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El coronel Manuel Cordero Piacentini trasladado por Interpol en Buenos Aires (archivo, enero 2010).

Foto: EFE, Leo La Valle

Volvió al lugar del crimen

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Manuel Cordero llegó ayer a Buenos Aires, donde está acusado de coordinar operaciones del Plan Cóndor en los años 70.

El momento le llegó pero se mantuvo en sus trece. No dijo nada que pudiera comprometerlo. Es más, sólo se dedicó a escuchar la larga lista de cargos que deberá enfrentar en Argentina por crímenes de lesa humanidad. Hoy de madrugada fue trasladado a un centro asistencial dependiente de las Fuerzas Armadas, donde fue enviado por cualquier eventualidad.

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Fue sobre las 8.30 de ayer que el otrora hombre fuerte del Plan Cóndor aterrizó en Aeroparque, en el vuelo de Aerolíneas Argentinas que todos los días a esa hora llega desde Corrientes. Y a media mañana ya había registrado ingreso a la Secretaría del Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 7, que subroga el juez Norberto Oyarbide. Pero no dijo nada, se limitó a escuchar el requerimiento de la Justicia Federal Argentina que pesa sobre su persona por crímenes de lesa humanidad, cometidos en el marco de la coordinación represiva del cono sur.

Respecto a su estado de salud, que lo ayudó a eludir en reiteradas ocasiones su extradición desde Brasil, fuentes de la secretaría del juzgado que entiende en las causas donde es imputado Cordero manifestaron a la agencia Télam que “está lúcido pero se lo ve como un hombre muy mayor y el juez decidió hospitalizarlo hasta que los exámenes cardiológicos ordenados permitan saber su verdadera condición de salud y determinar mejor dónde permanecerá detenido”. A pesar de su hermetismo, el sindicado como uno de los principales nexos entre las dictaduras del Río de la Plata, a cargo de buena parte de los operativos que realizaban los grupos de tarea uruguayos en Argentina, estuvo en los tribunales hasta las primeras horas de la tarde.

Cordero ingresó a territorio argentino el lunes por la ciudad fronteriza de Paso de los Libres, provincia de Corrientes, siendo sometido a un chequeo médico para determinar si estaba en condiciones de ser trasladado. Tras el visto bueno de las autoridades sanitarias, Cordero fue examinado nuevamente y remitido a los juzgados, sitos en la calle Comodoro Py, en el barrio porteño de Retiro.

Respecto del lugar donde sería alojado al culminar su comparecencia, varios establecimientos de detención fueron barajados: el penal de Marcos Paz (que cuenta con un pabellón para encausados y procesados por delitos de lesa humanidad, con unidad sanitaria de alta complejidad), como así también la cárcel VIP para represores, ubicada en Campo de Mayo, dependencia del Ejército Argentino. Pero allí tampoco iría Cordero, dado que las 39 plazas disponibles están todas ocupadas, una de ellas por el ex dictador Jorge Rafael Videla. Finalmente, fuentes judiciales confirmaron a la diaria que Cordero estaría alojado en la alcaldía de los tribunales de Comodoro Py hasta entrada la madrugada de hoy, para luego ser trasladado al Hospital Militar Central, en el barrio de Palermo, a fin de examinarlo con detenimiento y diagnosticar de forma precisa su estado de salud.

Siempre según fuentes judiciales, trascendió que Cordero estaría necesitando que se le practique un cateterismo a fin de estabilizar su salud. El propio Oyarbide había enviado una carta a las autoridades judiciales de Brasil para responsabilizarse por la salud del detenido, asegurando que, además de brindarle todas las garantías del debido proceso, se le otorgará atención sanitaria. Su mal estado de salud, fue el argumento que hasta último momento utilizaron el represor y su abogado defensor para demorar su extradición.

De esta forma, el ex represor uruguayo ingresa al imponente escenario judicial que se presenta en la Argentina por estos días, ya que las megacausas “ESMA” y “Plan Cóndor” se activarán tras el receso impuesto por la feria judicial. Ambas podrían ser llevadas a juicio oral este mismo año. La comisión de Derechos Humanos de Uruguayos en Argentina recorrió ayer los despachos judiciales por los que Cordero se habituará a transitar, al menos en las próximas semanas, a los efectos de acceder a información de primera mano sobre el trámite de la causa y para reclamar que su detención se cumpla bajo estrictas medidas de seguridad.

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