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La situación de Cairo: sobre las lógicas de lo político y habitar los bordes

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"Es momento de no ser náufrago
Y en la lucha quedar afónico
Y de la patria sentirnos pájaros”
Mocchi

Qué tremendo descubrir que en los barrios de la periferia de Montevideo la gente tiene construcciones no regularizadas. Que hay terrenos con obras que no han sido declaradas. Y lo peor de todo: la gente tiene el tupé de estar en “deuda” con el Estado...

No me preocupa si el pueblo le reclama a una ministra que se haga cargo del enorme peso del costo de vivir con el que carga la mayor parte de este país. Que el pueblo pueda decir, a partir de la situación de Cecilia, ¿ven que es imposible?, ¿ven que el derecho a la vivienda es una gran ausencia en Uruguay?

Que esta situación sirva para visibilizar la realidad de la mayoría de este país.

Sepan, señores de la clase política (porque esto es una cuestión de clase y casi siempre de señores), que la mayoría de la gente construye en forma irregular, adeuda impuestos, hace calesita para llegar a fin de mes en este país –que no es la Suiza de América como nos quisieron hacer creer, sino parte del continente latinoamericano–. Un país al sur del tercer mundo. Sepan que las madres priorizan comprarle un par de championes a sus hijes para que puedan ir a la escuela con un calzado digno, cuando pueden darse ese lujo, y otras veces simplemente hacen malabares para darles de comer.

Les parece indigno que una ministra, hija de la clase trabajadora, militante de base de todas las horas, que viene de un barrio pobre de Montevideo, no tenga regularizada su casa y tenga deudas con el Estado. Con el mismo Estado que brilla por su ausencia todos los días, a cada hora, en esos mismos barrios.

¿Lo indigno no es que maten a los gurises en las puertas de las bocas? ¿Indigno no es que no se considere indigna la pobreza de nuestros gurises? ¿Indigna no es la ausencia del Estado? ¿Puedo decir que el Estado viola los derechos humanos todos los días, a cada hora, sistemáticamente? ¿O me van a pedir que esto sea denunciado en la Justicia y que presente pruebas ante Fiscalía? ¿Puedo mencionar la omisión del Estado con las infancias? ¿Y con el derecho a la vivienda? ¿Y con el derecho a la salud? ¿Y con el acceso a la salud mental?

Hace unos días sancionaron a Andrea Tuana por decir lo que nadie en este país desconoce, que las infancias están en riesgo con el narcotráfico. La censuraron y la sancionaron por decir lo que leemos a diario en la prensa. Lo que nos explota en la cara cotidianamente a quienes trabajamos con las infancias pobres de este país. Lo que existe aunque elijan no indignarse, aunque hagan como que no ven, aunque opten por mirar para otro lado o comentar la realidad con cara de circunstancia como si esa realidad no les perteneciera.

En Uruguay podemos convivir con las lujosas y ostentosas construcciones “irregulares” que se amontonan en Punta del Este, vacías. Podemos convivir con que maten a los gurises en las balaceras. Y con las situaciones de violencia que viven las infancias, y con las situaciones de explotación sexual de menores y con la pobreza y con la miseria… Podemos convivir a diario con todo eso sin indignarnos.

Podemos convivir con las lujosas y ostentosas construcciones "irregulares" que se amontonan en Punta del Este, vacías. Podemos convivir con que maten a los gurises en las balaceras. Podemos convivir a diario con todo eso sin indignarnos.

El moralismo al que asistimos en Uruguay es cruel y deshumanizado. Al decir de Mark Fisher, “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.

La derrota es perder la discusión en el campo ideológico. Creer que debemos sostener la idea de que el buen ciudadano es el buen burgués que paga los impuestos. Aceptar que hay que salir a dar explicaciones todo el tiempo. Dejar que las discusiones políticas las ordenen los grandes medios de prensa. Permitirle a la derecha que nos haga creer que tiene la dignidad de hablar de ética.

Y en el fondo sí, es una cuestión de clase y también una cuestión de género. Porque en este mundo el orden del buen ciudadano (en masculino genérico, sí) nos recuerda todo el tiempo que el lugar de una mujer de Pajas Blancas no es el Ministerio de Vivienda.

Malena Delgado Gallo es licenciada en Psicología por la Universidad de la República, con formación en género y violencia. Trabaja con infancias y adolescencias. Militante política y social.

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