En 2021, la estación de trenes Mal Abrigo en San José fue declarada Monumento Histórico Nacional (MHN), figura jurídica que obliga a establecer qué valores y expresiones arquitectónicas y de equipamientos se deben atesorar y preservar. En el proceso hacia este hito confluyeron organizaciones del lugar, la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE), el Ministerio de Educación y Cultura, la Comisión de Patrimonio, el Ministerio de Turismo, la Intendencia de San José y el municipio del pueblo, entre otros agentes.
Mal Abrigo no es una estación de trenes arquitectónicamente excepcional, y el equipamiento histórico tampoco lo es. La mayoría de las estaciones de Uruguay repiten unos pocos modelos y los bienes muebles son similares, así es en todo el mundo: una empresa, unos pocos diseños e iguales equipamientos.
Mal Abrigo es una instalación ferroviaria que originalmente tuvo su razón de ser en el comercio, en el transporte de ganado en trenes hacia los frigoríficos de Montevideo. El pueblo se desarrolló por ello, como tantos otros. Estancias productoras de ganado, ferrocarril, frigoríficos y puerto constituyen el esquema económico-social más importante de Uruguay desde los primeros años del siglo XX hasta los 80. A esta dinámica hay que sumarle otros casos, como el Frigorífico Anglo de Fray Bentos, patrimonio de la humanidad (Unesco).
En la actualidad y en relación con las obras del Ferrocarril Central (también conocido como tren de UPM), las estaciones que estas agrupan merecen igual distinción patrimonial que Mal Abrigo. Dichas obras son una oportunidad para ponerlas en valor, ya sea restaurando y refaccionando, así como devolviéndoles equipamientos y bienes originales, retirados en los 80 del siglo XX y hoy en depósito en los almacenes de AFE.
Proteger y patrimonializar las estaciones sería un acto de orgullo, de mantener un legado como corresponde, tanto para los habitantes de cada localidad como para todo el Uruguay y sus visitantes. ¿O se optará por dejar las acciones a lo que realicen las obras actuales sin recaudos y relatos históricos? Sería de haraganes, perezosos, sin visión de mediano plazo. Todos vamos a estar cada vez más conectados, y las razones para realizar paseos se incrementa gradual y paulatinamente por motivos como el turismo y las fiestas locales.
La misma sensibilidad y razones que llevaron a Mal Abrigo a convertirse en un bien cultural protegido están presentes en la línea Paso de los Toros-Montevideo, con el valor agregado de que circulan trenes de carga y se explora también el de pasajeros en al menos algunas secciones. Por Mal Abrigo no circulan trenes de ningún tipo desde hace unos 30 años y no existe un horizonte para que ello suceda.
El relato patrimonial: local, nacional y planetario
El espacio para recrear históricamente la estación no tiene por qué ser la totalidad de cada edificio. Basta con una parte, tal como se materializó en la estación Peñarol en 2009 y sigue vigente: un área para las tareas del presente, otra para la recreación del pasado. La operativa de las estaciones actuales requiere de menos espacio que cuando se originaron, entre otras razones porque los antiguos servicios de encomiendas ya no existen más ni volverán.
Los bienes muebles históricos a exhibir son los siguientes: telégrafo, taquilla, fechador, faroles de señales, block staff; material gráfico del lugar, como fotos del pasado, y otros de significación, como réplicas de boletos de cartón (un souvenir gratis para cada visitante). Por ejemplo, apreciar dos telégrafos en acción es algo muy educativo y novedoso para la casi totalidad de la población, en la escuela y el liceo se aprende sobre la invención de ese instrumento y su relevancia histórica internacional. También puede ser un simple tacho con carbón de coque (carbón mineral), la fuente de energía de la revolución industrial, también destacada en los libros de texto del sistema educativo. Estos y el resto de los objetos son interesantes, pintorescos y de fácil comprensión, y despiertan apego sensible propio de las antigüedades de corte popular.
Cualquier relato sobre los trenes debe incluir la dimensión planetaria, inmersa en la revolución industrial. Unido a ello, hay que referir las notas nacionales, como el origen de los ferrocarriles en nuestro país y las distintas etapas, además de los rasgos de identidad propios, el pasado local y sus actividades en el presente que las distinguen, como las fiestas y el aniversario de la localidad.
El visitante debe poder encontrar una interpretación sólida, clara, entretenida, variada e ilustrativa; sobran recursos para un guion de una visita de poco menos de una hora. Los bienes mencionados son el apoyo para estructurar el relato de una parte de la revolución industrial, del ferrocarril en Uruguay y del desarrollo histórico de la localidad, incluido no sólo lo ferroviario, sino también todo aquello que los distingue como pueblo o ciudad. Haciendo un recorrido somero por localidades existen las siguientes notas no ferroviarias pero significativas en distintas localidades: la Fiesta del Cordero, la Fiesta de la Leche; el Pacto de la Cruz de la revolución de 1897, el proceso de independencia de Uruguay; el accidente de trenes en Berrondo en 1927; la cuenca lechera; los campings, las áreas naturales protegidas; las bodegas, los hoteles, las chacras y las estancias turísticas, entre otros.
Proteger y patrimonializar las estaciones de trenes sería un acto de orgullo, de mantener un legado como corresponde, tanto para los habitantes de cada localidad como para todo el Uruguay y sus visitantes.
“Los museos y centros de interpretación históricos están experimentando con nuevos métodos de presentación. Un objetivo es conectar a los visitantes con la experiencia histórica vinculando procesos y acontecimientos genéricos, con fuerzas históricas dentro de sus propias comunidades y familias” (Neil y Philip Kotler, Estrategias y marketing de museos).
Los mercados de esta oferta patrimonial son, en primer lugar, la localidad, sus habitantes, sus instituciones educativas, sus alumnos. El llamado “turismo social”. El turismo religioso.
