Cada tanto salen a la luz pensamientos y prácticas impresentables por parte de dirigentes de Cabildo Abierto (CA), y no cabe hablar de opiniones personales o casos aislados. Hay un común denominador y una matriz. Esta semana se agregaron a la lista los dichos del coronel retirado Enrique Montagno, integrante hasta el jueves del directorio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), al que se vio obligado a renunciar cuando el semanario Búsqueda dio a conocer pasajes de una conversación privada suya que fue grabada.
Las mayores repercusiones públicas se refieren, hasta el momento, a que Montagno se ufanó de haber “conseguido” 135 cargos en ASSE para personas de su confianza, formando una “estructura gigantesca” que le permitía, según aseguró, hacerse cargo de todo el organismo “con gente de Cabildo”.
Guido Manini Ríos y otros altos dirigentes oficialistas, empezando por el presidente Luis Lacalle Pou, se esforzaron ante todo por apagar ese incendio, pero lo hicieron con excusas poco eficaces: Manini alegó que Montagno había mencionado un número cualquiera, para “seguirle la corriente” o “tomarle el pelo” a su interlocutor; Lacalle Pou dijo que, según tenía entendido, los cargos que se le habían “asignado” a CA en ASSE eran 47.
En todo caso, no fue eso lo único que dijo Montagno. También se refirió con desprecio a figuras de otros partidos (incluyendo al presidente de ASSE, Leonardo Cipriani) y a las políticas que está llevando adelante el gobierno nacional. Pronosticó que “la coalición se va a romper y se va a romper fea”, quizá antes de lo que esperan los socios de CA, y contó que había amenazado a Cipriani con “trancar”, para desprestigiarlo, la entrega de medicamentos para quienes tienen enfermedades crónicas.
Sostuvo que había averiguado cuántos trabajadores en la sede de ASSE eran de CA, y que realizar una “purga” de funcionarios frenteamplistas era parte de las reglas de juego.
Personas como Montagno están dispuestos a ser implacables con “el enemigo” y también, si consideran que llegó el momento, con sus actuales compañeros de ruta en el oficialismo. Lacalle Pou paga un alto precio por los votos de Cabildo Abierto que le permitieron ganar el balotaje y contar con mayoría parlamentaria.
Las personas que forman parte de CA quedaron libres de frenos y filtros que las acotaban en otros contextos. La consolidación de sus ideas y la posibilidad de llevarlas a la práctica son potenciadas ahora por un ambiente ideológico propicio, debido al predominio, en el círculo más cercano a Manini, de un grupo de militares retirados cuyas afinidades surgen de la experiencia compartida con los uniformes puestos.
Personas como Montagno ingresan a organismos del Estado como quien desembarca para establecer una cabecera de playa, consolidar posiciones y prepararse para una ofensiva de conquista. Están dispuestos a ser implacables con “el enemigo” y también, si consideran que llegó el momento, con sus actuales compañeros de ruta en el oficialismo, aunque haya “daños colaterales”.
Tanto Manini como las autoridades formales de CA elogiaron a Montagno y su desempeño en ASSE, sin molestarse en argüir que no comparten las “opiniones personales” sobre asuntos políticos del coronel retirado. La situación es clara: Lacalle Pou paga un alto precio por los votos que le permitieron ganar el balotaje y contar con mayoría parlamentaria. Lo que queda por verse es hasta cuándo.