Entre ayer y el miércoles se desarrolló el Sexto Encuentro Latinoamericano de Think Tanks, actividad organizada conjuntamente por el Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh), la Fundación Konrad Adenauer y el Programa Think Tanks de la Universidad de Pensilvania de Estados Unidos.
“Think Tanks: un puente sobre aguas revueltas y tiempos turbulentos” fue el lema elegido para el evento, que contó con la participación de más de 70 académicos y referentes intelectuales de 15 países de América Latina, Estados Unidos y Alemania.
Se desarrollaron más de 15 conferencias y paneles en los que se abordaron varios temas focalizados en la realidad actual de América Latina, tanto políticos como vinculados con cuestiones tecnológicas y mediáticas.
Por Uruguay, además de los organizadores del Claeh participaron Enrique Iglesias, presidente de la Fundación Astur; Álvaro García, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto; Guillermo Tolosa, del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), y el ex canciller Sergio Abreu, presidente del Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales (CURI).
En diálogo con la diaria, Andrés Lalanne, rector del Claeh, destacó la importancia de que este encuentro se celebre en Uruguay, a la vez que contextualizó el desarrollo y el sentido que tienen estos grupos de pensamiento.
“El desarrollo de los think tanks en los países de América Latina es desparejo. Hay algunos con una mayor tradición en esta área como Argentina, Brasil, México y Colombia, pero en general la historia de estas instituciones no es antigua. El surgimiento de los think tanks es un reflejo de la diversidad de los intereses de una sociedad, porque los think tanks se especializan en diferentes cosas. Por ejemplo, en este encuentro tenemos algunos enfocados en temas internacionales, otros en seguridad, otros más bien en el área de la economía, otros estudian temas sobre política y democracia y algunos, los más clásicos –como es nuestro caso–, se especializan en temas de desarrollo. Los think tanks no están tan involucrados en el hacer sino en el pensar, por eso es adecuado el término con el que habitualmente se los denomina en español: ‘centros de pensamiento’. Si bien las áreas de acción de los think tanks son variadas, la centralidad es producir información calificada para que los actores políticos que toman las decisiones tengan otras fuentes de información”, puntualizó Lalanne.
Aunque puede percibirse a los think tanks como alejados de la sociedad civil, Lalanne remarcó que estos centros “son parte de ella, el tema es cómo se relacionan. Nosotros integramos ANONG, la asociación que nuclea a las organizaciones no gubernamentales del Uruguay, y nos interesa mucho colaborar para elevar las miras en general del trabajo de las organizaciones. No porque lo estén haciendo mal, sino porque a veces no comunican correctamente sobre sus trabajos o les falta un poco de consistencia a los conceptos que manejan, al por qué se hacen las cosas, a la sustancia de los temas, al sentido. Eso creo que hay que trabajarlo bastante”.
Un tema importante cuando se habla sobre los think tanks es su independencia y su relación con los partidos políticos. Es importante tener clara cuál sería la manera más sana de relacionamiento entre estos campos. En ese sentido, Lalanne dijo: “Más allá de cuál sea tu ideología, lo importante es que te escuchen todos aquellos que estén dispuestos a hacerlo. Por ejemplo, un think tank mexicano contó que, en los meses previos a las elecciones presidenciales de este año, les hizo el planteo de sus ideas a todos los candidatos, más allá de que sabía bien que con algunos tenía discrepancias importantes. Me parece que tener esa actitud de ir a hablar con todos es tener independencia y ser inteligente”.
El rector del Claeh considera que una tarea importante que tienen por delante los think tanks uruguayos es mejorar su relacionamiento, así como sumar a todos los centros que estén involucrados en este tema. “Los think tanks generalmente no se conocen mucho entre sí, no trabajan juntos, y eso es algo que hay que mejorar. También hay que hacerlo en el vínculo con los partidos políticos. En Uruguay todos los partidos tienen sus centros de pensamiento propios, que cumplen diversas funciones, desde la formación de los militantes a la elaboración de los programas de gobierno. Ahí me parece que hay una tarea para hacer, para integrar. Ayer organizamos en la sede del Claeh una reunión en la que invitamos a los think tanks del país, a los más clásicos, pero también a los de los partidos políticos, y algunos decidieron ir. Yo creo que este es un camino que debemos seguir recorriendo, incluyendo además en estos ámbitos a periodistas y también a la academia más tradicional, la universitaria”, afirmó.
Otro punto que Lalanne considera esencial es acercar los think tanks a las áreas de las ciencias duras, ya que la mayoría de los centros de pensamiento provienen de las ciencias sociales.
“Nos parece muy importante este punto porque, por ejemplo, hablamos mucho de la revolución digital, y el que no conoce el tema técnico de la cuestión lo sufre, lo ve como algo ajeno, pero no es lo mismo para los que trabajan directamente en esos temas, para los que trabajan en la industria creativa que hay en torno a los temas digitales, que miran estas cuestiones desde otro punto de vista”, afirmó.
En Uruguay existen entre 30 y 40 think tanks, y sobre eso Lalanne piensa que también hay cosas por hacer. “En esta primera convocatoria que mencionaba dejamos afuera muchos centros que trabajan temas de género, de violencia, de diversidad, y creo que hay que integrarlos a esta comunidad, así como a aquellos que trabajan en el tema del gobierno abierto, por lo que considero que nosotros, desde nuestra institución, que es una entidad plural que siempre está abierta a otros, podemos cumplir un rol de convocatoria”, concluyó.
¿Qué son los think tanks?
Los think tanks –término que traducido literalmente del inglés quiere decir “tanque de pensamiento”–, que también son denominados como centros de pensamientos, laboratorios de ideas, centros de investigación u otros, son instituciones –generalmente organizaciones sin fines de lucro– conformadas por grupos de expertos, investigadores y pensadores que se enfocan en diversos temas, como política social, estrategia política, economía, temas militares, tecnología o cultura. Pueden estar vinculados o no a partidos políticos o grupos empresariales, pero se caracterizan por tener una orientación ideológica definida, hacer valer su independencia y tener como finalidad influenciar sobre las políticas públicas. Los think tanks, además, suelen suministrar herramientas ideológicas a partidos políticos, instituciones internacionales y medios de comunicación.