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Carta abierta de educadores/as sobre la formación docente

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Estas líneas colectivas representan una mirada de indignación común de quienes nos expresamos en ellas, de frustración ante lo que vemos y vivimos; procuran mostrar que hemos sido agredidos/as y que no es posible seguir adelante como si nada hubiera ocurrido.

El Consejo de Formación en Educación (CFE), como subsistema de la ANEP, donde se forman docentes para trabajar en enseñanza inicial, primaria y media, maestros, profesores técnicos, educadores sociales, tiene un rol importantísimo en la educación pública, laica y autónoma. Por ello entendemos que debería también tener real participación de estudiantes y docentes en su gobierno, así como jerarquizar las asambleas técnico docentes, los consejos y las áreas académico-disciplinarias.

Hay ideas y principios que se reiteran en nuestra cultura educativa nacional que tienen relación con la educación pública, gratuita, laica y autónoma, así como la idea de participación de estudiantes y docentes en sus órganos de administración, el ingreso de estudiantes sin limitaciones, el ingreso por concurso de sus docentes, la libertad de cátedra y la libertad de agremiación de sus actores.

Es real también que cada cinco años transitamos por estos períodos de incertidumbre, cambios en los planes y programas, cambios en los perfiles de egreso, eliminación o aparición de asignaturas y, por ende, de fuentes laborales, cambios en las formas de evaluación, de los planes y programas, etcétera, que repercuten directamente en actuales y futuros/as docentes y estudiantes.

A modo de ejemplo, el área sociológica, que contaba con cuatro asignaturas, hoy cuenta con dos, una de ellas semestral. El área pedagógica, cursos que antes se dictaban con un claro enfoque específicamente sociológico y pedagógico, ha pasado al área del derecho, reorganización que implicó una reducción del área y un enfoque con énfasis en otros aspectos, sin dejar de consignar la desaparición de disciplinas con una historicidad marcada como Historia de la Educación, sustituida por la insulsa “La educación y sus transformaciones en la historia”, reducida a un semestre; y Sociología de la Educación, no sustituida por ningún curso, simplemente sacada de la currícula.

Pedagogía tenía dos años y pasa a tener uno, con Filosofía de la Educación y Epistemología ocurre lo mismo. No queremos dejar de mencionar la desaparición de los seminarios de derechos humanos, referentes de educación sexual integral, seminarios de dificultades del aprendizaje, entre otros, lo que repercute en la calidad de la educación, debilita la formación profesional y restringe oportunidades laborales y de formación.

Para dar clases en este subsistema hay tres vías de acceso: el concurso (escaso y muy distante en el tiempo), el llamado a aspiraciones y, cuando quedan cursos sin cubrir, se realizan llamados abreviados en cada centro.

Algunas anomalías que se reiteran en el CFE y en nuestra cultura nacional tienen que ver con aquellas oportunidades en las que se cambian los criterios de evaluación de quienes nos presentamos a concurso, viciando el proceso, su transparencia y las garantías que debería ofrecernos a toda la población, lo que también repercute en la calidad de los funcionarios docentes, técnicos, administrativos y de servicios.

Entendemos que la administración debería ofrecernos un proceso de concurso realizado con la mayor de las transparencias y garantías, para evitar repercusiones negativas en la calidad de la educación.

Entendemos que la administración debería ofrecernos un proceso de concurso realizado con la mayor de las transparencias y garantías, para evitar repercusiones negativas en la calidad de la educación.

Hemos constatado que en los llamados y concursos de 2024 el proceso de selección ha estado marcado por vicios administrativos, falta de transparencia y arbitrariedad. Desde 2019 que no se realizaban; en 2024 el llamado a aspiraciones presentó severas irregularidades: cambios de criterios de evaluación después de iniciados los procesos, tribunales conformados con conflictos de interés, letras chicas no especificadas con claridad, desgloses de puntaje no claros, criterios diferentes en cuanto al “grado de afinidad en el campo disciplinar”, diferenciación de puntaje según título docente de maestro/a o profesor/a, apostillado de títulos universitarios emitidos en instituciones del exterior, criterios de evaluación de los cursos por créditos, entre otras irregularidades que hemos constatado al cotejar entre colegas nuestros desgloses. Estas situaciones coartaron la garantía de acceso equitativo a los cargos y vulneraron los derechos de los postulantes, generando ciertas desconfianzas académicas.

Queremos denunciar a su vez la precarización laboral que ya existía en el CFE, pero que se agudizó con esta reestructuración dentro del marco de la transformación educativa 2023, dirigida por la administración del profesor Víctor Pizzichillo. El CFE impuso la Unidad Horaria de Desempeño Docente (UHDD), que obliga a completar un mínimo de diez horas para poder ejercer. Esto ha dejado a cientos de docentes interinos sin trabajo o forzados a tomar materias fuera de su especialidad, deteriorando la calidad académica y, por lo tanto, a los y las estudiantes.

Queremos denunciar el criterio para la elección de horas. El proceso de elección de horas se ha convertido en una disputa desleal, agravada por decisiones arbitrarias y cambios de último momento, que en algunos casos fueron tomados por el presidente del CFE y en otros por las direcciones de los institutos. En algunas instancias se han utilizado listas distintas en la misma región, se han suspendido elecciones tras horas de espera, dejando a docentes sin garantía laboral, se ha llamado a elección de horas sin listas ratificadas, etcétera. La inestabilidad y la falta de criterios claros han convertido este proceso en un acto deshumanizante, fomentando la precarización y la división entre colegas.

Si hay una actividad que nos distingue como seres humanos es la educación. La reflexión autocrítica y la reparación de los daños (cuando es posible) también son un acto de enseñanza que nos vincula en un compromiso profundo con acciones humanistas. Las autoridades (2020-2025) del CFE han demostrado con creces la intencionalidad de sus acciones, muy distantes del trato digno que nos merecemos los seres humanos como tales. Estas acciones, a su vez, han superado la capacidad de resistencia de la Consejería Docente en el CFE y del propio Sindicato de Docentes de Formación en Educación, a pesar de las reiteradas y oportunas advertencias de la Mesa Permanente de la ATD del CFE.

Estamos en las puertas de posibles tiempos de cambio. Las nuevas autoridades que ingresarán al CFE tienen la oportunidad histórica de comenzar distinguiéndose de sus antecesores en su compromiso humanista con la educación de nuestra sociedad y con la dignidad humana. Es por esto que hacemos este llamado a la memoria y a la acción. Esta situación de atropello debe quedar registrada en la memoria colectiva. Por quienes se quedaron sin trabajo, por quienes tienen un subempleo y por quienes vienen detrás y les tenemos que dejar un legado. Para quienes han sido desplazados, para quienes sufren la precarización y para las futuras generaciones de docentes, es fundamental denunciar y resistir.

Exigimos un sistema justo y transparente.

Rodrigo Aguilar, Nelly Bálsamo, Diego Barboza, Juan Caggiani, Verónica Gilardi, Elena Rodríguez y Luciana Spadaro integran el Colectivo de Docentes del CFE de IFD de Canelones, IFD de Pando, IFD de la Costa, CERP del Sur, IFD de Trinidad, IFD de Durazno e IFD de Salto.

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