-¿Qué evaluación hace de la puesta en marcha del Fondes?
-En una primera etapa priorizamos los proyectos con historia probada en la autogestión y se aprobaron iniciativas importantes. Hay un proyecto de FUNSA de tres millones y medio de dólares para producir cubiertas para el mercado venezolano, que determina que vuelva a emplear a aproximadamente 150 trabajadores. También financiamos a Envidrio con cinco millones y medio de dólares para vender a Venezuela y probablemente entrar al mercado brasileño. También aprobamos un préstamo para la curtiembre Uruven de 600.000 dólares para instalar piscinas ambientales que la intendencia les había exigido para poder volver a producir. Mañana [por hoy] vamos con el presidente José Mujica a Paysandú para conocer el proyecto de la cooperativa Paylana; de alguna manera es un respaldo político explícito a la cooperativa y a esta línea de trabajo.
-¿Hay otros proyectos presentados?
-Sí, tenemos un proyecto paradigmático que es Metzen y Sena. Ya lo aprobamos, pensamos que es interesante y sostenible. Están los informes de los principales acreedores del Estado positivamente, de la Liga de Defensa Comercial, y ahora el juez les tiene que dar el uso precario de las instalaciones a los trabajadores para empezar a trabajar. Sería un gran éxito para el gobierno y para el Fondes lograr que esa empresa vuelva a funcionar. Estamos trabajando además con el PIT-CNT, la Asociación Nacional de Empresas Recuperadas por Trabajadores y la Federación de Cooperativas de Producción para llegar a más compañeros con este tipo de herramientas.
-¿Qué mecanismos están previstos para garantizar la sostenibilidad de los proyectos?
-Tratamos de identificar cuáles son los problemas del proyecto. Trabajamos la gestión de la empresa y buscamos un sistema de incentivos adecuado: no liberar recursos de una vez sino a medida que se van cumpliendo las metas. Vamos quedándonos también con algún tipo de derecho sobre las propiedades inmobiliarias, para hacer sostenible el fondo.
-¿Qué sucederá con la sostenibilidad del Fondes cuando cambie la orientación política del gobierno?
-Confiamos en que esta relación social de producción alternativa que promueve el Fondes no es que pase a ser dominante ni significativa en la economía, pero sí que sea fuerte. Hay estudios que demuestran que las empresas recuperadas y autogestionarias tienen bastante capacidad para enfrentar crisis y problemas de manera eficaz. Los valores que deben guiar este tipo de emprendimientos hacen que los trabajadores, que son los propios propietarios, puedan bajarse el salario y adecuarse a las nuevas realidades. Hay estudios que demuestran que tienen interesante capacidad de innovación en los procesos productivos, que son flexibles. Creemos que el modelo de producción tiene características como para ser eficiente. Entonces, lo primero es eso, demostrar que los proyectos que estamos financiando -y por eso apostamos en principio a empresas ya probadas- pueden demostrar su eficiencia. Y eso es lo que más va a defender la sostenibilidad del Fondes. Pero obviamente, este tipo de cosas para el statu quo tienden a forzar un equilibrio existente en el modo de producción dominante. Y quienes defienden el equilibrio existente van a ver esto siempre, por más marginal que sea, como una amenaza. Nuestro objetivo es que este fondo continúe y que los compañeros que trabajan en esta actividad productiva sean quienes lo defiendan.
-¿Se pensó consolidarlo con una ley?
-Parafraseando al presidente, lo institucional es consecuencia de lo político. Si nosotros no tenemos una realidad política que defienda esto, si estas ideas no tienen la fuerza suficiente, por más que hagamos una ley, otra ley la derogará. Entonces, primero la política y después lo demás.
-El director de la OPP Gabriel Frugoni, decía el viernes a Brecha que el Fondes tiene detractores. ¿Están dentro de la propia izquierda?
