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Un ejemplo de participación social

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En esta coyuntura tan marcada por los debates políticos, queremos rescatar una experiencia de participación social y luchas en el campo de la salud. Para mirar al futuro hay que aprender de lo que sucedió y de lo que hicimos, para corregir errores o insuficiencias y para construir procesos de cambios profundos.

En 2004 comenzaron los preparativos para tomar un rol protagónico en los cambios de modelo de atención, cambios de modelo de gestión y cambios de modelo de financiamiento. Se visualizaban valores de democracia plena: económica, social y política. Y una estrategia de Atención Primaria de Salud que priorizaba el primer nivel de atención, la cercanía con las familias y el barrio. Se ponía énfasis en la prevención y promoción y acción, sobre los determinantes de la misma. Una salud sin necesidades básicas insatisfechas y sin las violencias invisibilizadas de las desigualdades que nos privan de la felicidad y el buen vivir.

El 30 de abril se cumplieron 19 años de la 1ª Asamblea de Usuarios de Salud; 102 personas trabajando en modalidad taller con todas las redes de salud del territorio. Surgió la iniciativa de la Comisión de Salud del Concejo Vecinal 17; previo a la Asamblea hicimos llegar una invitación a las 40 comisiones vecinales para construir una red que sumara esfuerzos para lograr los mejores resultados.

Algunas de las preguntas que nos planteamos fueron: ¿Cuáles son los problemas de contaminación ambiental más importantes del barrio? ¿Cuáles son los problemas de nutrición más graves, por insuficiente o inadecuada? ¿Cuáles son las posibilidades de hacer ejercicios físicos, actividades deportivas y culturales en los distintos barrios? ¿Cómo influyen en nuestra zona las adicciones tanto legales como ilegales? ¿Cómo influyen los factores de violencia e inseguridad en la vida cotidiana del barrio y dentro de los hogares? ¿Cómo viven nuestros niños? ¿Qué problemas de salud padecen? ¿Cómo se alimentan? ¿Y nuestros adolescentes? ¿Cómo se alimentan nuestras embarazadas, cómo se controlan, qué apoyo tienen? ¿Cómo prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual? ¿De qué manera viven y cuidan su salud nuestros adultos mayores? ¿Cómo valoramos la salud bucal de los vecinos de la zona? ¿Cuáles son los servicios de salud públicos y privados de la zona y cómo funcionan?

Junto a las preguntas, que mostraban una mirada integral de la salud, fundamentamos un camino de avance. “Se abre un tiempo de cambios en el país y también en la salud, hacia un Sistema Nacional Integrado de Salud. Los usuarios queremos ser parte de ese proceso. Queremos saber en qué se gasta nuestro dinero. Queremos opinar sobre los problemas que afectan a nuestra salud, sobre las prioridades, sobre la forma de encararlas solidariamente, y también sobre cómo funcionan los servicios de salud. Queremos controlar y exigir lo que son nuestros derechos”, decíamos en una carta a la ministra María Julia Muñoz.

En ese rumbo realizamos una convocatoria a la participación social, aprobada por unanimidad en el Concejo Vecinal 17 del 3 de marzo de 2005. Allí manifestamos que lo primero es reivindicar la salud como un derecho humano esencial de todas las mujeres, los hombres, los niños y los ancianos del país. No accedemos a él hoy y queremos ejercerlo en un nuevo presente y en el futuro.

Al mismo tiempo, la participación en las decisiones sobre la salud de todos es un derecho de todo ciudadano. Por eso, los usuarios de los servicios de salud queremos discutir las políticas de salud, la realidad sanitaria de cada una de nuestras zonas, los problemas que afrontamos y los planes para encararlos.

Desde ese posicionamiento colectivo comprometemos nuestro esfuerzo para encarar los problemas de salud , prevenir las enfermedades y preservar la salud.

Precisamos policlínicas fuertes en los barrios, con equipamiento y personal adecuados, con medicamentos y análisis básicos, tanto públicas como privadas, pero que actúen coherentemente, coordinadamente.

