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Vecinos de Carrasco reclamaron seguridad, en un acto con oradores vinculados a los partidos tradicionales

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“All we are saying is give peace a chance”. El tema de John Lennon sonaba, fuerte y repetitivamente, desde unos enormes parlantes que estaban al lado de la caja de un camión, que minutos después se convertiría en el escenario de una manifestación por la seguridad en Carrasco. Fue el viernes y convocó a más de 500 personas.

La iniciativa fue de un “grupo de vecinos”, según explicó uno de los oradores, Gonzalo Fau, hijo del ex ministro de Defensa Nacional colorado Yamandú Fau. “En un asado o en varias reuniones de gente del barrio, siempre se terminaba hablando de lo mismo: lo que le había pasado a Fulano o a Mengano. Nos cansamos de hablar y resolvimos juntarnos y empezar a organizar una movida”, detalló.

La promoción se hizo principalmente en redes sociales, y unas 48 horas antes del acto “se empezó a interesar la prensa”, en la que tuvieron “dos o tres apariciones”, según dijo. “La concentración superó nuestras expectativas”, expresó.

Mezclado entre la concurrencia estaban el senador nacionalista Sergio Abreu, los diputados Verónica Alonso (Partido Nacional, PN) y Juan Manuel Garino (Partido Colorado, PC), así como la ex senadora Julia Pou (PN) y el concejal suplente del Municipio CH, Janio Paiva (PC).

Santo y seña

La mayoría de la concurrencia era del barrio y las edades, variadas. Como era de esperarse, predominaba claramente una visión crítica sobre la gestión del ministro del Interior, Eduardo Bonomi, que luego se vería reflejada en los discursos.

Andrea, de 33 años, dijo que “hay que hacer algo con la situación” de inseguridad, porque las autoridades “no hacen nada” al respecto. “Son una manga de inú-
tiles”, aseguró, tras aclarar que no había votado al actual gobierno.

Antonio, de 77, evaluó que en la actualidad se vive un ambiente “tenso” que no le gusta. “Se creó un ambiente muy difícil y el gobierno está con la gente a la que no le gusta trabajar”, dijo, visiblemente indignado. Además, se mostró favorable a bajar la edad de imputabilidad penal.

Victoria, de 40, fue un poco más moderada. Dijo que en el gobierno “hay pocas pilas” con la seguridad y también “falta de voluntad”. Pertenece a una organización barrial de Carrasco Norte, Vecinos en Alerta, y dijo que luego de una manifestación que organizaron pocos días atrás frente a la Seccional 14ª, consiguieron que el barrio ahora esté “recontra vigilado”. A diferencia de Antonio, no estaba de acuerdo con la idea de bajar la edad de imputabilidad penal.

Miguel, de 68, se apartó del discurso predominante entre la concurrencia. Dijo que “ningún ministro está haciendo más que éste” por la seguridad. No obstante, decidió acompañar la marcha porque “la sociedad civil tiene que moverse por los temas que le preocupan a la gente”, y recordó otras manifestaciones similares, como el acto del Obelisco, en 1983, o las marchas del silencio que se hacen cada 20 de mayo. Según su punto de vista, la inseguridad es un “fenómeno mundial” y también es importante considerar el “bombardeo de la violencia por los medios”, que ha hecho que “se pierdan los valores”. No cree que sea útil bajar la edad de imputabilidad, pero sí propone “saturar la calle de policías y mejorar la legislación, sobre todo a la hora de sacar la patria potestad de los menores que delinquen”.

El más radical de los consultados fue Agustín, de 25 años, que aseguró que “más de la mitad del barrio ya fue asaltado” y que la inseguridad “azota” a los vecinos. Propuso como solución “sacar los militares a la calle”, que se solicite la cédula de identidad a las personas que circulan por la vía pública y que “si andan deambulando por ahí, se los lleven o los caguen a palos”. Sobre la baja de la edad de imputabilidad penal prefirió no hablar.

