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¿Podemos hablar de un espacio eurolatinoamericano/caribeño?

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Una cumbre con connotaciones geopolíticas en el sistema internacional

La III Cumbre de la Unión Europea (UE) con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se realizó el 17 y 18 de julio en Madrid, luego de ocho años de interrupción. La realización de la cumbre es de por sí positiva, sobre todo teniendo en cuenta que durante ese período se expresaron fenómenos de fragmentación de bloques, de división entre países, de nacionalización en algunas propuestas programáticas que aparejaron consecuencias en los flujos de bienes y personas, y de radicalización de un discurso antisistema, como fueron el brexit, la suspensión en la participación en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) de algunos estados de América del Sur, la salida de Brasil de la Celac, la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, entre otros. A esto se debe agregar una respuesta de seguridad nacional y local que tomaron los estados por la pandemia de covid-19.

La III Cumbre contó con la participación de representantes al máximo nivel de los 33 estados de América Latina y el Caribe y los 27 de la Unión Europea y la misma UE. Además, se concretaron convenios y memorandos de entendimiento bilaterales por parte de la UE con algunos estados latinoamericanos. Por otra parte, la UE, por intermedio de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunció inversiones por 45.000 millones de euros en el marco de la Global Gateway, que es una plataforma de inversiones global. Las inversiones para América Latina en la plataforma estarán orientadas en América Latina y el Caribe al cambio climático, la promoción de energías renovables, transformación digital y de los recursos naturales con transferencia de tecnología.

Esta lectura positiva de realización de la cumbre y de resignificación del espacio eurolatinoamericano/caribeño con un plan y temas para trabajar en los próximos dos años no oculta que las dos regiones tienen prioridades temáticas diferentes y diferencias relevantes en cuanto a la guerra en Ucrania y a la posición de América Latina y el Caribe en el sistema internacional. En una aproximación sistémica, las cumbres con la Celac han puesto de manifiesto las dificultades y el alejamiento de la UE en los objetivos iniciales de conformar una asociación estratégica sobre valores comunes y en impulsar el modelo de gobernanza europeo con una sintonía global/local de participación de regiones y actores de la sociedad civil.

La importancia geopolítica del espacio latinoamericano/caribeño para la UE no es un tema menor y la guerra en Ucrania lo ha reflotado. Por ello, la agenda de temas de la UE estaba marcada por la guerra en Ucrania, la competencia sistémica con la República Popular China, los recursos naturales, la transición energética y digital. Por el lado latinoamericano/caribeño, en cambio, los temas relevantes de la agenda conciernen al desarrollo humano y social, la erosión de los recursos ambientales por inversiones que no tienen en cuenta el entorno ambiental y humano, la actuación de grupos al margen del Estado vinculados al narcotráfico, la deforestación salvaje, el agronegocio y la estabilidad institucional/democrática.

Tanto la competencia sistémica con China como la guerra en Ucrania son cuestiones de suma relevancia en lo que concierne a las perspectivas del espacio eurolatinoamericano/caribeño en el sistema mundial/internacional. Es claro que no solamente las cumbres dan contenido y vitalidad al espacio eurolatinoamericano/caribeño, pero sí le dan la orientación política. El siglo XXI ha traído consigo una competencia geopolítica en el espacio latinoamericano/caribeño con la República Popular China, además de la ya existente con Estados Unidos. Por otra parte, se han hecho presentes en algunas regiones y/o estados del espacio latinoamericano/caribeño otros estados emergentes, fruto de la creciente multipolarización del sistema internacional, como Rusia, Turquía, Irán, Corea del Sur, entre otros. La vitalidad del espacio eurolatinoamericano/caribeño se debe, entre otras cosas, a los lazos históricos, culturales, migratorios, económicos, de cooperación y en valores. Ahora bien, la presencia comercial, en inversiones y en apoyo financiero de la República Popular China en América Latina y el Caribe muestra que se ha generado espacio específico con importancia geopolítica que compite con otros.

