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Trump y el nuevo acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá

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Este 20 de enero de 2025, Donald Trump asumirá su segundo mandato como 47° presidente de Estados Unidos, un hecho clave para la configuración del sistema internacional. Desde el ámbito de la política internacional se especula que los horizontes de las guerras de Rusia-Ucrania e Israel-Palestina pueden cambiar por las políticas implementadas por este nuevo mandatario. Sin embargo, poco se sabe sobre qué va a pasar con el tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y qué rumbo va a seguir en estos cinco años.

En setiembre de 2018, los estados de Canadá, Estados Unidos y México, mediante sus respectivos mandatarios, comunicaban la creación de un nuevo tratado de libre comercio entre estas tres naciones que reemplazaría al antiguo TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte). A pesar de que las relaciones entre Estados Unidos y los otros dos países se habían debilitado, estas naciones ratificaron un nuevo acuerdo en la cumbre del G20, en la que nació el Acuerdo entre Estado Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés). El T-MEC es un tratado de libre comercio que va a tener como eje principal regular la protección de los trabajadores debido a que posee elevados estándares de protección laboral. A su vez, los artículos del acuerdo abordan temáticas sobre tecnologías, bienes, comercio electrónico y transferencias internacionales de datos.

La principal diferencia que existe entre el TLCAN y el T-MEC es que este nuevo tratado impulsa al comercio para que sea más beneficioso para todas las partes involucradas y que posibilite más libertad de mercados, conllevando a que se genere un comercio más justo y un sólido crecimiento económico en América del Norte. Sin embargo, el surgimiento del T-MEC se dio en un entorno geopolítico fluctuante donde China avanzaba en la esfera económica internacional y Estados Unidos empezaba una nueva etapa de su política exterior y comercial que incluía medidas comerciales para poder reducir la presencia de China en la economía mundial y, a su vez, abordar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea mediante el Brexit.

El T-MEC incorporó nuevos cambios referentes a la industria automotriz, el comercio digital, los estándares medioambientales, la industria farmacéutica, la eliminación del sistema de arbitraje independiente, entre otros. Como expresa el doctor en Ciencias Sociales argentino Julián Bilmes, este nuevo acuerdo incorpora una nueva cláusula para poder contrarrestar la creciente influencia de China en la región, en el contexto de la disputa entre las dos mayores economías del mundo por la supremacía global (2019). De manera similar, el T-MEC introduce ciertas normas que impiden aquellas prácticas comerciales ilegítimas, como el uso excedido de la moneda y el trato diferenciado de la compraventa de bienes y servicios. La justificación de la implementación de estas disposiciones subyace en la protección que realiza Estados Unidos para evitar que se generen prácticas ajenas al mercado que provoquen injusticias en el sistema internacional. En palabras de Gustavo Flores-Macías, docente de Políticas Públicas de la Universidad de Cornell, mediante este acuerdo Estados Unidos intentará limitar y contrarrestar la creciente influencia de China en el sistema internacional (2019). Estas nuevas disposiciones imponen grandes barreras a Canadá y México para firmar acuerdos de libre comercio con países que no son parte del mercado.

Estados Unidos hace un cambio central con el T-MEC que consiste en la reconfiguración de aquellos espacios en el sistema internacional para poder relocalizar sus cadenas de suministros. Como explica el especialista en economía y relaciones internacionales Anwar Zibaoui, el incremento de las reglas de origen a 75% para automotores, acero, aluminio y electrodomésticos, como también los incentivos y las restricciones en la propiedad intelectual y la obligación de un salario mínimo para el sector automotriz, va a estar en la dirección de la relocalización de la industria y de una menor dependencia en la cadena de suministro de China (2020). Todo esto nos permite entender una de las razones por las cuales el gobierno norteamericano firmó el T-MEC.

Para poder comprender cuáles fueron las principales razones del gobierno de Donald Trump para renegociar el T-MEC teniendo en cuenta su postura sobre la economía norteamericana (doctrina America First), es preciso explicar el contexto de la economía internacional del momento. La crisis financiera mundial de 2008 que Estados Unidos –entre otros países– padeció hizo que se sentaran las bases de una antigua postura nacionalista y proteccionista contra el modelo económico liberal de las décadas anteriores. En consecuencia, la campaña presidencial de Donald Trump en 2016 realizó duras críticas al tratado de libre comercio TLCAN debido a que había producido pérdidas en la economía norteamericana. Además, estas declaraciones aspiraban a alcanzar aquella época de dominio y prosperidad que Estados Unidos había logrado en el siglo anterior, poniendo en práctica el proteccionismo.

Ante un nuevo mandato de Trump, poco se sabe sobre qué va a pasar con el tratado de libre comercio entre México, Canadá y Estados Unidos y qué rumbo va a seguir en estos cinco años.

