Hoy se reúnen en Buenos Aires los vicecancilleres de Argentina y Uruguay, Roberto Conde y Alberto D’Alotto, para intentar destrabar un desacuerdo surgido en el comité científico en torno al monitoreo de la planta de celulosa de UPM (ex Botnia). Ayer ya hubo un encuentro de los subsecretarios de Relaciones Exteriores en Montevideo, pero no se llegó a un acuerdo.
Según declararon fuentes de cancillería a la diaria, el principal punto de conflicto es que Argentina pretende un monitoreo continuo sobre Botnia, y Uruguay es partidario de establecer un protocolo de controles. Las fuentes afirmaron que las relaciones entre los técnicos “están muy tensas” y por eso la discusión “subió de nivel” y llegó a las cancillerías. “Controles continuos sobre la planta significa que si se les ocurre controlar ya, es ya. Y puede darse por ejemplo que quieran controlar cuando paran las máquinas, que ya se sabe que hay olores, y después se llegue a presunciones de que existe contaminación”, graficaron.
Los técnicos uruguayos están molestos porque sus pares argentinos “focalizan toda la discusión en Botnia [UPM] y no en el río en general”. “Uruguay cree que no hay base técnica para estar continuamente monitoreando Botnia, sino que debe seguirse lo que se hace internacionalmente, elaborar un protocolo. No se puede estar continuamente sobre la empresa, porque también la empresa tiene su actividad, está en una zona franca, y no se le puede decir que pare cuando a mí se me antoje. Esto mismo vale para las empresas argentinas”, indicaron las fuentes.
Luego del Consejo de Ministros que se realizó ayer, la ministra de Vivienda y Medio Ambiente, Graciela Muslera, dijo que la definición del plan de monitoreo “está en proceso”. Hoy se cumple el plazo para que el comité científico entregue su plan de monitoreo de la planta de UPM y de la desembocadura del río Gualeguaychú, y las autoridades uruguayas confían en que se llegará a un acuerdo en Buenos Aires. “De todos modos, la urgencia la tienen ellos”, deslizaron las fuentes.