Con una mirada sistémica, la cumbre confirmó las distintas posiciones en el sistema de la UE y de los estados de la Celac, aunque eso no es nada nuevo. Lo que sí resulta novedoso, por la evolución estructural y la coyuntura de la guerra en Ucrania, es la relevancia que ha tomado América Latina y el Caribe en el sistema internacional, lo que se evidencia geopolíticamente. Esta confirmación apareja nuevas posibilidades para América Latina y el Caribe, aunque también desafíos vinculados con las negociaciones con actores globales y el manejo de los distintos espacios teniendo en cuenta el valor ambiental y de los recursos naturales. Es por ello que resulta de importancia lo que terminó por acordarse en la declaración final de la III Cumbre: bases para continuar negociaciones y el diálogo con algunos programas comunes y diferencias estructurales que se evidencian en particular con la guerra en Ucrania.

Comercio de esclavos, Ucrania y Malvinas: temas sensibles de la Declaración

La Declaración de la Cumbre contiene 41 puntos que recogen parte de las prioridades de ambos bloques. Los puntos de encuentro entre la UE y la Celac se manifestaron en promover el trabajo conjunto sobre transición energética y climática, el desarrollo sostenible con aporte de capital público y privado, transferencia tecnológica e innovación para fomentar las cadenas de valor locales y con perspectiva ambiental. Además, se hace referencia al multilateralismo inclusivo, la cooperación internacional, el respeto del Estado de derecho, el levantamiento del bloqueo a Cuba, entre otras cuestiones.

Se incluyeron dos puntos novedosos en la Declaración y que contemplan temas sensibles latinoamericanos: la esclavitud y comercio de esclavos y Malvinas. El punto 10 de la Declaración estuvo referido a la esclavitud y comercio de esclavos, que fueron calificados de crimen de lesa humanidad. Este es un tema de relevancia de la memoria histórica que en esta cumbre fue reconocida en toda su barbarie de crimen organizado. En cuanto a las Malvinas, al no estar más como Estado parte de la UE el Reino Unido, se facilitó la inclusión del tema en el punto 13 de la Declaración, en que se toma nota de la posición histórica de la Celac en relación con la soberanía de las islas Malvinas/Falklands.

No se visualiza para este año un cierre del acuerdo y esto incidirá en el espacio eurolatinoamericano/caribeño con efectos en otros espacios que están en competencia.

Otros puntos de acuerdo están referidos al cambio climático y el desarrollo sostenible, planteándose el compromiso de “liderar el cambio transformador” (punto 24) y de recalcar la importancia de dar cumplimiento al compromiso de los países desarrollados de movilizar 100.000 millones de dólares al año para hacer frente a las consecuencias del cambio climático (punto 23). Este punto resulta central para los países amazónicos, teniendo en cuenta la relevancia ambiental de ese espacio y la necesidad urgente de encarar medidas como ha adelantado el presidente de Brasil, Lula da Silva, avanzando algunas líneas de acción para la IV Cumbre de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica que se realizó esta semana en Belém.

La movilización de fondos para ir generando una adaptación a las consecuencias del cambio climático, que hasta hace unos años estaba figurando como un condicionante sistémico y un tema de primera prioridad para la UE, ha ido quedando relegado en la agenda europea por la guerra en Ucrania. La importancia central que tuvo el tema en los preparativos y en la misma cumbre generó rispideces y llevó a un texto final que no tuvo consenso, ya que Nicaragua no firmó esa parte de la declaración. El texto de la declaración hace referencia a la guerra en curso contra Ucrania, el apoyo a una paz justa y duradera y el respaldo a todos los esfuerzos diplomáticos para conseguir la paz. Por el lado europeo se manifestó desazón frente a la posición de muchos jefes de Estado de la Celac. La posición predominante desde la perspectiva latinoamericana/caribeña cuestiona la prevalencia que tiene la guerra en Ucrania frente a otras guerras en el sistema internacional en cuanto a tratamiento y recursos que se destinan, y la prioridad asignada por muchos países desarrollados al incremento a la industria militar en el producto interno bruto (PIB), al gasto militar global y a desfavorecer otras prioridades, como la adaptación al cambio climático, el hambre, la desigualdad, la innovación, la educación, la salud.

