La conmemoración del aniversario del Grito de Asencio es un hecho habitual en la ciudad, pero nunca como en esta jornada. “Es la primera vez que veo tanta gente en Mercedes”, comentó a la diaria un hombre de unos 60 años.
Las actividades se hacen sobre la rambla, con el río Negro de fondo; es un lugar extenso, con espacios de césped y buena sombra. Los aprontes se hicieron durante toda la semana, incluidos el montaje de los escenarios y el embanderamiento de comercios y casas; la gente empezó a llegar el sábado.
El plato fuerte son los tres escenarios, con 17 espectáculos de artistas y bandas renombradas. Hay actividades recreativas, juegos inflables, espacio para pintar, canchas de taba, tejo, bolos, básquetbol, handball, tckhoball (juego de pelota sueco), así como gimnasia rítmica, artística y circense. Lugareños explicaron, con un orgullo entendible, que esos deportes y disciplinas forman parte de actividades gratuitas que se realizan durante todo el año. En general se respiraba una gran conformidad hacia la ciudad y, por supuesto, hacia la gran fiesta.
El Ejército Nacional también tiene un espacio de exposición, conmemorando sus 200 años. Un cartel dice “Ayer” y muestra la imagen de un soldado a caballo, mientras que otro que dice “Hoy” tiene un tanque de guerra. La exhibición estaba dispuesta desde el sábado; llaman la atención los ocho tanques de guerra (a los que pueden subirse los niños para que sus familiares les saquen fotos desde abajo), la flota de camiones y los cañones. También hay stands de artesanos y una plaza de comidas.
Todo se fue desarrollando armónicamente. El orden es apreciable en cada lugar; por ejemplo, no hay ni un solo papel en el piso. El ambiente es familiar y sumamente agradable, pero no sólo por el Bicentenario, es una muestra de algo que para los mercedarios es un clásico: bajar a la rambla-parque todos los fines de semana. la diaria se aproximó a un grupo de unas 15 personas dispuestas en una amplia ronda con sus playeras. Contaron que bajan siempre todos juntos, hermanos, cuñados y sobrinos; para terminar de explicar su sentimiento hacia el lugar repitieron, convencidos, una frase que reluce en las banderas colgadas de muchos balcones: “Aquí nació la patria”.