-El statu quo atraviesa transversalmente a todos, nadie está libre de eso. Acá nosotros apostamos a tratar de rescatar aquellos valores que entendemos -por lo menos Frugoni y yo, y capaz que alguien más- que son los valores históricos de la izquierda nacional, que tienen que ver con la solidaridad, lo colectivo por encima de lo individual, la generosidad, la humildad. Por esos valores hay que pelear todos los días y obviamente no son dominantes ni en el país ni en la izquierda. Pepe dijo en el PIT-CNT que el Fondes existe porque este viejo cabeza dura se peleó con todos para que existiera. Algún mensaje habrá querido dar.
-Los problemas de gestión de este gobierno son un cuestionamiento recurrente de la oposición e incluso de algunos sectores de la izquierda.
-Se toma a la gestión como un valor en sí mismo, independiente de objetivos, de políticas, de juicios de valor. La gestión es un concepto necesario e importante, pero lo imprescindible es la definición de las líneas políticas. Después la gestión es la forma más o menos eficiente en la que se llevan adelante los proyectos. Obviamente, cuanto más eficiente, mejor, y cuanto mejores instrumentos de gestión, mejor. Pero en general no es la gestión la que hace la diferencia. Lo que hace que los pueblos avancen en función de objetivos son las definiciones políticas. Entonces, poner al mismo nivel el tema de la gestión que la discusión política de fondo es cambiar el eje de la discusión, es minimizarlo, y quizás también defender el statu quo. Porque con la gestión no se cambia el statu quo. El statu quo se cambia con la acción política.
-¿Qué nivel de diferencias tienen los proyectos políticos que coexisten en el FA?
-El FA por definición es una coalición de grupos con diferentes objetivos finales. En la propia gestión de gobierno a veces hay quienes entienden que hay que avanzar más y hay quienes dicen que hay que tratar de consolidar lo que tenemos. Coincido con Frugoni en que el avance es la propia esencia de la izquierda. Estamos en el gobierno y vinimos para avanzar lo más posible hacia un proyecto de país que nosotros entendemos que debe representar en su formación los valores básicos de la izquierda. Mujica representa en términos de valores, de compromiso y de trayectoria, la esencia misma de lo que ha sido la izquierda nacional. Entonces, queremos que Pepe Mujica no sea una anécdota en el proceso, que esos valores que representa de alguna manera se demuestren en acciones concretas.
-Otra crítica a la gestión es que hay muchas propuestas y poca concreción.
-Otra de las características que tiene el presidente es su capacidad de pensar a mediano plazo. Lo más difícil es pasar de esa visión estratégica a líneas de acción de corto plazo. En las políticas de corto plazo muchas veces es difícil leer las políticas de mediano y largo plazo, que son las que verdaderamente importan. Se habla de los equilibrios macroeconómicos de corto plazo. Eso tiene sentido en el marco de un proyecto político, porque quién va a decir que es mejor el desequilibrio que el equilibrio, que es mejor la inflación alta que la baja. Obviamente que no, pero no hay un acuerdo de política económica si sólo decimos que la inflación tiene que ser lo más baja posible. Hay un acuerdo político si utilizamos esos instrumentos de corto plazo enmarcados en una política de largo plazo, en un proyecto. También, reconozco, el presidente es una usina muy rica de ideas y muchas veces es difícil seguirlas. Pero yo lo tomo como una riqueza del presidente.
-El Congreso de Intendentes y sectores de la izquierda han cuestionado las potestades que el nuevo Sistema Nacional de Inversión Pública otorga a la OPP.
-Ahí hay un tema interesante. Después de un período en el cual la OPP en particular y Presidencia en general habían perdido un poco sus funciones y su rol dentro de la política económica, en forma muy significativa en este gobierno las han ido recuperando. La OPP ha recuperado el rol de las políticas de inversión pública, que son políticas de largo plazo que tienen que ver con el proyecto de país. Esto puede ser para algunos una cosa novedosa, pero es una recuperación imprescindible para un proyecto de izquierda. Que haya instrumentos adecuados para hacer una selección correcta de las inversiones, no como sucedió durante mucho tiempo en Uruguay, que el mercado era el único elemento para definirlas, sino que éstas se ajusten al proyecto país.
-En el Frente Liber Seregni (FLS) hay quienes entienden que en el fondo la disputa entre las dos “líneas económicas” es por cargos y no por ideas.
