Este lunes el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibirá al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en un momento clave, en el que el líder republicano tiene en sus manos la posibilidad de presionar a su invitado para lograr llegar a un acuerdo que ponga fin al conflicto armado entre Israel y la organización islamista palestina Hamas.
En una publicación realizada este domingo en Truth, la red social de la que es propietario, Trump expresó su optimismo sobre el tema cuando escribió: “Tenemos una oportunidad real de GRANDEZA EN ORIENTE MEDIO. TODOS ESTÁN A BORDO PARA ALGO ESPECIAL”. “¡PRIMERA VEZ! ¡LO LOGRAREMOS!”, agregó el mandatario en otro mensaje, también publicado enteramente en letras mayúsculas.
Detrás de estas sensaciones el presidente estadounidense está manejando un plan de paz, que consta de 21 puntos (ver más abajo), elaborado por Washington, que ya fue compartido la semana pasada con los líderes de varios países árabes y musulmanes en reuniones al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebró en Nueva York. La semana pasada Trump dijo que primero necesitaría reunirse con Netanyahu para poder concretar el plan.
Este domingo, en una entrevista con la cadena Fox consignada por medios israelíes, Netanyahu declaró que estaba trabajando “en estos momentos” en el plan para Gaza de la Casa Blanca. “Espero que podamos ponerlo en marcha”, agregó el mandatario israelí, quien es visto por vastos sectores de la opinión pública israelí e internacional como el principal obstáculo para llegar a cualquier tipo de acuerdo de paz.
Respecto de Hamas, Netanyahu afirmó que quedan “considerablemente menos” combatientes que al comienzo de la guerra, pero acusó a la organización de malversar la ayuda, inflar los precios y reclutar militantes, “chantajeando a las familias palestinas para que entreguen a sus hijos a las filas que hemos diezmado”.
El primer ministro israelí, además, volvió a tratar de minimizar a la Autoridad Palestina, el gobierno palestino que cuenta con un amplio reconocimiento internacional, cuestionando su eventual rol en la gobernanza de la posguerra en Gaza, reiterando que considera ese paso como una línea roja. “No cambié mi postura. La credibilidad o la probabilidad de una Autoridad Palestina reformada que cambie sus características... Si todo eso se transforma radicalmente, buena suerte. Algunos creerán que sucederá. Yo no creo que vaya a suceder”, expresó Netanyahu.
Sobre los recientes ataques israelíes en Qatar, en los que el objetivo eran integrantes de la cúpula de Hamas que estaban reunidos en Doha, Netanyahu declaró: “No estábamos atacando a Qatar, como tampoco ustedes atacaron a Pakistán cuando eliminaron a Bin Laden”, dijo el mandatario, y agregó que Israel todavía podía “llegar a un acuerdo” con Qatar.
Sobre el proyecto de paz presentado por Washington se expresó este domingo el rey Abdalá de Jordania, quien afirmó que el plan para poner fin a la guerra en Gaza está “en línea con lo acordado”, según informó la agencia estatal de noticias jordana.
Hamas, los rehenes y los asesinatos y el hambre persistentes en Gaza
Este domingo, medios árabes e israelíes consignaron un comunicado de Hamas en el que la entidad extremista palestina expresó que, “contrariamente a los informes de los medios de comunicación”, no recibieron ninguna nueva propuesta de los mediadores de las negociaciones de alto el fuego, indicando que las negociaciones se detuvieron después del intento de asesinato de sus líderes por parte de Israel en Doha, y que desde entonces no se reanudaron.
Paralelamente, Hamas también informó que perdió contacto con dos de los rehenes israelíes que mantiene cautivos, Matan Angrest y Omri Miran, a causa de los permanentes bombardeos que están cayendo sobre la ciudad de Gaza. “Las vidas de los dos prisioneros están en peligro real”, dijo el grupo en un mensaje en su cuenta de Telegram, pidiendo a Israel que detenga los ataques aéreos, algo que ni siquiera fue considerado por el gobierno de Netanyahu.
La noticia comunicada por Hamas cayó muy mal entre los familiares y allegados de los secuestrados, que en su mayoría responsabilizan al primer ministro de haber boicoteado en varias oportunidades un acuerdo para conseguir la liberación de los cautivos. “Netanyahu lo está destruyendo todo en este país”, dijo Ilana Gritzewski, quien estuvo secuestrada, pero fue devuelta en uno de los intercambios, y cuyo compañero, Matan Zangauker, permanece en Gaza.
“Me mintió en la cara. Hace dos meses me prometió que traería a Matan y a todos los demás a casa. Su esposa, Sara, incluso nos pidió que los invitáramos a nuestra boda”, dijo Gritzewski en declaraciones consignadas por el diario israelí Haaretz.
Pese a las acciones diplomáticas y el respaldo que recibió la causa palestina la semana pasada durante la Asamblea General de la ONU, en los hechos la situación humanitaria en Gaza se mantiene incambiada. La cifra de muertes desde que comenzó la ofensiva israelí sobrepasa ya las 66.000, según números oficiales brindados por las autoridades sanitarias gazatíes que maneja Hamas, aunque la cifra real de personas muertas se estima que es sensiblemente superior.
Por otra parte, el ejército israelí informó que estima que alrededor de 780.000 palestinos evacuaron la ciudad de Gaza hacia el sur de la Franja, mientras se intensifica la ofensiva para capturar la ciudad más grande del territorio palestino y derrotar a las fuerzas restantes de Hamas. En las últimas horas se reportaron decenas de muertos en incesantes ataques, mientras los tanques avanzaban hacia el corazón de la ciudad.