El historiador Paul Johnson, en su libro El nacimiento del mundo moderno, ofrece una exposición sobre el ferrocarril en el orbe, con particularidades biográficas sobre su principal creador, George Stephenson, un minero analfabeto hasta los 18 años transformado en ingeniero y empresario por la mera experiencia, sin estudios académicos.
Por su parte, el historiador Eric Hobsbawm deja las siguientes afirmaciones: “La revolución industrial fue probablemente el acontecimiento más importante de la historia del mundo desde la invención de la agricultura y las ciudades, hace 7.000 años” (el ferrocarril es la nota más distintiva de dicho proceso histórico).
Y agrega el narrador británico: “La locomotora lanzando al viento sus penachos de humo a través de países y continentes, los terraplenes y túneles, los puentes y estaciones formaban un colosal conjunto al lado del cual las pirámides, los acueductos romanos e incluso la Gran Muralla China resultaban pálidos y provincianos. El ferrocarril constituía el gran triunfo del hombre por medio de la técnica”.
¿Qué dice la ley?
Paso a ilustrar jurídicamente la pertinencia de declarar MHN a los inmuebles y los objetos explicitados de acuerdo con la Ley 14.040, que en su artículo 5 expresa: “Podrán ser declarados monumentos históricos, a efectos de esta ley, bienes inmuebles y muebles vinculados a acontecimientos relevantes a la historia nacional [...] a lo que sea representativo de la cultura de una época” (en nuestro caso, el ferrocarril dentro de la revolución industrial).
En su artículo 10, la misma norma establece: “Los inmuebles propiedad del Estado declarados monumentos históricos y ocupados por reparticiones públicas serán conservados mediante la utilización de los recursos propios de tales reparticiones” (AFE es una empresa pública).
La declaración de monumento histórico costaría unos 5.000 dólares por estación –tal vez un poco menos–, lo que incluye material gráfico y pequeñas restauraciones, acondicionamientos. No se cuenta obra civil significativa, como, por ejemplo, techos.
Es una tarea propia de instituciones locales, esto quiere decir que los municipios son los responsables idóneos de la gestión cotidiana. El servicio no tiene que ser diario, digamos que hay que canalizar la oferta. En algunos casos podrá ser un promedio de una vez al mes o en eventos especiales, como el Día del Patrimonio, las fiestas locales, entre otros. No hay nada peor que un museo vacío y funcionarios sin tareas. Ante esta posibilidad, mejor no hacer nada. Por tanto, para el personal de acogida basta con una persona, en alguna oportunidad, dos. Es necesario atender a grupos como, por ejemplo, instituciones educativas, que podrán coordinar visitas reservando a través de medios como Whatsapp, correo electrónico, Instagram. Un tema sensible son los baños: se necesita que la estación, en su área de funcionamiento, los comparta para uso de los visitantes o, de lo contrario, hay que disponer de baños químicos. Sería interesante que algunos paseos se complementen con viajes en tren a vapor o, en su defecto, con material rodante más actual. En Uruguay sólo hay trenes de pasajeros entre Tacuarembó y Rivera, de lunes a viernes y con una frecuencia de ida y otra de vuelta. La mayoría de la población no conoce la experiencia de viajar en tren.
Estaciones de trenes en Uruguay entre Tacuarembó y Montevideo, y Ferrocarril Central
A continuación, información por departamentos y con cantidad de habitantes por localidad.
Tacuarembó: Paso de los Toros (13.000 habitantes), MHN.
Durazno: Parish (500 h.), Molles (970 h.), Yi (7.180 h.), Durazno (57.100 h.).
Florida: Goñi (160 h.), Puntas de Maciel (170 h.), Sarandí (7.400 h.), Pintado (170 h.), La Cruz (750 h.), Santa Teresa (no se dispone de información confiable), Florida (34.000 h.), 25 de Mayo (1.850 h.), Cardal (1.200 h.), Independencia (400 h.), 25 de Agosto (1.900 h.).
Canelones: Santa Lucía (17.000 h.), Margat (no se dispone de información confiable), Canelones (20.000 h.), Juanicó (1.300 h.), Progreso (16.200 h.), 18 de Mayo (2.000 h.), Las Piedras (71.000 h.), La Paz (20.500 h.).
Montevideo: 1.400.000 h. Incluye las estaciones Colón (MHN), Sayago, Yatay, Carnelli (MHN), Nueva Terminal de Pasajeros, Estación Central (MHN).
Proteger y patrimonializar estas estaciones o algunas de ellas sería un acto de equidad, de orgullo, de mantener una herencia como corresponde, tanto para los habitantes de cada localidad como para todo el Uruguay y los visitantes extranjeros. Cabe complementar con que existen ferrocarriles con sus estaciones distinguidas como patrimonio de la humanidad (Unesco) en la India (el ferrocarril del Himalaya de Darjeeling, el de montaña de Nilgiri, el de Kalka Shimla y la terminal Chhatrapati Shivaji de Bombay), en Austria (Semmering), en Suiza (Albula y Mernina), en Irán (Transiraní).
Manuel Esmoris es máster en Gestión Cultural y fue presidente de la Comisión de Patrimonio. Una fracción de este texto fue publicado hace tres años en Búsqueda, en la sección Cartas al Director, bajo el seudónimo “Stockton-Darlington 1825”, que hace referencia a la primera corrida de trenes en el mundo, en Reino Unido. Similar contenido presenté ante la Comisión de Patrimonio en forma de expediente. No fui notificado aún. También me acerqué a las oficinas de AFE para lo suyo, pero me topé con que para iniciar un expediente debía pagar 700 pesos, cuestión que no estaba en condiciones de realizar.