El himno nacional retumbó en el Club Cordón mientras los asistentes al XXXIII Congreso del Partido Comunista del Uruguay (PCU) levantaban el puño derecho al llegar a los versos de “tiranos temblad”. En primera fila, frente al escenario, se encontraban las principales figuras del Frente Amplio (FA), por tratarse de la apertura de la principal instancia resolutiva del PCU.
Entre ellas, se encontraba la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, en una de las pocas salidas públicas que realizó esta semana tras el fallecimiento de su madre. “Van a tener que tenerme un poco de paciencia, compañeras y compañeros”, se excusó Cosse, emocionada. “Hace mucho tiempo que sé que vienen preparando este congreso tan importante para el país”, continuó, tras unos segundos de silencio que fueron llenados por aplausos.
“Es cierto que esta semana la vida me dio una trompada en el alma, y por eso me llevó un par de días llegar a la conclusión de que sin duda tenía que estar acá”, retomó. La oratoria discurrió lejos de los lineamientos políticos, y se enfocó en temas relacionados con el sentir y el cuidado.
“Yo siento que el corazón punzante que nos anima a los seres humanos, a las organizaciones, en la búsqueda de la felicidad, es la vida misma en su más profundo sentido” y que ese “corazón punzante” tiene “embebido un componente de generosidad, que es lo que late detrás de tanto sacrificio, de una vida tan dura, de tanto compromiso”, que es importante “en este mundo tan difícil, tan cruel, tan despiadado”, expresó.
Más adelante, Cosse se enfocó en el “concepto del cuidado”, no “con una concepción patriarcal de que un poderoso dominante cuida a un débil dominado”, sino “el cuidado entre compañeros, el cuidado entre mujeres, hacia los adultos mayores”, es decir, “el cuidado con los más débiles, no para que sigan siendo débiles, sino para que dejen de ser débiles y tengamos una sociedad mejor”.
En este sentido, Cosse llamó a cuidar las “herramientas del sistema político, nuestro Frente Amplio” y a fortalecer la fuerza política “para que hable, para que discuta, para que luche, y para que no pare la lucha por la igualdad”.
Con “noticias frescas desde Tacuarembó”, como lo presentaron, subió al estrado el presidente del FA, Fernando Pereira, que comenzó saludando al secretario general del PCU, Juan Castillo, a quien definió como un “compañero y amigo”. “Nos dijeron que estamos haciendo gimnasia cuando hacemos oposición”, continuó Pereira, en referencia a los dichos del presidente de la República, Luis Lacalle Pou. Según el dirigente, “hacer gimnasia” es “desnudar un proyecto que fracasó de cabo a rabo y todo el Uruguay se está dando cuenta”.
“Nos hablan de la herencia de los gobiernos del FA, y ya quisieran los compañeros de América Latina recibir un gobierno como el que dejó el FA”, continuó Pereira, y pasó a enumerar cifras de pobreza y salarios previos a 2005. “Créanme, compañeros, que en 2002, 2003 y 2004 no había hambruna en Uruguay, había hambre real”, sentenció el presidente frenteamplista.
“Nos tocó perder y es duro perder, perdimos porque cometimos errores pero nunca los escondimos, nunca creímos en la posverdad”, añadió Pereira en su oratoria, y entendió el Congreso del PCU como el inicio para “colocar proa” para que “el gobierno que viene sea del FA, porque cuando llegó, transformó y cuando vuelva, volverá a transformar”.
Pereira deseó que el aporte de la instancia “sea de tal tamaño que desbordemos el modelo neoliberal que nos reina, y sólo les vamos a ganar si nuestras ideas son más potentes”, ideas que “ya se están construyendo, la unidad nos hace fuertes, nos hace invencibles”.
Fue justamente Juan Castillo quien siguió a Pereira en la lista de oradores y comenzó su discurso evaluando que se llegó al congreso “en un momento muy especial del país y del mundo”. Dijo saber que “desde el FA y el movimiento social miran al congreso y esperan nuestras propuestas” que “llevarán a conquistar el gobierno nacional de la mano del FA” para así superar “los errores cometidos” y hacerlo “con un peso mayor del campo popular”.
A nivel regional, declaró que desde el PCU se “anhelan los triunfos de Gustavo Petro en Colombia y el de Lula en Brasil, que cambie la correlación de fuerzas en el continente” y así promover “la integración con el continente y con el Mercosur”.
“Nos solidarizamos con todos los pueblos de América Latina. Entendemos que es fundamental promover y remarcamos nuestro compromiso con el Foro de San Pablo para enfrentar la ofensiva del imperialismo”, sentenció Castillo. Uruguay, sostuvo, “estaba en la mira de esta ofensiva” y atado a esto llegó “la derrota del FA”, a la que definió como “una derrota para todo el movimiento popular”. “Era necesario un proceso de autocrítica donde se pusiera en discusión todo”, prosiguió Castillo, que señaló como uno de los aspectos más preocupantes la “separación entre el gobierno y la fuerza política, y [a su vez] entre ambos y el movimiento social”.
En 2020, sostuvo, “asumió el gobierno la fracción más conservadora de los bloques de poder, con un peso de la ultraderecha y sectores de rasgos fascistas”, y recordó que entonces el PCU advirtió “que se venía un ajuste de cuentas contra el pueblo”. “La realidad es que Uruguay hoy es menos libre y más desigual, y es por eso que es menos democrática la aplicación dogmática de un ajuste”, sentenció, y consideró que se trata de un ajuste que se da de la mano de un gobierno “que impulsó la LUC [ley de urgente consideración] con las urgencias del poder, que recortó recursos en educación, salud, vivienda y políticas sociales, es el gobierno en el que aumentó la pobreza y en particular la pobreza infantil, y todo esto al mismo tiempo que las exportaciones baten récords”.
“En la última elección nacional nos presentamos con la 1001 y con un marco de alianzas más amplio llamado Unidad para los Cambios, y alcanzamos con ellos una importante representación en el Parlamento”, continuó, y adelantó que aspiran “a mantener” esta posición en el Poder Legislativo.
Castillo llamó a los militantes del PCU a “afrontar la carestía y reclamar soluciones en seguridad pública” y señaló que “la cuestión sigue siendo entre oligarquía y pueblo”, por parte de un PCU que es “más grande de lo que nuestros enemigos desearían pero más chico de lo que nosotros nos planteamos”. La alternativa, sentenció, “es el socialismo y es el comunismo, con la aplicación práctica de estas ideas generales adaptadas a nuestras características”.