Además, los servicios de rescate de Gaza se enfrentan a un colapso inminente debido a la obstrucción deliberada del suministro de combustible a las operaciones de rescate por parte de las fuerzas israelíes, según un funcionario de Defensa Civil. “La ocupación nos está sometiendo a una nueva crisis que está costando vidas”, declaró Mohammed al-Mughair, director de apoyo humanitario y relaciones internacionales de Defensa Civil.
Al-Mughair acusó a las fuerzas israelíes de “interrumpir deliberadamente los servicios humanitarios que prestamos a la ciudadanía” al impedir el suministro de combustible a los vehículos de rescate y extinción de incendios en el norte de Gaza.
De acuerdo con lo que consignó Al Jazeera, el funcionario pidió una intervención internacional urgente para “salvar la vida de miles de civiles, presionando a la ocupación israelí para que permita el suministro de combustible a las organizaciones humanitarias”.
El plan de Trump para Gaza
El proyecto de paz que pretende implementar el gobierno de Trump consta de 21 puntos, y varios medios internacionales accedieron al documento en las últimas horas.
En sus primeros puntos, el plan establece que Gaza será una zona desradicalizada y libre de terrorismo, que no represente una amenaza para sus vecinos. Además, luego del final del conflicto, el territorio palestino Gaza será reurbanizado en beneficio de su población.
Si Israel y Hamas aceptan la propuesta, la guerra terminará de inmediato y las Fuerzas de Defensa de Israel detendrán todas sus operaciones y se retirarán gradualmente de la Franja. Dentro de las 48 horas siguientes a la aceptación pública del acuerdo por parte de Israel, todos los rehenes, vivos y fallecidos, serán devueltos.
Una vez devueltos los rehenes, Israel liberará a varios cientos de prisioneros de seguridad palestinos que cumplen cadena perpetua y a más de 1.000 gazatíes arrestados desde el 7 de octubre de 2023, junto con los cuerpos de varios cientos de palestinos.
Asimismo, los miembros de Hamas que se comprometan a la coexistencia pacífica serán amnistiados, mientras que los miembros que quieran abandonar la Franja recibirán un salvoconducto hacia terceros países.
Una vez alcanzado este acuerdo, la ayuda llegará a la Franja a un ritmo no inferior a los puntos de referencia establecidos en el acuerdo de rehenes de enero de 2025, que incluía 600 camiones de ayuda por día, junto con la rehabilitación de infraestructura crítica y la entrada de equipo para remover escombros.
La ayuda será distribuida, sin interferencia de ninguna de las partes, por las Naciones Unidas y la Media Luna Roja, junto con otras organizaciones internacionales no asociadas ni con Israel ni con Hamas.
Analistas interpretaron que este punto del plan parece deliberadamente poco específico y aparentemente deja una vía libre para la continuidad de las operaciones de la Fundación Humanitaria de Gaza, ya que técnicamente es una organización estadounidense, aunque fue ideada por israelíes vinculados al gobierno y se diseñó para adaptarse a la conducción de la guerra por parte del gobierno israelí.
Volviendo al plan, el punto 9 establece que Gaza será administrada por un gobierno temporal de transición de tecnócratas palestinos que se encargará de prestar servicios cotidianos a la población de la Franja.
El comité será supervisado por un nuevo organismo internacional establecido por Estados Unidos, en consulta con socios árabes y europeos. Este establecerá un marco para financiar la reurbanización de Gaza hasta que la Autoridad Palestina haya completado su programa de reformas.
El diario The Times of Israel remarcó que esta es la primera mención en el plan estadounidense a la Autoridad Palestina, con sede en Ramala. El gobierno de Netanyahu descartó a esta autoridad como posible gobernante de Gaza, anulando así lo que es la clave para obtener ayuda árabe en la gestión de la Franja tras la guerra, dado que la comunidad internacional considera que la unificación de Cisjordania y Gaza bajo un único órgano de gobierno reformado es esencial para la estabilidad y la paz a largo plazo.
El punto 9 parece inspirarse en gran medida en el plan del ex primer ministro británico Tony Blair para poner fin a la guerra. Blair y el exasesor principal de la Casa Blanca Jared Kushner, cuyo suegro es Trump, llevan meses trabajando en el expediente de Gaza, mientras que asesoran a Steve Witkoff, designado por el presidente estadounidense para ser el enviado especial de Washington para Medio Oriente.
El plan también contempla la creación de un plan económico para reconstruir Gaza mediante la convocatoria de expertos con experiencia en la construcción de ciudades modernas en Oriente Medio y mediante la consideración de los planes existentes destinados a atraer inversiones y crear empleos.
Un punto importante del plan establece que nadie será obligado a abandonar Gaza, y quienes decidan irse podrán regresar. Además, se incentivará a los gazatíes a permanecer en la Franja.
Según el plan que está siendo analizado, Hamas no tendrá ningún papel en la gobernanza de Gaza. Se comprometerá a destruir y detener la construcción de cualquier infraestructura militar ofensiva, incluidos los túneles. Los nuevos líderes de Gaza se comprometerán a la coexistencia pacífica con sus vecinos.
Los socios regionales proporcionarán una garantía de seguridad para asegurar que Hamas y otras facciones de Gaza cumplan con sus obligaciones y que Gaza deje de representar una amenaza para Israel o su propio pueblo.
Por otra parte, Estados Unidos trabajará con socios árabes y otros socios internacionales para desarrollar una fuerza internacional de estabilización temporal que se desplegará inmediatamente en Gaza para supervisar la seguridad en la Franja. Esta fuerza desarrollará y entrenará una fuerza policial palestina, que servirá como un cuerpo de seguridad interna a largo plazo.
El plan de Washington también indica que Israel no ocupará ni anexará Gaza, y el ejército israelí entregará gradualmente el territorio que actualmente ocupa, a medida que las fuerzas de seguridad de reemplazo establezcan el control y la estabilidad en la Franja.