Camille Grand, quien fuera secretario general adjunto de la organización del Tratado del Atlántico Norte en inversión y defensa entre 2016 y 2022, expone los dos argumentos por los cuales muchos países del Sur global han cuestionado ya sea la condena a Rusia, ya sea la centralidad de la guerra en Ucrania frente a otras. El primer argumento atañe a la cuestión de la diferencia en la respuesta a otras guerras de agresión, como fue el caso de la invasión de Estados Unidos a Irak. El segundo argumento atañe a la prioridad de esta guerra, cuando otras guerras, como las de Siria y Yemen, han aparejado devastadoras consecuencias humanas. La respuesta a los dos argumentos expone una visión eurocéntrica, a pesar de que la fotografía actual del sistema esté mostrando otra cosa (Grand, 2023). En efecto, no se trata solamente de los mensajes que han partido desde África, algunos países de Asia y América Latina y el Caribe en relación con la guerra en Ucrania, sino también de una confirmación que están planteando algunos analistas sobre el final de la influencia europea en África (Noé, 2022).

El párrafo sobre la guerra en Ucrania no resulta una cuestión menor en la redefinición de los espacios geopolíticos que ya lleva un tiempo. Desde la perspectiva latinoamericana/caribeña solamente hay lugar para la paz, frente a la opción que ha ido tomando Europa.

Mercosur y espacio eurolatinoamericano/caribeño

En la declaración, en su punto 31, se “toma nota de los trabajos en curso entre la UE y el Mercosur”, exponiendo en definitiva que todavía falta camino y hay temas relevantes a acordar. Uno de ellos es el anexo que busca incorporar la UE al preacuerdo alcanzado con compromisos diversos vinculados a la sostenibilidad ambiental y social, la deforestación y una parte con sanciones por incumplimiento. Esto ha sido visualizado como un plus neoproteccionista desde esferas gubernamentales en la región y sobre todo en Brasil (Gómez, 2023).

Por otra parte, el actual gobierno brasileño ha enfatizado la importancia de volver a negociar algunos capítulos del preacuerdo, entre los cuales el que toma relevancia es el de compras gubernamentales. El gobierno argentino también tiene interés en retomar algunos capítulos del preacuerdo a los efectos de tener en cuenta los niveles diferenciales de desarrollo en algunas áreas. La cuestión es que, a diferencia de lo que significaba la culminación de las negociaciones para un bloque y para el otro hasta hace unos años, en el presente la coyuntura muestra un incremento de capacidades para el Mercosur. Sin embargo, resulta también difícil que se pueda llegar a un acuerdo que implique algunas modificaciones al preacuerdo y, además, que no incluya ese anexo que se ha transformado en un sine qua non de la UE.

En definitiva, no se visualiza para este año un cierre del acuerdo y esto incidirá en el espacio eurolatinoamericano/caribeño con efectos en otros espacios que están en competencia. Claro que no solamente con acuerdos comerciales se construye un espacio. Por otra parte, la negociación con la UE por parte del Mercosur incluye un capítulo de diálogo político y otro de cooperación. La cuestión es que en esta transición hay competencia de espacios en América Latina y el Caribe, y la UE y sus países dedican mucha energía, además de presupuesto y gasto militar, a la guerra en Ucrania.

Lincoln Bizzozero es miembro de la Comisión Académica de la Maestría Bimodal de Estudios Contemporáneos de América Latina (Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República). Investigador Universidad CLAEH-Vicerrectoría de Desarrollo.

Referencias

  • Camille Grand (2023). “Pour la première fois l’UE aide un pays en guerre depuis son territoire”, Revista L’Elephant. Hors Serie. Disponible en https://lelephant-larevue.fr/numero/?n=-21
  • Jean-Baptiste Noé (2022). Le déclin d’un monde. Géopolitique des affrontements et des rivalités en 2023. L’Artilleur/Bernard Giovanangeli. París.

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