No obstante, en mayo de 2017 el presidente norteamericano notificó a su Congreso para realizar la renegociación del tratado de libre comercio con Canadá y México mediante la utilización del procedimiento de vía rápida que permite al jefe de Estado negociar acuerdos comerciales internacionales. Hay que destacar que este nuevo acuerdo incorporó nuevas normas y disposiciones que provocaron que las relaciones económicas y políticas de cooperación en América del Norte sean más inciertas. Los cambios realizados se pueden agrupar en tres categorías: la modernización, las exigencias estadounidenses y la desinstitucionalización. La modernización del tratado tiene como innovadoras las disposiciones sobre el comercio digital y la propiedad intelectual. En el caso del comercio digital, se adoptan ciertas medidas para eliminar las barreras de importación y exportación de los productos digitales, como también se facilitan las transferencias transfronterizas de los datos de los clientes.

En concordancia, las exigencias que Estados Unidos impuso para continuar la relación con sus socios y el acuerdo están asociadas a la teoría de política comercial como instrumento de política exterior. La justificación subyace en que, mediante la implementación de este instrumento, Trump se asegura de cumplir su promesa electoral de revivir las fábricas estadounidenses y compensar la pérdida de empleos sufrida por la clase trabajadora que fue afectada por la globalización. Tal es el caso que los principales cambios que presentó el tratado fueron las regulaciones más exigentes para la industria automotriz, normas que ayudaban a los agricultores estadounidenses a acceder al mercado lácteo de Canadá y nuevas reglas laborales que protegían a los trabajadores de Estados Unidos del dumping social provocado por los salarios más bajos de México y la poca aplicación de las leyes laborales. Esta nueva integración Norte-Sur ayudaría a Estados Unidos a consolidar relaciones más profundas con sus socios, y además le permitiría llevar a cabo reformas de integración con dinámicas más competitivas en el sistema internacional.

En lo que respecta a la desinstitucionalización, la transición del antiguo TLCAN al nuevo T-MEC incorporó una nueva era en las políticas de las relaciones económicas internacionales. La administración de Trump exigió que se adoptara una cláusula que podría poner fin al acuerdo luego de cinco años, siempre y cuando las partes acordaran no renovarlo. Esta exigencia no se cumplió, pero el T-MEC sí incorporó una disposición de finalización del tratado tras 16 años y un mecanismo de revisión cada seis años. Con estas nuevas cláusulas, se puede ver cómo la base institucional del antiguo TLCAN va desapareciendo, lo que conlleva que aparezcan en escena diversos actores (empresarios, trabajadores, políticos) que van a imponer nuevas exigencias en el acuerdo. Este nuevo marco del acuerdo provoca que la institucionalización quede relegada a un segundo plano y que el foco principal de las negociaciones sea el intercambio económico transnacional sujeto a los intereses de los nuevos actores.

Aunque las nuevas cláusulas temporales abren la posibilidad de actualizar y modificar periódicamente el acuerdo, su principal implicación radica en el acortamiento de los horizontes temporales y la intensificación de la incertidumbre, con efectos predecibles sobre el comercio, la inversión y el comportamiento de búsqueda de rentas (Carballo, Handley y Limão, 2018).  La narrativa de Trump se puede identificar en cómo el mandatario hizo una evaluación de legitimidad de los acuerdos comerciales con base en los resultados en vez de ver todos los procesos que producen estos resultados. De manera análoga, esta narrativa expone que si Estados Unidos se abre de manera total al comercio y deja que los mercados tomen sus propias decisiones, el resultado sería positivo para este país, puesto que obtendría grandes ventajas y no tendría que lidiar con barreras arancelarias, cuotas, etcétera. Por último, se puede visualizar que con esta nueva renegociación del T-MEC Estados Unidos se asegura de mantener su superávit comercial y, si esto no sucede, sabrá que el responsable es uno de sus socios comerciales, que supuestamente estaría haciendo algo ilegítimo.

En vísperas de asumir su segundo mandato, Trump ha amenazado a México y Canadá con la suba de aranceles hasta el 100% a todos aquellos productos que entran a Estados Unidos: “Como todos saben, miles de personas están atravesando México y Canadá, trayendo crimen y drogas a niveles nunca antes vistos. En este momento, una caravana que viene de México, compuesta por miles de personas, parece imparable en su intento de atravesar nuestra frontera actualmente abierta. El 20 de enero, como una de mis muchas primeras órdenes ejecutivas, firmaré todos los documentos necesarios para cobrar a México y Canadá un arancel del 25% sobre todos los productos que entren a Estados Unidos y sus ridículas fronteras abiertas. ¡Este arancel permanecerá en efecto hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los extranjeros ilegales detengan esta invasión a nuestro país! Tanto México como Canadá tienen el derecho absoluto y el poder para resolver fácilmente este problema latente desde hace mucho tiempo. Por la presente exigimos que utilicen este poder, y hasta el momento en que lo hagan, ¡es hora de que paguen un precio muy alto!1

Lucía Suárez Galli es licenciada en Relaciones Internacionales, con un posgrado en Estudios Internacionales e Integración.


  1. Jiménez, M. “Trump amenaza con castigar a México, Canadá y China con aranceles desde el primer día”, 25 noviembre de 2024, El País de Madrid. 

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