Juan Raúl Ferreira, ex director de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH), compareció ayer ante la comisión de la Cámara de Representantes encargada de investigar el espionaje policial y militar en democracia. Al salir, en una rueda de prensa, aseguró que estudió “mucho” los documentos del “archivo Berrutti” (denominado así porque fue encontrado en 2007, cuando Azucena Berrutti estaba a cargo del Ministerio de Defensa Nacional) y que “es fácilmente demostrable que toda la información” que contiene es “falsa”.
El ex senador puso como ejemplo que en uno de los documentos se menciona que en 1987 asistió a un campamento en Kiyú (San José), donde se esperaba que hiciera una reflexión sobre la ley de caducidad; en cambio, según decía el documento, los asistentes se sorprendieron porque no tocó el tema y sólo se dedicó “a jugar al truco”. “Pero yo no sé jugar al truco, y además no fui al campamento de Kiyú, ya que estaba en Estados Unidos”, aseguró Ferreira, y agregó que si los documentos tuvieran otro origen, y no hubieran sido desclasificados por un ministerio, se podría dudar de su veracidad. Por lo tanto, a su juicio, los informantes daban información falsa simplemente para cobrar su parte, o realmente tenían la intención de propagar información falsa. Por último, el ex senador insistió en que los documentos tienen “errores de información muy groseros” y dijo que eligió cinco o seis ejemplos para demostrarle eso a la comisión investigadora.
El diputado frenteamplista Gerardo Núñez, presidente de la comisión, le dijo a la diaria que las demás personas que estaban citadas, y que se desempeñaron en diferentes departamentos de inteligencia, siguieron el tono de la mayoría y aseguraron que no sabían nada sobre el espionaje, con la excusa de que, al estar en un escalón inferior de responsabilidad en comparación con los directores nacionales de Inteligencia, sólo tenían información de lo que sucedía en sus respectivos sectores. En cuanto al testimonio de Ferreira, Núñez señaló que fue un “buen aporte”, ya que, al igual que cuando Mirtha Guianze habló del espionaje a Tota Quinteros (madre de Elena, detenida desaparecida en Montevideo en 1976), se demostró que Wilson Ferreira fue espiado antes, durante y después de la dictadura.
Además, Núñez adelantó que el lunes comparecerá ante la comisión el directorio de UTE, ya que ese ente autónomo hizo una investigación administrativa porque los documentos del archivo Berrutti revelaron que había funcionarios del ente que también espiaban.