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José Natanson, Gloria de la Fuente González, Roberto López Belloso, Álvaro Padrón y Andressa Caldas, el 3 de octubre, en la Alianza Francesa.

Foto: Gianni Schiaffarino

El “fin de una versión del multilateralismo” y las alternativas para América Latina, una “región de paz” sumida en una “niebla oscura que no permite ver”

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“Multilateralismo y poder global: ¿el fin del mundo como lo conocemos?” fue la charla que convocó a políticos, funcionarios y periodistas a reflexionar sobre el poder internacional.

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Los cambios en el equilibrio de poder mundial actual, las tensiones que lo atraviesan desde distintas miradas y los posibles caminos hacia un nuevo escenario fueron algunos de los temas que estuvieron en discusión en la charla “Multilateralismo y poder global: ¿el fin del mundo como lo conocemos?”, que se dio el jueves 2 de octubre en el marco de la edición 2025 del Día del Futuro.

El panel contó con la participación de José Natanson, director de Le Monde diplomatique Cono Sur; Andressa Caldas, directora ejecutiva del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH); Gloria de la Fuente González, subsecretaria de Relaciones Exteriores de Chile; y Álvaro Padrón, asesor de Presidencia en materia de integración regional y secretario ejecutivo del Centro de Formación para la Integración Regional (Cefir). El diálogo fue moderado por Roberto López Belloso, director de Le Monde diplomatique edición Uruguay.

Desde sus distintas perspectivas, los expositores coincidieron durante la jornada en la necesidad de fortalecer los espacios multilaterales como herramienta para enfrentar los desafíos globales y regionales que marcan este nuevo tiempo político.

El panel tuvo lugar en la Alianza Francesa de Montevideo, ante una sala colmada de público; tanto De la Fuente como Padrón destacaron el valor de ver la sala llena y celebraron el interés ciudadano en debatir temas internacionales que muchas veces parecen lejanos, pero sin embargo, atraviesan el devenir de la sociedad.

¿Hacia dónde miramos?

El primero en intervenir fue Natanson, quien planteó un recorrido por la reconfiguración del poder global y advirtió un giro en la política exterior estadounidense. Según explicó, la nueva estrategia de defensa nacional, publicada días atrás por el gobierno de Estados Unidos, refleja un proceso de repliegue hacia el hemisferio occidental, lo que ellos denominan su “patio trasero”, es decir, la región de las Américas, desde Canadá hasta Tierra del Fuego. Según explicó, esta redefinición implica dejar en segundo plano a los “enemigos lejanos” de Estados Unidos, ya sea “el comunismo de la posguerra, el terrorismo post atentados del 2001, incluso [Vladímir] Putin, e incluso China”, lo que podría tener importantes consecuencias para la región y que abre interrogantes sobre el papel que América Latina puede jugar en ese nuevo equilibrio, además de que cree que “en este contexto el multilateralismo sufre”.

Hacia el cierre de su primera intervención, Natanson sostuvo que el único camino posible para los países del Cono Sur pasa por “ir atrás de Brasil”, y afirmó: “no veo otro camino que ir atrás de Brasil. Ojalá los países chicos —Uruguay, Argentina y Chile— podamos negociar con Brasil en las mejores condiciones”. Así marcó el tono del debate que continuó entre los demás expositores.

La siguiente en tomar la palabra fue Caldas, quien habló desde su rol en el Mercosur y recordó que la impronta del bloque no es meramente económica y comercial, sino que también tuvo un origen político y de integración de la ciudadanía. Subrayó además que el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos fue concebido como “un espacio anti Cóndor”, en alusión al Plan Cóndor, del cual este año se cumplen cincuenta años.

En su intervención, Caldas destacó que “nuestra región, además de ser una región marcada por desigualdad, violencia, por extractivismo, es también una región capaz de construir soluciones novedosas, soluciones arraigadas en nuestros territorios que pueden ser promovidas a partir de la mirada de la cooperación sur-sur”. En ese sentido, apoyó la importancia de discutir sobre el multilateralismo y cuestionó las narrativas catastrofistas que apelan al “fin del mundo” o a un “apocalipsis”. Finalmente, planteó la necesidad de “construir un multilateralismo ciudadano, con participación, que sea horizontal, que tenga un enfoque de derechos, un enfoque feminista y que tenga en consideración la realidad directa de los pueblos y de los territorios”.

También en su intervención aprovechó para hacer referencia a la situación en la Franja de Gaza: “Me parece que es el gran y mejor ejemplo de la falencia de este multilateralismo y la falencia nuestra casi como humanidad”, y además afirmó: “es llamativo que muchas de nuestras autoridades y gobernantes no tardaron en definir y nombrar lo que pasa en Venezuela como una dictadura, pero tienen una enorme dificultad en nombrar lo que está pasando en Gaza como genocidio, que es como [lo] tenemos que nombrar”.

¿Una nueva visión para el multilateralismo global?

Al llegar el turno de la subsecretaria de Relaciones Exteriores de Chile, De la Fuente retomó la idea de que es necesario repensar el multilateralismo, ya que “hoy en día está en crisis”, y vinculó esa reflexión con un hecho reciente, recordado por López Belloso: la candidatura de Michelle Bachelet a la secretaría general de las Naciones Unidas, propuesta por el presidente chileno Gabriel Boric durante la última Asamblea General de la Organización de la Naciones Unidas (ONU). En ese marco, De la Fuente subrayó que “sin duda el multilateralismo, para pensarse y repensarse, necesita también hacerse cargo de algo que es fundamental: que no ha habido una mujer a la cabeza de una institución tan grande como Naciones Unidas”. Además, sostuvo que es necesario incorporar la igualdad de género como un principio central en la construcción de un nuevo multilateralismo.

