“¿Te gusta mi cartel?”, le pregunta una mujer a un fotógrafo de prensa mientras capta lo que dice su pancarta: “El agua es del pueblo y al gobierno se lo elige para que lo cuide”. Durante la novena Marcha en defensa del agua, la tierra y los bienes comunes se repetían los carteles entre los manifestantes, que llenaron cuatro cuadras de 18 de Julio mientras coreaban sin parar: “No se vende / la tierra se defiende”.
“Ley de riego nefasta y mortal, ¡derogarla ya!” y “El agua y la tierra son vida. No deben contaminarse ni ser negocio de particulares” eran otros de los mensajes que se podían ver. Tras la reciente aprobación de la ley de riego, la Asamblea Nacional Permanente en defensa de la tierra y los bienes naturales convocó una marcha que partió desde la explanada de la Universidad de la República. Sin embargo, esta convocatoria no sólo reclamaba por la ley de riego, sino que también se protestaba en contra de las plantas de celulosa, la megaminería, el fracking (aunque en la proclama no se mencionó el hallazgo de petróleo anunciado unas horas antes), los monocultivos y los puertos de saqueo.
Al frente de la multitud se podía ver a miembros de la Sociedad Apícola Uruguaya, que durante este año se han manifestado numerosas veces por la muerte de abejas a causa de agrotóxicos. Vestidos con uniforme blanco, cada apicultor llevaba un ahumador que dejaba un aroma a hojas quemadas en la principal avenida de Montevideo. El olor que despide esta herramienta en general se utiliza para tranquilizar a las abejas, pero en este caso el efecto era el contrario, porque el canto de los manifestantes no paró de aumentar durante el trayecto. Durante la marcha, que siguió hasta la Plaza Independencia, los cantos eran acompañados por percusión, aplausos y gritos indígenas: es que entre ellos, un grupo con banderas wiphalas y estandartes del Pueblo Nación Charrúa y Choñik Charrúa utilizaban caracolas, cuernos y tambores que ayudaban a elevar el grito e intensificar el pedido.
Al llegar a la Plaza Independencia, los manifestantes se congregaron alrededor de la caja trasera de una camioneta para escuchar los discursos que salían de los parlantes. Con tres micrófonos y una pintura que recordaba manifestaciones en contra de Aratirí, dos presentadores les dieron palabra a oradores de distintos lugares del país (Colonia, Tacuarembó, Soriano) y de la región (Brasil y Argentina). Al finalizar, uno de ellos presentó “un modelo económico sustentable” centrado en cuatro bases: “recuperación de los cursos de agua del territorio nacional”, “rehabilitación de la tierra”, “recuperación de los productores rurales desplazados del campo” y “la conformación de laboratorios de análisis para realizar estudios que permitan saber cuál es la salud de nuestro territorio y el evidente efecto [sobre esta] del agronegocio”. Finalmente, la noche cerró con música, cuando un cantante le dedicó una canción a los negocios “misteriosos” de Monsanto y Pfizer.