Hablando de formas

Hubo tres oradores. Una señora que se presentó como madre de tres hijos relató una rapiña que sufrió el mayor de ellos, de 14 años, por parte de otro adolescente. Sucedió en el auto de ella y el asaltante dejó escapar una bala que no logró herir a su hijo. “Si esto es así ahora, ¿cómo va a ser la situación en varios años?”, se preguntó.

Luego le tocó el turno a Fau, que hizo el discurso más político de la noche, con críticas al gobierno que fueron respaldadas por el público. Habló de la “inoperancia” de “quienes tienen la obligación constitucional de garantizarnos seguridad”, dijo que vivimos en un período con la “mayor carga de impuestos en la historia del país” y con “mayor presupuesto para el Ministerio del Interior”. A pesar de eso, señaló, se vive “el mayor desastre en seguridad del país”. Habló de un “enfrentamiento civil” entre “personas de bien” y “los otros”, y agregó que los delincuentes viven el “esplendor de su libertinaje impune”.

El público cada vez aplaudía más a Fau, pero el pico de excitación llegó cuando mencionó a Bonomi, lo que motivó un abucheo constante. En ese momento, la gente coreó: “¡Que se vaya!, ¡que se vaya!”, e incluso una señora llegó a gritar que se está viviendo “la dictadura de la inseguridad”. Finalmente, y por si alguno de los presentes se olvidaba, Fau recordó que “el año que viene hay elecciones”.

Cerró el acto Roberto Canessa, uno de los sobrevivientes de la tragedia de los Andes en 1972, con un discurso mucho menos político y más propositivo que el de su antecesor.

Canessa apoya la precandidatura de Abreu y es un militante de su grupo político, Dignidad Nacional. El senador, expectante, siguió sus palabras en primera fila y comentaba sus dichos con el público y los periodistas.

Al tomar la palabra, Canessa dijo que los ladrones “abusan de la gente, sobre todo de la más humilde y la más desvalida, porque les es más fácil”. Luego advirtió que “cada uno” de los manifestantes tenía tareas a realizar, y acto seguido comenzó a enumerar propuestas para cambiar la situación.

“Identificar al enemigo”

La gente coreaba “¡Uruguay!
¡ Uruguay!” y Canessa enumeró sus iniciativas. Pidió que las motos se identifiquen con el número de la matrícula en el casco y en la campera. “Por supuesto que molesta y que va a dar trabajo, pero ¿qué cosa que valga la pena en la vida no da trabajo?”, comentó. Sugirió que cada barrio tenga un “comisionado” que se encargue de ir “todos los días a la comisaría” y haga un seguimiento de las denuncias que se presenten.

Luego detalló que para implementar esta medida se necesitarán “más fondos”. “Ya sé que ustedes dirán ‘¿más de lo que pagamos?’, pero ¿de qué te sirve tener razón si te están matando? Todo lo que tenés no va a servir si no sos un poquito generoso”, justificó.

Canessa anunció además que se implementará una “red” de celulares para que otros vecinos puedan “responder si a alguno le pasa algo”, y también para “identificar al enemigo” con conductas sospechosas. Explicó que se abrió una cuenta en Redpagos para colaborar con la iniciativa y pagarles “al comisionado y a los ingenieros”: “Cada cual puede contribuir de una manera diferente”, sostuvo, entre aplausos. Por último, pidió “apoyar y respetar” a la Policía, que “ahora está olvidada”, y por eso se refirió a la importancia de “reivindicarla”. “El Ministerio del Interior nos honra, y si nuestros gobernantes no lo respetan, los vamos a respetar nosotros”, planteó.

Finalmente, y para darle un cierre a la convocatoria, pidió que todos los sábados siguientes los participantes en la movida “nos pongamos un pañuelo blanco de solidaridad” para demostrar de esa manera que “es un vecino solidario de nuestro país”. Al final, algunos integrantes del público ensayaron un “¡que se vayan!” dirigido al gobierno, pero que no logró tomar vuelo.

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