Para llevar adelante ese compromiso necesitamos información y la requerimos de quienes trabajan en los servicios de salud, educativos y de comunicación. En ese diálogo, las organizaciones comunitarias queremos recibir y aportar nuestras experiencias. Creemos en un criterio de educación permanente del usuario y su familia, en salud y enfermedad.

Concebimos una atención de salud que nos respete como personas, que reconozca nuestra dignidad y que se adecue a nuestras necesidades.

La calidad en la atención de salud requiere un trato adecuado, mecanismos de contralor, posibilidades de denuncia, de crítica, de propuesta y de apoyo. Estos mecanismos de participación deben existir en todas las instituciones de salud, tanto públicas como privadas.

Precisamos policlínicas —públicas y privadas— fuertes en los barrios, con equipamiento y personal adecuados, con medicamentos y análisis básicos pero que actúen con coherencia, de manera coordinada. No pueden quedar uruguayos sin cobertura de salud, ni que personas afiliadas a sistemas de salud, no puedan acceder a ellos porque los tiques y órdenes están fuera de su alcance.

La situación de emergencia social que viven nuestros niños y jóvenes es una gran prioridad para todos y los planes para enfrentarla nos involucran. También la de nuestros mayores, que cuando más lo necesitan no tienen acceso a una atención digna.

Ante esta realidad queremos que se nos escuche y que se abran caminos para sumar todos los esfuerzos. En ese sentido convocábamos en aquel 2005 a la creación de un movimiento nacional de usuarios de los servicios de salud. En cada zona montevideana, en cada departamento del interior, en pueblos y ciudades, hay una gran trama de organizaciones. En cada rincón del país hay personas que se preocupan por la salud, que reclaman y que colaboran, que denuncian y que apoyan. A todos los convocábamos para formar instancias locales que emprendieran una acción conjunta.

La vigencia de aquellas ideas resalta en la crisis actual del sistema de salud. La Organización de Usuarios y Usuarias de Salud del Oeste apuntó a un proceso con mayor alcance en todo el territorio nacional. Es así que recorrimos todas las Comisiones de Salud de los Concejos Vecinales en Montevideo colaborando a instalar talleres con una metodología participativa. También lo hicimos en el Frente Social de la Salud y sus propuestas acordadas con el movimiento obrero, la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Onajpu) y los movimientos de usuarios en 2017.

La Red de Municipios y Comunidades Saludables (creada en 2020) nos ha permitido trabajar junto con otras organizaciones sociales, la academia y gobiernos locales con una intensa labor durante la pandemia. Estuvimos participando en la organización del Congreso Pablo Carlevaro “Salud, Participación Social y Comunidad” en noviembre de 2023.

En continuidad con estas acciones se vienen desarrollando proyectos como la construcción de una Red de Adolescentes y Jóvenes con Voz/s de todo el país. Actualmente se están realizando Cursos de Promotores Juveniles en tres puntos del país. Ya comenzaron en el Paso de la Arena, en Casavalle y también comienzan en Bella Unión, para continuar luego en otros barrios y departamentos. En mayo se inició un curso de elaboración de aportes para el Tercer Plan Nacional de Envejecimiento y en junio un curso sobre Diagnóstico Local Participativo, Planificación Territorial y Trabajo en Redes.

En cada una de nuestras actividades se juntan actores sociales con la Universidad y las políticas públicas. Trabajo en red, planes discutidos con la comunidad y promoción de alianzas entre el sector salud, educación y comunidad.

Si la democracia es una forma de organización social y política que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía, desde las organizaciones sociales trabajamos para democratizar los territorios y las políticas, abatiendo las desigualdades. Estas formas de participación social enriquecen las políticas públicas, las acercan a la gente y son claves para todo proceso de transformación y ejercicio de derechos. En este año electoral, en que habrá que decidir sobre proyectos de país, es importante hacer oír la voz de los movimientos sociales y rescatar su participación y sus luchas.

Jorge Bentancur es militante social del Cerro, fundador del Movimiento Nacional de Usuarios de Salud e integrante de la Organización de Usuarios de Salud del Oeste.

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