El novel canciller, Francisco Bustillo, continuó este viernes con la ronda de contactos con dirigentes políticos y ex presidentes. En esta oportunidad, se reunió con la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, en el Parlamento.
A la salida del encuentro, el canciller se refirió a la “mal llamada diplomacia de cóctel”, criticada por su antecesor, Ernesto Talvi, y destacó que “no es otra cosa que muchas horas de esfuerzo”. “El mal llamado cóctel son las horas que uno deja de estar con su familia. El mal llamado cóctel no es otra cosa que los almuerzos con distintos empresarios, distintos actores de la realidad nacional o en la realidad donde a uno le toca actuar”, afirmó el canciller.
Bustillo explicó que, en la búsqueda para conseguir lo mejor para el país, es fundamental “procurar las buenas relaciones”, porque es “esencial cuando uno quiere avanzar con el empresario, y quiere mostrar las virtudes del país y quiere interesarlo en que se acerque a Uruguay. Lo voy a responder clarísimo: todos los aspectos técnicos que involucra la relación son fundamentales y trascendentes”, afirmó.
Bustillo dijo que se trata del esfuerzo que hacen los diplomáticos para “desarrollar” relaciones “serias” y “dar a conocer el país”, así como “intentar captar inversores extranjeros”. “Hay todo un trabajo que se da a través de la presencia de uno y la interacción con la otra parte, y eso se da precisamente con un café o un almuerzo con una persona. Las relaciones no se gestan de un día para el otro”, afirmó.
“El mal llamado cóctel es fundamental. Probablemente yo sea producto de ese mal llamado cóctel, que no es otra cosa que muchas horas de esfuerzo, muchas horas de almuerzo, de cena, de cafés y muchas horas de dejar a la familia de lado en procura de hacer la mejor tarea”, reiteró.
Talvi se opuso en reiteradas oportunidades a la “diplomacia de cóctel”. De hecho, en la campaña interna del Partido Colorado, cuando presentó el programa de su sector Ciudadanos, ya había manifestado su intención de eliminarla y reorientar la diplomacia uruguaya hacia una “diplomacia comercial”.