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Lucía Scuro, responsable del Sistema de Información de Género, durante la presentación.

Foto: Victoria Rodríguez

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Ninguna junta departamental supera el tercio de mujeres con banca.

“La descentralización puede ser un aporte importante en el plano de la construcción de políticas de género”. La afirmación pertenece a la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Beatriz Ramírez, y fue formulada a la diaria tras la presentación de la publicación “Indicadores Territoriales de Género para la elaboración de Políticas de Equidad” que desagrega la información por sexo y por departamento.

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Éste es el segundo año consecutivo en el que se brinda información estadística sobre población, conformación de hogares, salud, mercado de empleo, educación, pobreza y participación política femenina con enfoque territorial y de género en sus indicadores. “Son variables muy básicas, pero antes no contábamos con ellas y nos facilitan desde todo punto de vista”, saludó la representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNPFA, por sus siglas en inglés), Karina Batthyány. En ese sentido señaló que los datos desagregados por sexo y por departamento permiten “visibilizar” y “localizar” las diferencias de género y en función de ello planificar la construcción de políticas de equidad. Batthyány también mencionó que el material facilita el “monitoreo de gestión” y “se institucionaliza” la producción de cifras.

La encargada de explicar los datos fue Lucía Scuro, responsable del Sistema de Información de Género de Inmujeres. Montevideo presenta el índice de feminidad -la relación mujeres-hombres que hay en cada departamento- más alto del país, ubicándose en 114%, seguido de Canelones con 104%. El valor más bajo se da en Río Negro con 96%.

En los máximos niveles educativos prácticamente no se aprecian diferencias entre uno y otro sexo. En el nivel terciario, tanto universitario como no universitario, los valores entre uno y otro sexo son similares, aunque en la mayoría de los departamentos se aprecia una “pequeña supremacía” de las mujeres sobre los varones. En todos los departamentos hay mayor cantidad de varones que cursan o cursaron formación técnica, mientras que las mujeres presentan los valores más altos en carreras de magisterio y/o profesorado.

A nivel laboral los tipos de empleos siguen vinculados a los roles tradicionalmente asignados. Así, las mujeres tienden a centrarse en ocupaciones vinculadas a las ramas de actividad de servicios sociales, comunales y/o personales, y sigue en importancia la rama de comercio hoteles y restaurantes. No obstante, en San José se presenta la mayor cantidad de mujeres dedicadas a la agricultura (14%) y en Paysandú en la industria manufacturera (14%).

Las cifras que Scuro posicionó como de las “más preocupantes” son las que dan cuenta de que la tasa de actividad masculina en todos los departamentos es más alta que la femenina, siendo Montevideo y Maldonado donde se concentran las más altas. Asimismo la tasa de desempleo femenina es mayor que la masculina en todo el país. En Rocha y Artigas la primera triplica a la segunda, mientras que la media anual es de 50%.

La pobreza tiene incidencia diferenciada por edades, afectando particularmente a los menores de 12 años. No hay diferencia por sexo, sin embargo Scuro enfatizó que entre los 18 y los 64 años la pobreza femenina supera a la masculina en todos los departamentos. “También hay que tener en cuenta que la población más afectada, que son los niños, está en su mayoría a cargo de mujeres”, observó.

En la variable “participación femenina” se cuantificó la cantidad de edilas. Ningún departamento supera el 29% (Treinta y Tres, Durazno y Rocha). Los que menos representación femenina tienen en sus legislativos departamentales son Colonia y Salto con 3,2%.

Tanta cifra para...

La directora de Descentralización de la Intendencia de Maldonado, Marie Claire Millán, saludó el hecho de que se produzca en el ámbito nacional este tipo de material, pero entiende que es insuficiente. Sostuvo que, teniendo en cuenta la conformación de alcadías, “la implementación y la bajada a los territorios de la desagregación de los datos todavía necesita afinarse mucho más”.

“Los indicadores de género en lo nacional sirven para lo departamental si son acompañados de indicadores departamentales y a su vez, locales”, añadió en diálogo con la diaria. Para Millán, sólo pueden implementarse, diseñarse y presupuestarse políticas de equidad de género más “micro” si existen datos más precisos. Se trata, indicó, de acompañar con políticas de género “la profundización democrática”.

Con respecto a los indicadores, criticó que para medir la participación política de las mujeres sólo se tome en cuenta la integración en las Juntas. “Debería considerarse su participación en los ejecutivos departamentales, que son ámbitos de toma de decisión importantísima. Sería un indicador para promocionar la participación política en esos ámbitos”, reclamó.

Millán dijo a la diaria que las mujeres políticas “tienen un desafío muy fuerte” en el proceso de descentralización. “Hay un trabajo importante a futuro, el de apoyar a las que resulten electas para sostener esa participación durante los cinco años y promover nuevas candidatas y liderazgos femeninos locales pensando en 2015, donde se va a aplicar la ley de cuotas”, opinó y añadió también que es fundamental “la capacitación en género” para que puedan llevar adelante las políticas. Para Scuro el proceso de descentralización es una instancia “para trabajar en el empoderamiento de las mujeres”.

“El desafío de las mujeres políticas es el de monitorear y hacer un seguimiento de la acción y la política pública de ir cumpliendo lo pactado. La descentralización puede ser un aporte importante en el plano de la construcción de políticas de género, pero en eso la articulación de los actores municipales y el gobierno central es una herramienta sustantiva, porque de esa manera se podrán instrumentar políticas con mayor alcance. Y para todo esto los indicadores serán una herramienta”, indicó Ramírez a la diaria.

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