Foto: Gianni Schiaffarino

De la Fuente también advirtió que “menos del 50% de la población del mundo vive bajo regímenes democráticos”, y se preguntó cómo promover los derechos humanos y la democracia en contextos donde esos valores se ven amenazados, planteando esto como un desafío para resolver a futuro, teniendo en cuenta igualmente que “la respuesta a los desafíos del multilateralismo se responde con más multilateralismo y no con menos. No con un [debilitamiento] de las instituciones, sino que cambiando la manera en que estas instituciones pueden responder a los desafíos globales”, y apuntó que hoy en día tenemos “una oportunidad única desde nuestra región de pensar de una manera distinta”.

Hacia el final de su intervención De la Fuente hizo hincapié en la importancia del diálogo y la construcción de consensos a nivel regional y señaló que, más allá de las dificultades históricas para alcanzar acuerdos en América Latina, es necesario seguir apostando por los espacios de encuentro y cooperación. “Ha sido difícil en general la discusión respecto a los consensos, por ejemplo. Probablemente hay un desafío respecto a la necesidad de pensar también cómo construimos los consensos en nuestra región”, pero concluyó enfatizando en que “creemos que es momento de defender el multilateralismo y no retroceder en él”, y en cuanto a esta idea agregó que “América Latina tiene una oportunidad para plantear una discusión relevante en torno a esto, a propósito de que se trata de una región con todas las dificultades, pero una región de paz”, culminó.

¿Cómo se posiciona Uruguay?

Por su parte, y dando fin a la primera ronda de la exposición tomó la palabra Padrón, que retomó la idea en la posibilidad de construir un multilateralismo distinto, comenzando por hablar del “fin de una versión del multilateralismo” pero no del fin del multilateralismo en sí. “Lo que tenemos que ser capaces es de plantear una alternativa, una visión distinta a esa forma de haber pensado la gobernanza global que siempre nos dejó afuera”. Invitó a reflexionar sobre la transformación del poder en el mundo actual: “La pregunta que nos tenemos que hacer es dónde radica hoy el poder. Y en estas lógicas de hablar de política internacional cometemos el error de que son sólo los Estados los que tienen poder”, expresó. En ese sentido, señaló que las dinámicas globales han cambiado profundamente y que hoy el poder “está mucho más repartido”, o casi que “concentrado” en las empresas transnacionales. Por eso, advirtió que repensar el multilateralismo no puede limitarse a los Estados, sino que debe incluir también una mirada crítica sobre el rol y la responsabilidad de estos nuevos centros de poder, donde la clave es pensar “cómo influir en ese nuevo orden”.

Padrón continuó su reflexión hablando del papel que debe asumir América Latina frente al escenario global y estando de acuerdo con Natanson en cuanto a cómo debería ser nuestro vínculo como país con Brasil: “Nuestro futuro no puede ser el pasado del norte. Nosotros tenemos que ser capaces de dibujar otro mundo, y en eso Brasil va a ser muy importante, pero no solo. No solo”, afirmó. En esa línea, sostuvo que además de tejer alianzas con Brasil, también será necesario hacerlo con otros países de la región, y recordó una frase del expresidente José Pepe Mujica: “sin Brasil es imposible, solo con Brasil no alcanza”.

“No podemos seguir asociando la integración y la cooperación regional a ciclos políticos”, afirmó, “porque si no estaremos permanentemente armando y desarmando y al final el resultado será una región cada vez más intrascendente”, y en cuanto a la idea de los consensos, traída anteriormente por De la Fuente, agregó que será necesario dejarlos de lado e “instalar la idea de que se puede avanzar sin que estén todos de acuerdo”.

Para concluir, Padrón retomó una idea planteada previamente por Caldas sobre la necesidad de que los resultados de la integración se vean reflejados en la vida de las personas. “Necesitamos mostrar que la integración se mete en la vida de la gente”, afirmó, y agregó: “No podemos estar tres horas en una frontera entre Uruguay y Argentina para cruzar y decir que la integración funciona. No podemos decir que funciona la integración y un médico o un arquitecto, o un electricista no puede trabajar en otro país porque no hay forma de que le reconozcan los títulos”. Así terminó su intervención, enfatizando en que la integración debe traducirse en acciones concretas que faciliten la movilidad, el trabajo y la cooperación efectiva entre los países de la región.

Una niebla espesa sobre la región, ¿o hay esperanza?

“Yo creo que América Latina hoy está sumida en esa niebla. Está sumida en esa niebla oscura que no permite ver”. Con esta reflexión, Natanson cerró su segunda y breve intervención de la jornada, en la que puntualizó que más allá de que actualmente en América Latina hay más presidentes de izquierda que “no de izquierda”, aún cuesta encontrar una perspectiva común entre los países. “No se ve que América Latina esté construyendo algo parecido a un ciclo político, que nunca va a ser totalmente homogéneo, pero que tendría que tener, creo yo, alguna perspectiva común”, reflexionó, dejando en evidencia los desafíos a futuro que enfrenta la región.

Y aunque el resto de los expositores se mostraron más optimistas, sí repasaron los desafíos que enfrenta América Latina para conseguir una verdadera integración y cuánto queda todavía por trabajar, con una apuesta por el valor de la unidad y de las democracias.

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