Ayer hubiera cumplido 91 años. La primera llamada que la viuda de Wilson, Susana Sienra, y su hijo Juan Raúl recibieron fue la del diputado nacionalista Pablo Iturralde (Alianza Nacional, AN) a las cero horas de ayer. “El año pasado fue una cosa de perfil muy bajo, simplemente un recordatorio de nacimiento. Estas fechas son más complicadas, la gente está afuera. Pero vamos a hacer alguna cosa en marzo”, mes en que se cumple fecha de su fallecimiento, explicó Iturralde. “Claro, pero en vida de él la muerte nunca existió. Es evidente que es el primer año que no se conmemora. Naturalmente no es sólo el cumpleaños de Wilson sino el recuerdo de una jornada de lucha y de identidad”, expresó a la diaria Juan Raúl.
El 28 de enero de 1973 el proceso electoral estaba latente, el escrutinio en plena efervescencia. Había habido una manifestación popular con presencia militar en Avenida Brasil y la Rambla, en la que Wilson participó y terminó “gaseado”, recordó su hijo. Ése fue el contexto en que se celebró por primera vez su cumpleaños en el ámbito partidario. Al año siguiente se hizo en medio de la euforia de los días previos a la emisión del Comunicado Nº 4, el 9 de febrero. En 1975, Wilson ya estaba en el exilio y el festejo cobró otra importancia y dimensión.
“Durante los años siguientes se transformó en una forma de hacer cosas prohibidas. Una vez nos concentramos en el Kibón haciendo parecer que era una fiesta de cumpleaños. Estaba toda la dirigencia del partido, hasta Carlos Julio [Pereyra]. Otra, hicimos una misa en San Juan Bautista y marchamos todos los asistentes, hasta los curas”, relató Juan Raúl. Cada año, prosiguió, era “un desafío público, con picardía para la autoridad”. En 1985, luego de su retorno, el 16 de junio de 1984, “aquello volvió a ser una cosa muy grande” y se mantuvo hasta 1987. “En 1988 ya estaba muy enfermo y para todos fue una despedida. Después siempre se ha hecho, pero este año no”, remarcó.
El día del regreso
La figura de Wilson fue motivo de disputa durante la campaña electoral para las nacionales del año pasado entre los dos grandes sectores blancos y en el arranque de las municipales todo indica que eso se repetirá. “Muchas veces escuché su nombre y referencia en los discursos, pero nunca escuché nada de su programa de gobierno, donde están sus ideas”, afirmó a la diaria Carlos Julio Pereyra (Movimiento Nacional de Rocha). El 28 de enero del año pasado el entonces precandidato por AN, Jorge Larrañaga, y otros dirigentes blancos del sector acompañaron a la familia de Wilson al Cementerio del Buceo.
Para el 15 de marzo, fecha de fallecimiento de Wilson, el clima electoral empezaba a sentirse y los actos no faltaron. Aunque cada uno por su parte, todos los blancos se sumaron. Ese día, por la mañana, el Movimiento Federal Saravista y todos sus adherentes recordaron el acontecimiento en el Cementerio del Buceo. El principal dirigente del grupo político y entonces precandidato Irineu Riet le dedicó unas palabras. En el mismo lugar, pero al mediodía, los aliancistas homenajearon “al hombre que trascendió su tiempo” ofrendando una flor blanca al pie de su tumba para “reafirmar nuestro compromiso con él y su hermosa lucha, que también es nuestra”.
A la misma hora, pero en el Platense Patín Club, hacía lo suyo el líder de Correntada Wilsonista, Francisco Gallinal. También se hizo la tradicional misa recordatoria en la Catedral de Florida, departamento natal de Wilson. Para el 16 de junio, fecha aniversario de la llegada a nuestro país del líder blanco tras once años de exilio, el entonces precandidato herrerista Luis Alberto Lacalle se sumaba a las conmemoraciones pero el Partido Nacional no logró hacer un acto conjunto por “falta de respuestas”.
A 12 días de las elecciones internas, aliancistas y herreristas rindieron tributo a Wilson, cada grupo por su parte pero a la misma hora. Los primeros en la explanada de Buquebus del Puerto de Montevideo donde el homenajeado había desembarcado 25 años atrás y los otros en el Cementerio del Buceo. Por la tarde, también coincidieron en la hora Concordia Nacional en Kibón, donde también estuvo Lacalle, y la Agrupación Vanguardia Nacionalista, de Carmelo Vidalín.
“Los que ya hemos transitado un largo camino entendemos que si a Wilson no lo hubiera perseguido la tragedia habría seguido siendo la principal forma del partido. Frecuentemente va quedando al margen de las contingencias políticas y son las renovaciones partidarias las que deben responder y rendir homenaje”, señaló Carlos Julio, y añadió que le hubiera gustado que la tradición no se rompiera. “Yo ya no integro el directorio, pero espero que el directorio se haya ocupado de este tema, que es insoslayable”, añadió como si todavía hubiera margen para que eso ocurriera.