-Obviamente, somos todos compañeros, estamos en el mismo proyecto político, pero tenemos énfasis distintos. Hay veces en que determinadas iniciativas reciben más calor de un lado que del otro; es el caso del ICIR [Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales]. A un año y pico de estar vigente, los planteos pesimistas no se han cumplido. Pasó lo mismo con el levantamiento del secreto bancario en 2009. En general nos pasa a toda la izquierda, que los pronósticos catastróficos no se cumplen, que no son tan inmutables ni las reglas de juego ni las realidades, y que hay caminos para avanzar.
-En el FLS también se interpreta que hay movidas para debilitar la figura de Fernando Lorenzo.
-Eso no lo puedo responder de otra forma que a nivel personal. Yo a Lorenzo lo conozco antes que todos los del FLS juntos; no lo voy a debilitar ni personal ni profesionalmente nunca. Tengo la más alta consideración personal y tengo las mismas diferencias políticas que tenía cuando nos conocimos a los 18 años.
-Las resistencias en sectores de la población a los proyectos mineros o el puerto de aguas profundas, ¿muestran que el FA no incorporó como parte de su proyecto político la discusión ambiental?
-Primero quiero decir que la izquierda no tiene compromiso ni con el capital ni con sectores económicos, ni estamos dispuestos a transar más allá de lo que nosotros consideramos lo mejor para el país. La derecha siempre cede a la rentabilidad, se supone que nosotros no. Entonces, teniendo ese capital, a veces no sabemos transmitir cómo estamos dispuestos a defender los valores de la sociedad frente a los objetivos del sector privado, y quedamos a veces enredados en el medio de los grupos ambientalistas o de grupos particulares que utilizan grupos ambientalistas para cuestionar políticas de gobierno. En ese sentido, tenemos un debe en el discurso. No podemos dejar la bandera del desarrollo sustentable, de la protección del medio ambiente. En el tema de la minería tenemos avanzado -el ministro [de Industria Roberto] Kreimerman va a mandar la semana que viene al Parlamento- un proyecto de minería de gran porte que toma aspectos tributarios desde una perspectiva de izquierda. Se establece un impuesto progresivo, en función de la rentabilidad, que va desde el 50% al 60% de las ganancias. Cuando trabajamos en el puerto de aguas profundas, estamos tratando de tomar definiciones basados en estudios técnicos, ambientales, de ordenamiento territorial. Tratamos de hacerlo, pero a veces el discurso no acompaña y parece que este gobierno prioriza la inversión privada. Estoy convencido de que no, que tenemos que rescatar a la ofensiva el discurso ambiental, porque en Uruguay la izquierda es la única que puede defender ese discurso.
-En el caso del puerto de aguas profundas, se señala que podría perjudicar al turismo en Rocha.
-El puerto de aguas profundas en la costa de Rocha es una reivindicación histórica del Uruguay y de la izquierda, porque hace a una refundación logística de Uruguay y su relación con la región. En Rocha se encuentran las condiciones naturales que permiten que los barcos de gran calado lleguen allí. El aumento muy importante de la producción de minerales y granos que se registra en América Latina hace que la potencialidad económica de ese proyecto sea realmente significativa. Estamos convencidos de que se puede compatibilizar perfectamente la actividad portuaria y la turística, que hay que hacerlo, y no vamos a ceder a presiones para que no se haga.
-En cuanto a la relación con los sectores políticos argentinos, el MPP parece tener un vínculo más estrecho con el peronismo que otros sectores dentro del FA.
-Este gobierno tiene una excelente relación con Argentina en general y una buena relación con el gobierno de Cristina Fernández. En algún momento, algunas alas del peronismo estuvieron muy cercanas a cómo pensaba la izquierda de la que provengo, y en cierta forma miro con simpatía a algunos de sus grupos. Cualquier proceso transformador de izquierda en Argentina es con el peronismo, si no, es imposible.
-En algún momento evaluó volver a México. ¿Desistió de esa idea?
-En un momento pensé en volver al exterior, pero después lo pensé bien y llegué a la conclusión de que mi compromiso histórico está con el presidente Mujica, para eso vine y me voy a quedar hasta el final.