Fue en 2008 cuando el ahora famoso sitio de Julian Assange tuvo su debut mediático. Rudolf Elmer, un ex empleado de la filial en Islas Caimán del banco Julius Baer, decidió revelar algunas maniobras, en apariencia, no muy legales. En concreto, facilitar la evasión de impuestos y el lavado de dinero. La agencia AP publicó el lunes declaraciones de Elmer, enjuiciado por haber brindado información confidencial y por tanto, según alega la institución bancaria, haber violado el secreto bancario que rige en la Uruguay de Europa.
Pero Elmer opina distinto: “Esta información no estaba sujeta a la confidencialidad de la banca suiza’’, porque los documentos que divulgó eran de la subsidiaria en las Islas Caimán (muy conocidas también por los banqueros y hermanos Peirano), en la que trabajó ocho años. Sí admitirá algunos de los cargos de coacción, tal como lo adelantó. Los datos sobre lo que ocurría en la sucursal empezaron a circular en 2005.
El periódico financiero Cash -consignó AP- fue uno de los que recibieron ese año una copia de un disco compacto con 170 MB de documentos sobre las operaciones de Julius Baer en el paraíso fiscal. El material evidenciaba que la institución financiera ayudaba a sus clientes a abrir cuentas secretas en el extranjero para ahorrarse los impuestos. Elmer negó haber contactado a Cash, pero dijo que sí repartió un CD a varios medios de comunicación y funcionarios de agencias encargadas de los tributos.
Como nada pasaba, decidió subir parte de lo que había reunido en Wikileaks, acción que motivó el primer escándalo por filtraciones. Transcurría 2008 cuando un juez en Estados Unidos clausuró temporalmente el portal, luego de que Julius Baer denunciara que Elmer había diseminado “documentos bancarios robados e información personal de las cuentas de sus usuarios’’.
El futuro de Elmer, que comparecerá en un tribunal de Zurich acusado de coacción y violación de la privacidad bancaria -pasar hasta tres años en prisión si es hallado culpable-, puede convertirse en un antecedente para los intentos de Estados Unidos de llevar a los estrados a quienes, tres años después que Elmer catapultaron a WikiLeaks al estrellato, y a la diplomacia estadounidense hacia el centro de las críticas mundiales.
Secreto mismo
Parece que el hermetismo bancario suizo en esta ocasión también se aplicó a la visita de Vargas Llosa al país. La prensa no tuvo posibilidad de acceder ni siquiera al tema que desarrollaría para su exclusivo auditorio, aunque por otras vías se fueron conociendo detalles de su estadía, que tendrá una nueva instancia en abril cuando retorne para promocionar su último trabajo literario. (ver nota vinculada)
Se supo que recorrió la librería Linardi Risso en Montevideo, y que almorzó con Luis Alberto Lacalle, Julio María Sanguinetti y Jorge Batlle, compañeros de mesa e ideología que ayer, según se confirmó, volvieron a escucharlo pero esta vez junto con los clientes del Julius Baer.
Entre tanto, los ediles colorados de Montevideo se quejaron porque la intendencia no lo declaró ciudadano ilustre, la subsecretaria de Educación, María Simon, le entregó un premio que le otorgó el Círculo de la Prensa -en ese acto el escritor opinó que la llegada al poder del Frente Amplio “no ha modificado en lo fundamental lo que es la democracia, la vigencia de las instituciones civiles”-, el alcalde blanco de Punta del Este lo honró con la calidad de ciudadano ilustre, y los allegados a Tabaré Vázquez enfatizaron que en su calidad de ex presidente no había sido invitado a la fiesta del chivo.