“La agricultura familiar no tiene lobby, no tiene peso institucional”, dijo ayer José Mujica en el cierre del seminario “¿Cómo recuperar y transformar los sistemas agroalimentarios de América Latina y el Caribe post covid-19?”, organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El ex presidente destacó el rol que tiene la agricultura familiar para asegurar que los alimentos lleguen a las personas. “La comida hay que producirla lo más cerca que se pueda de la cocina. Y hay que entender que hay que cuidar a los humanos que tienen esa posibilidad”, dijo. Señaló que una debilidad de este tipo de agricultura es que no tiene peso político, lo que implica la necesidad de crear “institucionalidad específica y especializada”.
Para el ex mandatario una de las dificultades para los productores familiares es la competencia con las grandes superficies. Dijo que “el primer escalón” para que tengan rentabilidad es que accedan a vender de forma directa: “Sacarse de encima la intermediación que se queda con la parte más importante de la rentabilidad [...] La primera plaga que tiene que enfrentar la agricultura familiar es la soledad. No se puede pretender que familias aisladas puedan pelear con rentabilidad en el mundo de hoy. Y hay que luchar por el agrupamiento, la creación de pequeñas empresas, cooperativas, comunidades o lo que se pueda, porque en el campo, agrándate o vete”.
Mujica aseguró que los productores tienen que poder llegar a “los barrios más pudientes de las ciudades”, porque en esos sitios tienen “condiciones específicas y especiales”. Como ejemplo puso el precio de la lechuga en Uruguay: “Las cadenas de supermercados están pagando 28 o 30 pesos un paquete de lechuga que lo venden a 90 pesos, [además] lo pagan a 90 o a 120 días. Y eso precisamente es lo que le quita rentabilidad a algo que ya se está haciendo. Este abuso que están significando las grandes cadenas de distribución se va comiendo gran parte de la rentabilidad y el esfuerzo arriba de la tierra. Hay que llamar las cosas por su nombre [...] No se puede trabajar la tierra si mal se vende. Y esto hay que entenderlo. La primera rentabilidad está en aminorar los costos que tiene la intermediación para la agricultura familiar en todos los aspectos”.
Además dijo que cuando hay “catástrofes y las necesidades nos acucian”, cuando “las reglas de intercambio se fracturan, cuando el comercio internacional tenga frenos por grandes decisiones políticas”, la única seguridad de alimento es lo que se produce cerca de casa, y ese es el papel que tiene que cumplir la agricultura familiar.
Para que este tipo de producción prospere, continuó Mujica, se necesita investigación, ya que “hay conocimiento que debe de transformarse en ciencia”, y para ello es necesario que las universidades trabajen con los trabajadores rurales y no esperen a que el campesinado ingrese a las universidades, “porque probablemente ya deje de ser campesino”.
El ex presidente citó algunos ejemplos de conocimiento y tecnología generados en estas comunidades, como el de un grupo indígena en Brasil que tiene la capacidad de conservar la carne sin usar sal ni heladera y “hacerla durar meses” utilizando hierbas de la Amazonia. También dijo que en Japón hay un pueblo que vive “en condiciones dificilísimas” que creó una máquina para arrancar yuyos “prácticamente hecha con alambres y elástico”. “Hay montones de ingenios, el problema es difundirlos”, dijo, y afirmó que con ese conocimiento nuevo coexisten técnicas que son viejas y que hay que reformular, desde el trabajo con la maleza a distintas formas de regadío, pasando por el control de plagas.
Un aspecto que destacó Mujica, y al que también se refirieron otros expositores a lo largo del seminario, fue el papel de la mujer. Para el ex mandatario si la mujer no participa de la producción lo que queda es “la soledad en la lucha campesina”.
Consideró que es importante que la FAO pelee por tener lobby y ser “la cabeza política del mundo que toma decisiones”, porque de otra forma “vamos a quedar pura y exclusivamente sujetos al interés empresarial que una vez nos da respuestas positivas y a la otra vez irá a buscar su negocio”.
Sobre el final de su intervención dijo que le resulta inconcebible que en una coyuntura de crisis, con el crecimiento de la economía transnacional, el avance de la inteligencia artificial y las nuevas formas de la comunicación, “se esté debilitando cada vez más la presencia de los organismos multilaterales que intentan representar el todo de la humanidad”, por eso instó a la FAO a que siga trabajando y no claudique, porque “estarán muy cerca de donde lo precisemos”.