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La cooperación entre España y Uruguay: una alianza renovada

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La cooperación entre España y Uruguay se asienta en una larga historia de entendimiento mutuo, confianza y voluntad compartida de avanzar hacia sociedades más inclusivas, justas y sostenibles. Por ello, la reciente firma de la Alianza para el Desarrollo Sostenible 2025-2030 entre ambos países, en el marco de la reunión del presidente Pedro Sánchez con el presidente Yamandú Orsi en Montevideo, el 22 de julio, constituye un hito de la mayor relevancia en nuestra relación bilateral, al fijar un marco pionero de relaciones de cooperación que guiará nuestras acciones conjuntas en los próximos años.

Pero la importancia de este acuerdo va más allá de las relaciones bilaterales entre dos países hermanos y del gran impacto que esperamos en el bienestar de comunidades y personas. Con este innovador acuerdo, España y Uruguay se convierten en pioneros de un nuevo modelo de cooperación entre iguales, más horizontal y centrado en afrontar desafíos compartidos, sustituyendo la lógica de la ayuda por la de la alianza. Por primera vez, dos “países graduados” (aquellos que, según criterios internacionales, disponen de niveles de renta suficientes para no recibir Ayuda Oficial al Desarrollo) acuerdan cooperar para promover el desarrollo sostenible. Con él reafirmamos que la cooperación no consiste únicamente en transferir recursos, sino en identificar desafíos y construir alianzas que fortalezcan las capacidades locales, transfieran conocimiento y promuevan soluciones innovadoras a los desafíos globales.

Una alianza que reafirma la apuesta por el multilateralismo

El mundo pasa por momentos críticos. España enfrenta, como prácticamente todos los Estados, las consecuencias de una emergencia climática, visibles en la intensidad de unos incendios forestales sin precedentes. Por su parte, hace tan sólo dos años, Uruguay padecía una de las peores sequías de su historia. En paralelo, las guerras en Ucrania y en Gaza nos recuerdan que la paz y la seguridad siguen siendo condiciones frágiles, que el multilateralismo y la cooperación internacional son imprescindibles para la estabilidad global y el bienestar de los pueblos.

Estos fenómenos también tienen impacto en América Latina. Por ello, la cooperación hispano-uruguaya tiene una mirada amplia, y se asienta y reafirma en todos los foros multilaterales, como la Cuarta Conferencia de Financiación para el Desarrollo (FFD4), celebrada recientemente en Sevilla, y la preparación de la COP-30 en Brasil, que será una ocasión histórica para la región de asumir un liderazgo climático y proponer soluciones innovadoras al mundo. Por supuesto, no podemos olvidar el enorme horizonte de oportunidades que se abriría con la eventual ratificación del Acuerdo de Asociación Unión Europea-Mercosur, que ambos países han apoyado firmemente desde el inicio de las negociaciones y a cuyo impacto positivo queremos contribuir desde la Cooperación Española. La alianza prevé que nuestros países puedan dialogar y alcanzar posiciones comunes que podamos defender conjunta o separadamente en foros internacionales.

Uruguay es reconocido internacionalmente por la solidez de sus instituciones democráticas y la firmeza en la defensa de unos valores reconocibles. Esto permite que nuestro trabajo conjunto se enfoque en áreas de alto valor agregado y en la creación de redes de conocimiento, y la cooperación triangular, Sur-Sur y regional, es un instrumento esencial con un gran potencial.

Con este innovador acuerdo, España y Uruguay se convierten en pioneros de un nuevo modelo de cooperación entre iguales, más horizontal y centrado en afrontar desafíos compartidos.

Mirada de futuro sin dejar a nadie atrás

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), junto con las instituciones uruguayas, seguirá trabajando para que esta alianza se traduzca en proyectos concretos, con impacto en la vida de las personas. Para ello, contamos con una Oficina de Cooperación en Montevideo, con un Centro de Formación, que reúne frecuentemente en esta ciudad a expertos en diversas áreas de toda América Latina y el Caribe y que es la fuerza motora de un programa regional de cooperación con el Cono Sur, y con un Centro Cultural, que cuenta con una intensa agenda de actividades con vocación de acercar la cultura a todas las personas.

La cooperación conjunta entre España y Uruguay ha sido clave a la hora de poner en marcha organismos como el Instituto Nacional de las Mujeres o la Institución Nacional de Derechos Humanos. Además, ha contribuido a mejorar la gestión ambiental de la cuenca del río Santa Lucía y las medidas de adaptación de la costa uruguaya frente al cambio climático.

Próximamente, y en alianza con la Unión Europea, la cooperación alemana y el gobierno de Uruguay, nos hemos comprometido a apoyar el desarrollo de la industria del hidrógeno verde como palanca para la creación de empleo de calidad y el desarrollo económico local, al tiempo que apostamos por una transición energética respetuosa con nuestro planeta.

Además, mediante la modalidad de cooperación triangular, hemos identificado varias áreas de colaboración con terceros países que, entre otros, permitirán a España y Uruguay cooperar con Guatemala en la atención a la salud mental o con Chile en fortalecer los sistemas de cuidados.

Nuestro compromiso, por tanto, es firme: impulsar una cooperación que no solo responda a los desafíos de hoy, sino que prepare a nuestras sociedades para los retos del mañana.

Pero, más allá de los planes y los marcos estratégicos, lo esencial es no olvidar a quiénes nos debemos: a las personas y las comunidades, que son las protagonistas del desarrollo. La cooperación cobra sentido cuando ayuda a salir de la pobreza, a combatir injusticias e inequidades, a apoyar proyectos de vida y a defender valores como la democracia y el respeto de los derechos humanos.

La historia uruguaya como país de acogida de miles de emigrantes españoles que llegaron en busca de una vida mejor y contribuyeron al desarrollo del país muestra cómo las sociedades abiertas y tolerantes en las que creemos son la mejor respuesta a muchos de los retos que actualmente enfrentamos.

En un mundo convulsionado por conflictos armados, la crisis climática o el cuestionamiento del multilateralismo y los valores humanistas universales que inspiran la Agenda 2030, la cooperación entre España y Uruguay nos recuerda que la solidaridad nos ofrece un atisbo de esperanza. Una esperanza que se construye día a día, desde lo local hasta lo global, y que encuentra en la Alianza para el Desarrollo Sostenible un camino renovado para seguir avanzando juntos hacia un futuro más justo, sostenible y humano que no deje a nadie atrás.

Antón Leis García es director de la AECID.

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