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Asamblea Nacional de Empresas Recuperadas por Trabajadores (ANERT), con la presencia del presidente de la República, José Mujica, el sábado en la planta de la imprenta Pressur, en la Zona Franca de Nueva Helvecia.

Foto: Pedro Rincón

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Mujica dijo que la ventaja de las empresas autogestionadas “es la seguridad en el laburo”

El sábado, con la presencia del presidente José Mujica, se realizó en Nueva Helvecia, departamento de Colonia, la primera Asamblea Nacional de Empresas Recuperadas por Trabajadores (ANERT) del año. Unos 70 delegados de 19 emprendimientos que ocupan a más de 1.700 trabajadores se reunieron para acordar y planificar ejes de trabajo en común.

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Inderrotables

Mujica dijo que los trabajadores ahora tienen más experiencia en la autogestión, dejaron “la ingenuidad por el camino” y son capaces de crear “equipos laborales inderrotables” y emprendimientos con los que “no hay empresa capitalista que pueda competir”. También señaló que podría ser una solución para el Estado, pero son cambios para hacer “lentamente”. En cuanto a los ex trabajadores de Pluna dijo que arrancan “con un desafío terrible”, pero “si lo logran sobrellevar”, “van a escribir un pedazo de historia del Uruguay”. Luego respondió que la continuidad de las empresas recuperadas por los trabajadores dependerá “de la fuerza que tengan” porque “en este mundo no hay piedad con los débiles, y los débiles para ser fuertes tienen que juntarse”.

La ANERT se llevó a cabo en el centro de la planta industrial de la imprenta Pressur, en la Zona Franca de Nueva Helvecia. Entre modernas máquinas y planchas cargadas de coloridas impresiones (publicaciones y packaging), el presidente Mujica, que concurrió junto a Lucía Topolansky, recibió como obsequio un póster firmado por los 130 trabajadores de la imprenta que formaron recientemente la Cooperativa de Obreros y Empleados de Pressur (COEP) y que agradecieron la reciente aprobación por parte del Fondes (Fondo para el Desarrollo) de un crédito por seis millones de dólares, que será utilizado para inversiones y como capital de giro.

Las firmas estaban estampadas debajo de un texto que Mujica leyó para todos: “Agradecemos la oportunidad que nos ofrece de ganarnos la vida haciendo lo mejor que sabemos: hacer funcionar Pressur. Ahora para poder sostener su funcionamiento y honrar la confianza recibida, tenemos mucho trabajo por hacer. Pero el más importante no es con los libros, sino con nuestras cabezas. Si hacemos eso bien, los libros saldrán”.

Además de los anfitriones, participaron delegaciones de Uruven (curtiembre), Envidrio, Funsacoop (caucho), Cooperativa de Trabajadores Cerámicos de Empalme Olmos (ex Metzen y Sena), Cotrapay (ex Paylana), Profuncoop
(metalúrgica y alumbrado),
Cotraydi (maquinaria industrial), Comereptra (metalúrgica), Cooperativa Molino Santa Rosa, Cooperativa Molino Caorsi, Copima (fibra sintética), Cofuesa (agua mineral), Urutransfor (transformadores) y Cooperativa El Águila (curtiembre), entre otras.

Otros temas

El presidente también tocó otros temas de agenda durante su visita a Nueva Helvecia. “Voy a hablar con el papa [Jorge Bergoglio] sobre la paz de Colombia. Yo no soy creyente, desgraciadamente no puedo creer en Dios, pero tengo un íntimo respeto por la gente que cree”, dijo. Mujica le tiene “admiración política” a la Iglesia Católica porque “junto con la lengua” es la única “cosa de unidad que tenemos en America Latina”.

Según el mandatario, a diferencia de lo que sucede en Uruguay -que es “el país más laico” porque José Batlle y Ordóñez “escribía ‘dios’ con minúscula”-, 
la Iglesia Católica sigue siendo influyente en otros países. “Pero en el resto de América es diferente y es probable que la opinión del papa y de la Iglesia Católica en el drama de Colombia pueda tener cierta influencia, y esa guerra va muy larga y hay que tratar de ayudar en todo lo que se pueda”.

También habló de la marcha de ambientalistas realizada el viernes (ver página 5), aunque aclaró que no quería responder a “demandas que me plantean así”. “Lo de Botnia, la forestación, los molinos de viento, cuánta cosa se va a hacer en este país que no puede estar mal”, se quejó. En cuanto a las críticas a los proyectos mineros, pidió discutir “qué se va a hacer” con esos recursos. “Pero no usar una riqueza que tenemos ahí enterrada y después salimos a la sociedad de consumo y compramos autos, 120 autos por día, y esto y lo otro, consumimos a cara de perro, y no lo vamos a usar. Eso creo que no”, argumentó.

