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Pan y rosas

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Andrade estuvo en la última Marcha de la Diversidad que se hizo por la avenida 18 de Julio. Fue a llevar una bandera porque un compañero que estaba encargado de esa tarea no se animó. El relato sirve para una reflexión sobre las dificultades que han tenido el PCU y el movimiento sindical para incorporar estas nuevas temáticas en sus agendas programáticas. “Asumir estos nuevos temas es una parte fundamental de la batalla que se nos viene. No es casualidad que tengamos una porción importante de la población trans o afrodescendiente por debajo de la línea de pobreza. No pasa porque sí, y hablar de esto no implica postergar la lucha de clases. Despreciar otros componentes, como el racismo, la homofobia y la violencia de género, es renunciar a una de las principales banderas de la izquierda, que es ponerse siempre del lado del más débil”, sintetizó. Continuó con su razonamiento citando al teólogo brasileño Frei Betto: “Ser de izquierda no es autoproclamarse de izquierda. Ser de izquierda es luchar por algo, son prácticas concretas. Vos podés decir que sos el más solidario del mundo, pero si un compañero de trabajo tiene un gurí enfermo y no sos capaz de darle una mano, no servís para nada”, opinó.

Andrade dice que se educó en una tradición de izquierda que valora esas prácticas concretas. “En eso los frenteamplistas hemos tenido muchos retrocesos. Se han perdido prácticas solidarias. Me dolió ver la larga lucha de los compañeros de Metzen y Sena, y que los comités del FA de la zona, salvo excepciones, no movieran un pelo”.

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