Los tres miembros del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), que asesoran a Presidencia de la República sobre la pandemia de coronavirus, este jueves dieron una conferencia de prensa en la que compartieron algunas reflexiones sobre la evolución del virus en Uruguay. Rafael Radi, coordinador del grupo, dijo que el país está en una etapa del curso evolutivo que se caracteriza por la aparición de brotes. Sostuvo que, dado el retorno gradual a la actividad, con aumento de la movilidad y apertura progresiva de fronteras, la aparición de brotes “es y será el escenario más razonable para esperar en los próximos meses”.
“Lo que debemos evitar a toda costa es que este curso evolutivo de la epidemia pase a otra fase, la de transmisión comunitaria masiva. Por lo tanto, todos nuestros esfuerzos, del sistema sanitario y científico y de la acción del Estado son mantener el curso de la epidemia en la fase que está ahora, y que de ninguna forma pase a una fase de transmisión comunitaria masiva. Es decir, anticipar lo que puede pasar, no correr a la epidemia desde atrás, como le está pasando a muchos países”, sostuvo el experto.
Radi destacó lo que surge de los informes epidemiológicos que semanalmente les entrega el Departamento de Vigilancia en Salud del Ministerio de Salud Pública. El último es del 21 de julio e indica que desde el inicio de la pandemia en nuestro país hubo 48 brotes comunitarios, de los cuales 37 fueron “intrafamiliares”. Además, hubo seis brotes grandes: el del casamiento de principios de marzo, el del Hospital Vilardebó, el de los residenciales de ancianos, el de Rivera, el de Treinta y Tres y ahora el de los centros de salud.
Informó que en esos seis eventos mayores el contagio “se dio puertas adentro, en lugares interiores”. Por lo tanto, subrayó que lo que decían en mayo, que de acuerdo a la evidencia internacional más del 99,5% de los contagios se daba en lugares cerrados y que era muy poca la inefectividad en lugares abiertos, “se confirma en Uruguay a partir de estos datos”. “Esto lleva de la mano a que debemos seguir insistiendo sobre el uso responsable de los espacios abiertos y públicos, donde el riesgo de contagio es mínimo, y el rol fundamental de ventilar o lograr el recambio de aire en los espacios interiores de las casas, aulas, restoranes, transporte, etcétera”, indicó.
A su vez, Fernando Paganini dijo que el desafío principal que tiene la estrategia de Uruguay radica en que el margen que hay entre el estado de supresión del virus y el de transmisión comunitaria masiva “no es muy grande”. Puso como ejemplo Costa Rica, que a principios de junio estaba más o menos como nuestro país, con pocos casos, pero luego tuvo un crecimiento importante, de cerca de 500 por día, que va más allá “del número de casos que se pueden seguir en forma microscópica”.
“Un deber cívico”
En tanto, Henry Cohen señaló que el 21 de mayo, cuando el GACH dio su anterior conferencia de prensa, Uruguay tenía 135 casos activos de coronavirus, una cifra muy similar a la de hoy. Sin embargo, “hoy todos los uruguayos sentimos mayor preocupación, y es comprensible porque tuvimos momentos con cifras mejores”.
“En estos tiempos de aumento de casos estamos todos comprensiblemente ansiosos de tener respuestas del sistema científico, que nos ayuden a diagnosticar, a tratar mejor la enfermedad, y queremos contar con las vacunas. Pero mientras tanto podemos intentar con mucho éxito cortar la transmisión con medidas de mitigación, que siempre es bueno recordarlas”, sostuvo.
Subrayó que “ya es un tema saldado científicamente la importancia de mantener distanciamiento físico”, y que mucho se discutió sobre cuál era la medida correcta, pero hoy ya se sabe que lo necesario son dos metros. “Hay trabajos científicos que demuestran eso y que han sido publicados en las mejores revistas. Y cuando no podemos mantener la distancia física hay que usar la máscara de protección facial”, indicó.
Cohen sostuvo que desde que se conoció el virus se publicaron 34.000 trabajos científicos sobre la pandemia, por lo tanto, es evidente que ni siquiera pueden leerlos entre todos, pero sí pueden “seleccionar cuáles son los mejores” y tener una “lectura crítica” que los ayude a tomar medidas. Agregó que un artículo estadounidense dice que el uso generalizado de la protección facial “es un deber cívico, un pequeño sacrificio que lleva a una solución muy efectiva y sobre todo de alta disponibilidad, porque el costo es mínimo”.
“Entonces, ahora, que como decían mis compañeros y colegas, existe mayor movilidad social, tenemos que saber que si salimos hay que minimizar el número de personas con quienes vamos a tener contacto. Tenemos que mantener ‒si podemos‒ la distancia física, limitar el tiempo sobre todo en los espacios cerrados o mal ventilados, y cuando es necesario, usar la máscara. Y también tenemos que recordar que es imprescindible disminuir las actividades sociales. No nos gustaría que siguiéramos viendo noticias de que hay fiestas y reuniones sociales con mucha gente”, finalizó.