Dijo además que en estos movimientos “hay muchísima gente bien intencionada”, pero también recordó, como por si acaso, que en el caso de Botnia “decían que iban a desaparecer los peces y la gente se baña ahí”. “El hombre puede destrozar, pero si se tiene cuidado puede hasta mejorar las cosas [a] como eran. Con respecto a la forestación tuve mis prejuicios en su momento y me he encontrado con sorpresas cuando vi eucaliptus en la sierras de Minas, en unos pechos de piedra que no sirven para nada [...]. Es tratar de recuperarlo, no agredirlo, pero no vamos a dejar el medio ambiente como una foto”, concluyó.

Error mayúsculo

Mujica dijo que desde que se va a la escuela, se obedece a la maestra, a los padres, a los profesores, y “cuando entramos a trabajar, nos organizan los capataces, los patrones y caminamos por la vida, casi sin darnos cuenta, dependiendo de otros en buena parte de las cosas que hacemos”. El presidente agregó que existe “la idea de que el mundo fue siempre así”, pero eso “es un error mayúsculo. Hay muchos mundos y hay muchos mundos por crear. Lo único que existe permanente es el cambio”.

Luego dijo que todo “nuevo valor es hijo del trabajo” porque es “la única cosa que hay arriba de la tierra que multiplica los bienes”. “Si una empresa es un esfuerzo colectivo, parecería natural que quienes la integran puedan ser parte de la organización del trabajo y llegar a ser responsables de esa organización y distribuidores de los frutos que genera ese trabajo. Aprender a gobernarse colectivamente a sí mismos sin depender de una voluntad exterior que los maneje”, añadió. Pero hay “un choque frontal” con “nuestra cultura, costumbre y formación”, porque “estamos dispuestos a reclamar, pero reclamar y ser parte del reclamo es un problema dificilísimo que hay que superar”.

Ni besos, ni garrotazos

El presidente dijo que este tipo de empresas “tienen una ventaja frente a la empresa típica patronal”, que es “la existencia de la empresa y del trabajo en el tiempo”. Puso como ejemplo “la inteligencia de viejos movimientos cooperativos” como el vasco y el italiano, que “han vivido más que la Unión Soviética y todas las formas socialistas”. Cuando hay crisis de precios y de trabajo “se bajan el salario, se aprietan, pero no funden jamás la empresa, aguantan el chaparrón, trabajan menos, ganan menos pero no matan la gallina de los huevos de oro”, explicó Mujica. “El empresario hace distinto, deja que la empresa se funda y mucho antes saca la guita y raja. El trabajador tiene que tener la madurez de aguantar”, porque “lo que hay para ganar en esto es la seguridad en el laburo”, agregó. “Hay que asumir una actitud de compromiso y eso cuesta, es una reeducación”, porque “estamos acostumbrados a que trabajo seis horas y después me voy al carajo y arreglate como puedas”. “Pero no se calienten, eso es parte del asunto, es parte de la responsabilidad que tienen. Y alguno es posible que no se adapte. No hay que andar a los besitos ni a los garrotazos, el que no se adapte tiene otro camino”, añadió.

Mujica dijo que “hay gente que sueña con enriquecerse y es un derecho”, pero aclaró que el que quiere eso “no tiene otro camino que explotar a otro”. Añadió que este tipo de empresas “no es para esa gente”, sino para quienes sueñan “con ser parte de su clase, de su gente, y que se sienten felices con un asado familiar de fin de semana, las vacaciones, y que aspiran a tener un puñado de compañeros y amigos” en los momentos difíciles y “no estar solos en la vida”.

Para finalizar, el presidente se refirió al Fondes. Dijo que los recursos de este fondo “son hijos de la plusvalía del pueblo uruguayo, aunque éste no lo sepa”. Explicó que el Banco República entrega préstamos a los empleados públicos y los descuenta de los sueldos, lo que significa “un negocio redondo” que deja “un margen de ganancia importante”, y ésa es “la plata que compone el Fondes”. Mujica dijo que los fondos “hay que irlos reponiendo y volviendo a reinvertir en gente que pase por las mismas vicisitudes”. El Fondes es un crédito para “los pelados que están en barra y que quieren llevar adelante un proyecto productivo” y desde ese punto de vista “es una cosa antibancaria, porque primó una decisión de carácter político”, explicó.

Mujica dijo que empresas “comunes”, pequeñas y medianas, le reclaman que precisan créditos, pero aclaró que el Fondes “no es para eso, no es para apuntalar chicos o grandes, es para apuntalar autogestión, que es distinto”. Luego afirmó que no se le ocurre “plantear que esto es una vía al socialismo”, pero aclaró que cree que el Estado no debe ser “dueño de todo”. “Soy amigo de que la gente aprenda a autogestionarse” porque “es la única manera de poder ser libres. La solución está en el balero. Hay que ser buenos dirigentes de nosotros mismos. A eso le llamamos libertad, revolución y cambio. Lo otro puede hacer un ruido y un pamento bárbaro pero si no cambiás vos, no cambia nada”, concluyó Mujica.

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