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Inés Monzillo (archivo, junio de 2020).

Foto: Mariana Greif

Cabildo Abierto presentará proyecto de ley que prohíbe el lenguaje inclusivo en la educación y las oficinas públicas

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La diputada Inés Monzillo opinó que el movimiento “se trata de una moda” y va contra la laicidad en tanto “reflejo de una ideología”

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Leído por Andrés Alba.
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Cabildo Abierto (CA) presentará un proyecto de ley para prohibir el lenguaje inclusivo en los institutos de enseñanza y en los entes públicos, para que “se respete el idioma español en todo el Estado”, afirmó a Búsqueda la diputada cabildante Inés Monzillo, redactora del proyecto.

Para la legisladora, el uso del lenguaje inclusivo que promueven varios movimientos sociales, en particular aquellos relacionados con el feminismo, “se trata de una moda y las modas no están para enseñarse en las escuelas y liceos”. Según Monzillo, “el lenguaje inclusivo no tiene fundamento” y “no es un lenguaje”, sino “reflejo de una ideología –de género–, que responde al movimiento feminista y a la llamada agenda de derechos”, por eso, “se impone separar lo ideológico de lo lingüístico”. A su criterio, “la militancia puede favorecer cambios en el lenguaje, pero no imponerlos”.

La cabildante aseguró al semanario que es defensora de la libertad de expresión, pero que “otra cosa es trastocar el idioma oficial”. Según su opinión, el lenguaje inclusivo se puede ver en “las carteleras de los liceos y hay profesores que lo aplican y difunden dentro de las aulas” y por eso “las clases de Idioma Español y Literatura se desvirtúan”.

“Si quiere ser utilizado el lenguaje inclusivo, que se haga en los domicilios, en las casas, a nivel familiar, pero que no se utilice en el ámbito educativo, porque allí genera un serio problema, ya que contamina y confunde el idioma oficial en materias importantísimas para el desarrollo de la cultura del alumno”, fundamentó Monzillo, aunque agregó: “Capaz que dentro de dos años el lenguaje inclusivo es aprobado a nivel mundial –que no creo– y se incorpora como materia en los centros de enseñanza y, bueno, se tendrá que respetar eso”.

Preocupa especialmente mantener la laicidad en los espacios educativos, algo que para la legisladora se viola con el uso del lenguaje inclusivo, “en cuanto reflejo de la ideología de género”: “Así como no se deben propagar ideas políticas o religiosas en clase, tampoco debe enseñarse la ideología de género”, manifestó.

Monzillo espera obtener el respaldo de todo el espectro político cuando el receso parlamentario termine y presente el proyecto, y aseguró que además cuenta con el apoyo de muchos padres y madres.

La expansión del lenguaje inclusivo

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define en su Estrategia para la Paridad de Género que el lenguaje inclusivo es “la manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, grupo social o identidad de género en particular y sin perpetuar estereotipos de género”.

El texto base que brinda recomendaciones a las distintas reparticiones del organismo agrega que “dado que el lenguaje es uno de los factores clave que determinan las actitudes culturales y sociales, emplear un lenguaje inclusivo en cuanto al género es una forma sumamente importante de promover la igualdad de género y combatir los prejuicios de género”.

El uso de un lenguaje no sexista se ha extendido por América Latina y ha marcado presencia en diferentes esferas. Por ejemplo, el gobierno de Chile publicó una Guía de lenguaje inclusivo de género en la que afirma que “el lenguaje no es sexista en sí mismo, sí lo es su utilización”. En Argentina, por otra parte, la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires fue pionera en acoger en julio de 2019 el uso del lenguaje inclusivo “en cualquiera de sus modalidades”.

A pesar de estas iniciativas puntuales, la diputada cree que son cada vez más las voces que se suman a la Real Academia Española y se oponen al uso de la “e” para sustituir al masculino como género no marcado, es decir el que se usa para nombrar lo masculino y lo femenino. Monzillo declaró que le resulta casi como aprender una nueva lengua y remarcó que no se puede imponer enseguida, porque “las lenguas, si bien evolucionan, lo hacen de forma lenta y no aplicando nuevos morfemas a millones de personas”.

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