El ministro de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) Jorge Chediak dijo el jueves a Búsqueda que Estados Unidos es un ejemplo a seguir en materia de seguridad y destacó las políticas de control de la natalidad como mecanismo para reducir la criminalidad. “Uruguay ya tiene una tasa de crecimiento cercana a cero. Habría que limitar lo pendiente a esos sectores de la población que sí tienen muchos hijos estando en situación de vulnerabilidad. Son sectores donde es normal con muy pocos ingresos tener un número importante de hijos, y es donde además, en general, se concentran determinadas modalidades delictivas”, declaró. Acotó que analistas estadounidenses constataron que la legalización del aborto impactó en los niveles de seguridad, dado que “una cantidad de niños que hubieran sido no queridos, y por ende con las condiciones iniciales para transformarse en personas violentas, no nacieron”.
El director de Promoción Sociocultural del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), Federico Graña, consideró “preocupantes” las afirmaciones del ministro. “Seguimos sumando declaraciones que contribuyen a estigmatizar a un sector de la población”, dijo a la diaria. Afirmó que la visión de que los hijos no deseados en contextos de pobreza son los responsables de la criminalidad “es una postura que se asocia a procesos de control de la natalidad que son casi fascistas”. Añadió que es “preocupante” también que un integrante de la SCJ haga ese tipo de comentarios, porque esta visión “puede permear a los operadores judiciales”.
En tanto, el director de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) Wilder Tyler declaró a este medio que discrepa con las declaraciones de Chediak y que quedó “un poco impactado por las razones por las que él está a favor de la terminación del embarazo”. Acotó que la despenalización del aborto tiene otros fines, que no tienen que ver con “prevenir el advenimiento de niños pobres al mundo”.
Tyler consideró que no se puede hacer “un vínculo automático, de causalidad”, entre la pobreza y la criminalidad. “Y aun en el caso de que se pudiera, desde una perspectiva de derechos lo que hay que hacer es dedicar toda la energía a eliminar la pobreza, y no a poner presos a los pobres. El clima que se ha generado es que hay sectores en la clase política que ven en el fenómeno de la pobreza una fuente de amenaza para la seguridad y la paz, y eso es extremadamente preocupante”, evaluó.