Mundo Ingresá
Mundo

Ilustración: Ramiro Alonso

La globalización en su encrucijada

3 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

La globalización contemporánea no constituye un fenómeno reciente sino un proceso histórico cuyos antecedentes se remontan al siglo XIX. Como documenta el historiador Carlos Marichal, este complejo sistema de interacciones económicas, políticas y culturales ha atravesado por fases de intensificación, estancamiento e incluso regresión. En el contexto actual, caracterizado por el resurgimiento de medidas proteccionistas y conflictos comerciales entre las principales potencias económicas, surge el interrogante sobre si estamos presenciando un momento decisivo en esta prolongada trayectoria de interconexión mundial.

El análisis histórico de la globalización revela su naturaleza cíclica y fluctuante. En la segunda mitad del siglo XIX, la convergencia entre la Revolución industrial, los avances en los sistemas de transporte y la consolidación de las finanzas internacionales propiciaron el surgimiento de los mercados con alcance genuinamente global. Esta fase expansiva estuvo ligada al imperialismo europeo, que, si bien impulsó la integración económica a escala planetaria, simultáneamente generó profundas asimetrías estructurales. Las contradicciones durante este período culminaron en la era de entreguerras, cuando se produjo un retroceso en los procesos de integración con la adopción generalizada de políticas proteccionistas y medidas restrictivas al comercio.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el escenario internacional se reconfiguró alrededor de tres polos: el capitalismo occidental liderado por Estados Unidos, el bloque comunista y los movimientos de descolonización. Esta globalización “tripolar” dio paso, a partir de los años 80, al modelo neoliberal caracterizado por la libre circulación de capitales, la desregulación financiera y el protagonismo de las corporaciones multinacionales. Fue la época dorada de la globalización, cuando parecía que las fronteras económicas desaparecerían por completo.

Sin embargo, el siglo XXI ha traído consigo contradicciones y desafíos inéditos para este modelo. La crisis financiera global de 2008 marcó el inicio de un período de cuestionamiento profundo al orden económico internacional establecido. Pero fue sin duda la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2016 lo que aceleró de manera decisiva el giro proteccionista y nacionalista en la economía política global. Su administración declaró una guerra comercial abierta contra China, imponiendo aranceles punitivos de hasta el 25% sobre importaciones por valor de 250.000 millones de dólares. Aunque estas medidas lograron reducir levemente el déficit comercial bilateral (que pasó de 420.000 millones de dólares en 2018 a 345.000 millones en 2020, según datos del US Census Bureau), sus costos colaterales fueron significativos: presiones inflacionarias en productos importados, disrupciones en las cadenas globales de suministro y represalias comerciales que afectaron particularmente al sector agrícola estadounidense, especialmente los productores de soja y cerdo.

Para América Latina, este contexto global plantea desafíos complejos. La histórica dependencia de las exportaciones de materias primas y la concentración del comercio exterior en pocos mercados representan vulnerabilidades estructurales que la región no ha logrado superar.

Mientras Estados Unidos se encerraba en su estrategia proteccionista, China demostró una notable capacidad de adaptación y comenzó a reorientar sus flujos comerciales hacia otras regiones del mundo. Datos del Banco Mundial revelan un crecimiento espectacular de 86% en las exportaciones chinas hacia América Latina entre 2010 y 2020, concentrándose especialmente en manufacturas de mediana y alta tecnología. A cambio, la región incrementó sus exportaciones de materias primas hacia el gigante asiático, hasta el punto de que más del 60% de las ventas externas de países como Brasil y Chile a China correspondieron a productos minerales y agrícolas. Esta relación comercial se complementó con un aumento significativo de las inversiones chinas en infraestructura en la región, particularmente en los sectores energético, de transporte y telecomunicaciones.

Al iniciar su segundo mandato, el gobierno de Trump ha intensificado y ampliado su estrategia proteccionista, imponiendo nuevos gravámenes a productos (excluyendo servicios) procedentes de 185 países, con China como principal objetivo. Los aranceles inicialmente establecidos en 34% para el país asiático han escalado progresivamente ante la firme resistencia china en las negociaciones comerciales. Esta situación configura un escenario que rememora las prácticas mercantilistas del siglo XVI. La Organización Mundial del Comercio ha visto erosionada su autoridad frente al aumento de medidas unilaterales que incluso contradicen tratados negociados bajo sus principios fundacionales.

La paradoja histórica es evidente: Estados Unidos, principal arquitecto del orden comercial multilateral en 1945, se ha convertido hoy en su mayor detractor. Algunos líderes regionales, como el presidente colombiano, Gustavo Petro, interpretan este giro como el declive del neoliberalismo. Sin embargo, esta perspectiva resulta algo simplista. Mientras el comercio de bienes y la movilidad laboral enfrentan restricciones proteccionistas, los flujos de capital y servicios mantienen la desregulación característica de las últimas décadas, lo que indica más bien una transformación que un colapso del modelo económico global.

Para América Latina, este contexto global plantea desafíos complejos. La histórica dependencia de las exportaciones de materias primas y la concentración del comercio exterior en pocos mercados representan vulnerabilidades estructurales que la región no ha logrado superar. La falta de coordinación regional, derivada de diferencias ideológicas, reduce su capacidad negociadora frente a bloques económicos consolidados. El mayor reto es desarrollar capacidades tecnológicas e industriales propias para integrarse competitivamente en cadenas globales de valor basadas en innovación y conocimiento, áreas donde China ha tomado ventaja.

La globalización evoluciona hacia una fase más fragmentada, marcada por la rivalidad geopolítica entre Estados Unidos y China. Ante este escenario cambiante, América Latina debe construir una estrategia propia que le permita navegar con autonomía en un entorno cada vez más complejo. Esto implica comprender cómo se entrelazan la economía global con factores de seguridad nacional y competencia tecnológica. El gran desafío consiste en evitar que la región quede atrapada en los márgenes de la historia económica global, esta vez como simple escenario de una disputa entre gigantes que podría redefinir el orden mundial.

Edwin López Rivera es profesor en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Este artículo se publicó originalmente en Latinoamérica21.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesa el acontecer internacional?
None
Suscribite
¿Te interesa el acontecer internacional?
Recibí la newsletter Mundo en tu email todos los domingos.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura