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Discurso de José Mujica en el acto de cierre de campaña del Espacio 609 hacia las elecciones internas (archivo, junio de 2009)

Foto: Sandro Pereyra

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A un año de gobierno de Mujica, dirigentes del MPP evalúan el rol del sector y sus distintas visiones.

El 3 de abril se elegirá la Dirección Nacional del Movimiento de Participación Popular (MPP), integrada por 30 dirigentes de base y diez denominados “institucionales” (ministros, subsecretarios y legisladores). Integrantes del Ejecutivo consultados por la diaria consideraron que su sector ha sido “oficialista al cuadrado”, aunque acotaron que existen visiones distintas entre los integrantes de las bases y quienes ocupan cargos en el gobierno o en el Parlamento.

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Aunque no adoptaron una posición como cuerpo, lo cierto es que los siete integrantes de la comisión de Ética del MPP resolvieron no presentarse como aspirantes para continuar otro período en esos cargos, que se someterán a votación el 3 de abril, al igual que otras responsabilidades, como las comisiones fiscal y electoral, y el fondo solidario Raúl Sendic. Uno de los casos más notorios en los que intervino la comisión de Ética fue el que involucró al ex senador Leonardo Nicolini. En esa ocasión, desde ese ámbito se pidió la expulsión de Nicolini, porque se consideró una falta grave “que haya tramitado un carné de asistencia gratuita antes de someterse a una operación quirúrgica en el hospital Pasteur”. A pesar de esa recomendación, la Dirección Nacional del MPP no terminó de tomar una decisión -las posiciones estaban divididas entre la expulsión y la suspensión por cinco años-, y luego el ex senador pasó a la CAP-L, lo que dejó sin sentido un pronunciamiento sectorial. Los emepepistas que habían sido elegidos en 2006 para la comisión de Ética fueron Carlos Fonsalía, Óscar Puig, Víctor Estradet, José González, Graciela García, Antonio Rammauro y Rafael Leguizamón. Para las elecciones del 3 de abril están habilitados 1.700 congresales que deberán elegir entre casi 200 candidatos que han sido presentados para la Dirección Nacional, que luego proclamará al Ejecutivo Nacional.

En mayo de 2009 José Mujica renunció al MPP. “Dejé de estar obligado a la disciplina del grupo y a sus órganos de dirección”, dijo en aquel momento. Sigue siendo una incógnita hasta qué punto se produjo ese alejamiento. Su esposa, Lucía Topolansky, encabezó la lista al Senado del sector. Pero desde el entorno de Mujica aseguran que el ahora presidente no da demasiada entrada a “la barra” del MPP porque quiere sentirse con las manos libres para gobernar. “El viejo Julio [Marenales] dice que es un tábano, pero es un tábano al que le pegás un manotón y se va”, graficó una fuente de Presidencia.

Para el diputado Gonzalo de Toro, el MPP tiene una “responsabilidad mayor” en la gestión, “aunque más no sea por el vínculo afectivo” con Mujica. No obstante, evaluó que, paradójicamente, su sector es el más “damnificado” respecto a la relación con el presidente en comparación con el resto del FA. “Él se ha tenido que dedicar más a la gestión presidencial, a tapar agujeros. La relación es buena con todos los sectores, pero si uno se pone a ver, es hasta al revés: quizá nosotros somos los más damnificados, porque si tiene que hacer tres reuniones y sacrifica a alguien, es a la barra que siempre está ahí”, evaluó.

Desde el año pasado se especula en la prensa con la existencia de dos tendencias dentro del MPP: una más “crítica”, más “marenalista”, y otra más “institucional” y más alineada con el gobierno. Los dirigentes consultados negaron esta división y opinaron que la realidad es más compleja, aunque admitieron que las perspectivas varían entre los dirigentes de base y los que ocuparon u ocupan cargos en el Parlamento o en el gobierno. “Hay apuros que a algunos compañeros se les hacen más evidentes por estar más en contacto con la realidad de los barrios, y tenemos claro que quedan muchas cosas por hacer. El legislador, en cambio, está metido en que una ley salga y en cómo se forman los consensos”, reflexionó Evaristo Coedo, integrante del Ejecutivo del sector. No obstante, aclaró que se sienten “parte integrante del gobierno” y que están “satisfechos por las cosas que se han hecho”, aunque “hay que profundizar más”.

Jorge Meroni, representante del MPP en la Mesa Política y en el secretariado ejecutivo del FA, opinó que “no hay dos líneas en el MPP, hay miles”. En el mismo sentido que Coedo, estimó que los tiempos de los dirigentes de base y de los “institucionales” “no son los mismos”, pero acotó que surgen cortocircuitos entre unos y otros porque “muchas veces lo que pasa es que lanzamos la idea y no la discutimos como deberíamos hacia la interna”. Por otra parte, Meroni negó pertenecer a una línea “marenalista”, como se manejó en la prensa. “Políticamente con Marenales debe de ser de los compañeros con los que tengo más diferencias. Me veo más reflejado con la línea de Lucía [Topolansky], el Bicho [Eduardo Bonomi] y [Ernesto] Agazzi”, aseguró.

Respecto a las tendencias internas, Meroni evaluó que el corte se da más entre quienes estuvieron en el Parlamento o en el gobierno y quienes no. “Por estar en el ámbito parlamentario ves las cosas de otra forma que Marenales, por ejemplo. Ves que en la política hay que estar negociando permanentemente”, indicó. Por otra parte, consideró que “se sobredimensiona la incidencia que puede tener el viejo Julio” en la interna del MPP. “Es de los compañeros más orgánicos. Él puede calentarse, pero discute y acata como un soldado”, sostuvo.

En otros ámbitos

Durante el año de gestión ha habido algunas diferencias entre el Ejecutivo y el Legislativo, reconoció De Toro. “La relación con el Ejecutivo tiene luces y sombras. El contacto es bueno, permanente, pero los tiempos del Ejecutivo son diferentes a los del Legislativo y se producen ciertos roces. A nosotros como Legislativo nos preocupa cómo se elaboran las cosas para que queden de la mejor manera posible, y muchas veces demoramos más de lo que el Ejecutivo quiere, pero tenemos que discutir”, justificó.

A nivel sindical, el MPP ya hizo una autocrítica a fines del año pasado de la participación de sus dirigentes en los gremios, a partir, por ejemplo, del conflicto de AEBU, en el que sindicalistas del MPP respaldaron la posición mayoritaria de más confrontación con el gobierno. “Somos conscientes de que tenemos que tener una participación mucho más activa y trabajar desde abajo; el movimiento sindical tiene que seguir luchando por las reivindicaciones inmediatas pero también por el proyecto futuro”, indicó De Toro. “Es lógico que haya independencia de clase, pero también tiene que haber la madurez política de que no por los reclamos perdamos lo logrado”, evaluó Meroni.

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