El anuncio de Donald Trump de que aplicará aranceles de 50% a Brasil a partir del 1º de agosto, como una medida de presión para que Jair Bolsonaro evite un juicio por liderar una trama golpista, unió a trabajadores, empresarios y políticos de izquierda y de derecha.
Varios gobernadores derechistas cambiaron de postura en los últimos días, informó el diario Folha de São Paulo. Algunos, que inicialmente defendieron a Trump y atacaron al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, pasaron a apoyar una salida diplomática a esta crisis y reconocieron el impacto que puede tener en la economía una tasa de 50% a los productos brasileños que importa Estados Unidos.
Incluso Hamilton Mourão, que fue vicepresidente de Bolsonaro y actualmente es senador del partido Republicanos, dijo esta semana que el proceso judicial contra el expresidente Jair Bolsonaro es un asunto de Brasil, y consideró inaceptable que Estados Unidos intente interferir mediante amenazas arancelarias. De acuerdo con la revista Carta Capital, Mourão hizo estas declaraciones en una sesión de la Comisión de Relaciones Exteriores destinada a debatir sobre las tasas anunciadas por Estados Unidos.
Patronales con Alckmin
También las patronales, entre ellas las del agro y la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), apoyaron al gobierno frente a las medidas impuestas por Trump y abogaron por dialogar para evitar que este conflicto comercial se profundice.
Después de que el vicepresidente Geraldo Alckmin y otras autoridades brasileñas se reunieran con representantes de los empresarios, el presidente de la Confederación Nacional de la Industria, Ricardo Álvarez Alban, dijo que las patronales propusieron al gobierno que solicite que se postergue por 90 días la aplicación de los aranceles para contar con más tiempo para dialogar con Washington. También manifestó el rechazo de los empresarios a estas medidas de Trump, que son leídas como una sanción al país.
Al encuentro asistieron también dirigentes del agronegocio, en particular de los sectores del café, las frutas, el pescado y la carne vacuna.
Alckmin, que también es ministro de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, dijo que “el gobierno federal trabaja para resolver la cuestión tarifaria con Estados Unidos antes de agosto”. En su agenda para la semana que terminó el viernes, el vicepresidente tenía previstos encuentros con distintas entidades patronales y de trabajadores, y con representantes empresariales estadounidenses y de la Cámara Estadounidense de Comercio para Brasil, que también se verían afectados con la aplicación de las tasas.
“Hemos podido escuchar al sector productivo y reiterar el compromiso con el diálogo, que es el compromiso del presidente Lula”, dijo Alckmin. “A veces hay cadenas integradas, por lo que también trabajaremos con los empresarios estadounidenses para demostrar que esto no sólo perjudica a Brasil, sino también a la población estadounidense, ya que existe una complementariedad económica”, agregó, según informó la Presidencia de Brasil.
“Brasil es de los brasileños”
Lula dio el jueves un discurso en un congreso de la Unión Nacional de los Estudiantes, en Goiânia, en el que se lo vio con una gorra igual a las que usan los seguidores de Trump, pero azul en lugar de roja y con la inscripción “Brasil es de los brasileños” y no “Make America Great Again”.
En ese congreso, Lula dijo que Bolsonaro es un “patriota falso” por vincular la aplicación o no de las tasas a una amnistía que lo beneficie. Dijo que es inaceptable que un presidente mande una carta para decir que “si no se libera a Bolsonaro, nos van a tasar en 50%”.
“Vamos a responder de la forma más civilizada posible y de la forma que un demócrata responde”, afirmó Lula. “No aceptamos que nadie, de ningún país, se meta en nuestros problemas internos”, continuó.
Lula también criticó la actitud del hijo del expresidente, el diputado Eduardo Bolsonaro, instalado en Estados Unidos desde marzo. “Él se queda abrazado a la bandera estadounidense”, dijo. “Nosotros vamos a tomar la bandera verde y amarilla. Bolsonaro que transfiera su título para allá y que vaya a votar allá. Porque aquí quien manda somos nosotros, los brasileños”, afirmó. “Quien los está juzgando a ellos [a Jair Bolsonaro y otras siete personas] son los ministros del Supremo Tribunal Federal”, defendió Lula.
Una visión similar a la suya mostraron manifestantes que participaron en distintas protestas contra las amenazas de Trump.
Apoyo creciente
Una encuesta de Genial/Quaest publicada esta semana concluye que 72% de los brasileños considera que Trump cometió un error al imponer los aranceles, y para 53%, Lula actuó correctamente al anunciar que aplicaría medidas recíprocas. Conclusiones similares alcanza una encuesta de Atlas/Bloomberg, que además midió que Trump es visto de manera negativa por 63,2% de los brasileños, 6% más que en junio.
Según informó BBC Brasil, otro estudio de Genial/Quaest concluyó que el porcentaje de quienes desaprueban la gestión de Lula cayó de 57% a 53% de mayo a julio, y la aprobación del presidente subió de 40% a 43% en ese período.
Felipe Nunes, director de Quaest y profesor de la Fundación Getúlio Vargas, dijo a ese medio que “la mejora en la popularidad se dio principalmente fuera de las bases de apoyo tradicionales del gobierno”. Se registró en particular en el sudeste, entre personas de clase media y con educación superior completa.
Muchos de los consultados atribuyeron la medida anunciada por Trump al juicio contra Bolsonaro (22%), otros a la influencia de Eduardo Bolsonaro en Estados Unidos (17%) y otros (26%), a las declaraciones de Lula en la cumbre de los BRICS, cuando dijo que los países de ese grupo son soberanos y no quieren un “emperador”.
En esa misma línea, Lula dijo el jueves en el congreso de estudiantes que “no será un gringo el que le dé órdenes” a Brasil. “Tengo la certeza de que el presidente de Estados Unidos jamás negoció el 10% de lo que yo negocié en mi vida”, agregó Lula, y dijo que por eso defiende el multilateralismo, que “permite a los estados vivir más o menos en armonía y con respeto”.
En ese discurso, Lula volvió a rebatir los argumentos de Trump sobre la relación comercial de los dos países y dijo que “parece que ni siquiera sabía que Estados Unidos tiene superávit” (vende más de lo que compra) en ese intercambio desde hace 15 años. De todos modos, consideró que lo único que Trump quiere negociar es que “suelten a Bolsonaro”.
Sobre el expresidente y los demás acusados de participar en una trama golpista reiteró: “Esa gente va a ser juzgada y no porque yo quiera, que no soy juez. Están siendo juzgados por la Corte Suprema porque ellos mismos se delataron”.
Otra encuesta de Genial/Quaest analizó la intención de voto. Según el estudio, el gobernante Partido de los Trabajadores volvió a tener ventaja sobre Bolsonaro y otros candidatos de derecha ante una eventual segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2026.
Según informó O Globo, después de que la Justicia dispusiera el viernes medidas cautelares contra Bolsonaro por indicios de que él y su hijo intentaron “inducir, instigar y ayudar a un gobierno extranjero a la práctica de actos hostiles contra Brasil”, Lula dijo que se presentará como candidato en 2026 para evitar “entregar el país a esa banda de dementes”.