La noticia de que el excanciller colombiano Álvaro Leyva buscó el apoyo de Washington para derrocar al presidente de su país, Gustavo Petro, provocó reacciones fuertes de integrantes del gobierno que manifestaron su rechazo al supuesto intento de golpe de Estado.
El diario español El País publicó el domingo que Leyva se contactó con congresistas del Partido Republicano de Estados Unidos con el objetivo de impulsar una campaña internacional de presión contra Petro. Además, hace dos meses Leyva se había reunido en Estados Unidos con el congresista Mario Díaz-Balart y aspiraba a llegar al jefe de la diplomacia de ese país, Marco Rubio.
“Nos dijo que tenía todas las herramientas para ejecutar un plan y sacarlo. Su lugar lo ocuparía Francia Márquez. Contaba con evidencias de que Petro no podía seguir ejerciendo el cargo y que, en caso de que esto saliera adelante, el presidente no tendría capacidad de respuesta”, dijo al periódico una fuente estadounidense.
Desde que fue apartado del cargo de canciller, Leyva acusó públicamente al presidente de hacer un uso problemático de drogas que afectaba su comportamiento y su capacidad de gobernar.
“Hay que sacar a ese tipo [Petro]. [...] Es que, además, el orden público se desbordó. [...] Yo he hablado con los gremios más importantes [...]. Este país va al despeñadero”, afirma Leyva en las grabaciones que cita El País.
En respuesta, Petro dijo que “durante meses” sufrió “la injuria del señor Leyva” porque no le asignó un cargo público a su hijo. Agregó que el excanciller aspiraba a “que su hijo ocupase la cancillería o una embajada, como si la democracia fuera hereditaria”.
“La conducta de lo que llamo ‘oligarquía’, a la que indudablemente pertenece Leyva, es la doble moral: piensa el Estado como hereditario, con derecho a negocios con el erario”, agregó, según citó RTVC Noticias.
“Desde hace dos siglos, la traición, el asesinato, la mentira son sus normas”, afirmó Petro.
Para el presidente, la respuesta de Leyva fue “un acto de venganza bárbaro, canalla, de alguien [al] que simplemente había ayudado de corazón”, al designarlo como canciller pensando “que se lo merecía al final de su vida”, por su compromiso con el proceso por el cual la guerrilla M-19 dejó las armas, en la década de 1990, y con las negociaciones de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, en 2016.
Leyva fue destituido como canciller por un caso de supuestas irregularidades en el proceso de licitación de pasaportes, que, según Petro, “estaba impregnado de corrupción desde sus inicios”. El presidente dijo que Leyva “cometió irregularidades que le costaron su vida pública”.
Petro usó este lunes en X el nombre de Leyva como sinónimo de mentiras. Ante versiones de que se había reunido con José Adolfo Fito Macías, el líder de la banda criminal ecuatoriana Los Choneros, el presidente colombiano afirmó: “Esta especulación en la prensa ecuatoriana es otra leyvada más, pero hecha por otros. No tengo idea de quién es el tal Fito”.
La vicepresidenta Francia Márquez respondió a las declaraciones publicadas por El País, según las cuales el plan contra Petro incluía que ella lo sustituyera.
“Jamás he traicionado ni cuestionado la autoridad legítima del primer mandatario”, dijo. “No permitiré que mi nombre sea utilizado para alimentar intereses particulares ni rencillas que no contribuyen a la construcción de un país más justo y equitativo”, dijo Márquez en un comunicado.
Agregó que la “lealtad a ese compromiso es también la lealtad al pueblo, a la democracia y a la esperanza de millones de personas que creen en un país diferente”.
Meses atrás, la vicepresidenta fue crítica con Petro durante una sesión del Consejo de Ministros que el presidente decidió que se transmitiera en vivo. Después de aquella instancia, fue reemplazada en su cargo de ministra de Igualdad.
Otros varios dirigentes del oficialismo e integrantes del gobierno respondieron ante la noticia que protagonizó Leyva. La senadora María José Pizarro dijo en su cuenta de X que la Fiscalía colombiana “debe actuar inmediatamente, por instigación a un golpe de Estado, exhortación a la alteración del orden constitucional y la vulneración de la soberanía nacional, como mínimo”.
De acuerdo con la agencia Efe, ya entonces Petro estaba al tanto de que Díaz-Balart había participado en reuniones que apuntaban a derrocarlo.
“El golpe de Estado que está fraguando Leyva es una afrenta a la democracia. ¿Quién es el gran titiritero detrás de la marioneta?”, se preguntó el ministro de Justicia, Eduardo Montealegre.
Para la titular de Comercio, Diana Morales, que “el excanciller Leyva acuda a potencias extranjeras para socavar el gobierno legítimo de Petro es más que una deslealtad: es una afrenta a la soberanía, al mandato popular y al orden constitucional”.