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El olvido o su intento tienen una dimensión física. Hay edificios que son casi metáforas del lugar que dan las sociedades a la memoria. Esa construcción ubicada en la Ciudad Vieja, donde año a año se celebra el Día del Patrimonio, fue sede del Ministerio de Defensa durante la dictadura y parte de sus habitaciones permanecen intocadas. Se habla de leyendas sobre pasadizos, escondites y túneles, pero no hubo política pública o afán investigador con voluntad o capacidad de desentrañar sus secretos. Tuvo que ser de casualidad que miles de documentos que al parecer se buscó ocultar salieran a la luz. Fue por una remodelación, fue un operario que trabajaba en el ducto de un ascensor. Pasaron 27 años desde que se puso fin a la dictadura, y un simple edificio puede dar cuenta de hasta qué punto la democracia está aún en proceso de refacción.

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