporta a Estados Unidos no se modificaron por la pandemia, su volumen sí aumentó considerablemente, incluso más que los importados de China. Los principales bienes que México exporta a Estados Unidos son vehículos de pasajeros y de transporte, máquinas de procesamiento de datos, partes y accesorios de vehículos automotores, teléfonos, monitores y tractores. El valor de estos bienes supera en varios órdenes de magnitud el valor de los bienes importados por México desde China. Por ejemplo, el valor de las exportaciones mexicanas de vehículos automotores para el transporte de mercancías es casi 86 veces el valor de esos mismos artículos importados de China.

Basándonos en cualquier evaluación lúcida, es evidente que México no se convirtió en una puerta trasera para las importaciones chinas a Estados Unidos, al menos no de forma significativa. Lo que ocurrió es que, después de la pandemia, los estadounidenses demandan más productos terminados de México, así como los mexicanos demandan más productos terminados chinos. Lo más probable es que Estados Unidos, temiendo un declive relativo de su influencia global, se haya vuelto hostil al comercio chino con aquellos países que Washington considera como sus aliados y esté utilizando su influencia para socavar tales esfuerzos.

No obstante, las narrativas sobre las maniobras económicas chinas tendrán consecuencias en el mundo real. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ya prometió recortar las importaciones chinas a México, principalmente de insumos, mediante una estrategia de sustitución de importaciones. Es posible que la beligerancia de Estados Unidos hacia México sea un intento de extraer concesiones de cara a la próxima revisión del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, prevista para 2026. Una medida de este tipo no es más que otra preocupante señal de que Estados Unidos está dispuesto a utilizar su control sobre el comercio mundial para promover sus propios fines políticos.

Este artículo se publicó originalmente en Jacobin.

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